Sonó el despertador y no pude evitar que una sonrisa enorme se formará en mi rostro, quizás eran un poco infantil, pero estaba muy emocionada por mi primer día... No voy a mentir, también estaba nerviosa, pero eran de esos nervios de euforia, y como si eso no fuera suficiente para mantenerme activa, también estaba el hecho de que tenía una vieja costumbre de salir a correr por las mañanas, pero al ester en una ciudad desconocida no me quería arriesgar. Ojo, no es que sea un chica activa o algo así, eras más bien de las que preferían no hacer nada, y acostarse a escuchar música, sin embargo esa costumbre la había adquirido hace un tiempo y estaba tan arraigada a mi, que ahora al no poder descargar esa energía que solía agotar cuando corría, estaba saltando de un lugar al otro, terminando de desempacar todas mis cosas, y decorando un poco el lugar, para darle un toque más hogareño.
Estaba lista cuando faltaban diez minutos para la hora pactada en la que iba a encontrarme con el represente escolar, y toda ese buen humor que había surgido en mi horas antes, ya se había completamente esfumado cuando los recuerdos del pésimo gusto amargo que me había provocado el encuentro con aquel muchacho llegaron a mi mente, recordé la forma en la que me había hablado, como me había ignorado y lo descortés que había sido, me arrepentía siquiera de haberle dirigido la palabra, era un desperdicio tratar con personas como él...
Sin embargo, antes de seguir maquinando y ponerme de peor humor, decidí que no iba a dejar que algo tan insignificante como aquello me arruinará la emoción de un día tan especial, después de todo, lo estrictamente necesario era que me condujera a SP School, luego de estar ahí podría evitar que me enseñará el lugar por dentro, y en su lugar le pediría a otra persona, seguro no sería mucho problema para nadie darme una pequeña guía no?
El timbre sonó y ya sabía que era él, así que tomé mi bolso, a Ash, por supoesto, y salí. Estaba parado, parecía algo inquieto mientras balanceaba el peso de su cuerpo de una pierna a otra, no entendía que le pasaba pero poco me importaba, así que decidida a actuar de la misma forma que él, le pase por enfrente sin siquiera saludar, él se sorprendió ya que no me había visto salir, y viendo que seguía sin moverse y ya iba cinco pasos por delante, le pregunté:
-Vienes? -
Él asintió, y comenzó a caminar, yo reduje la velocidad para alcanzarlo, y comenzamos el trayecto.
El camino fue silencioso, lo cual agradecí, yo iba intentando recordar bien las calles, ya que habían demasiadas, y buscando puntos de referencia para así no perderme, ya que eso parecía ser muy sencillo aquí, con lo grande que la ciudad era, todo lo contrario al pueblo en el que nací, el cual tenía apenas dos calles principales y un par más adyacentes.
Estábamos a media cuadra cuando ya podía ver la fachada del lugar, y era totalmente fascinante, incluso mucho más que en fotos, era enorme, de color grisaseo, con detalles en blanco y bordó, y un gran cartel encima de la entrada con las iniciales del lugar. Adentro todo era mucho más sorprendente, un pasillo larguísimo se extendía en frente mío, con un ascensor al final, y a la izquierda como a la derecha, escaleras. Además, en el pasillo, había fotografías enmarcadas con fechas y frases debajo de ellas, supuse que eran de directores o miembros importantes para la institución.
-Bueno, esa oficina que ves ahí, a la derecha, es la oficina del decano, ahí está su secretaria, debes pedir tus horarios, y el carnet de estudiante, sin él no podrás ingresar ni a la cantina, ni al comedor, o biblioteca, piscinas, etc. Bueno primero recorreremos la planta baja y... -
-No hace falta, gracias, ya me las arréglare yo con eso, de nuevo muchas gracias por tráeme hasta aquí--dije seria, dispuesta a no tener que relacionarme más con él,y deseando conocer personas más amables. Creo que mi comentario lo dejo un poco descolocado, pero en un segundo se re compuso, abrió y cerró un par de veces la boca, intentando decir algo, por un momento pensé que quizás iba a disculparse, o a decir algo relacionado a su trato para con migo, pero lo que salio de su boca fue un simple "como quieras, las clases comienzan dentro de quince minutos, no llegues tarde, aquí la puntualidad es algo importante", yo solo asentí y me dirigí a donde me había señalado era la oficina del decano, despues de todo solo a mi se me acurre que podría disculparse, a veces se me olvida el pequeño detalle de que no todos actúan como yo lo haría.
Cuando entré al lugar, lo que vi me hizo acordar mucho a las típicas escenas de película, había un pequeño escritorio, con una mujer que rondaba los cincuenta, de lentes, con un moño algo desaliñado, y ropa semi formal. Está tecleaba cosas en la computadora sin parar, mientras respondía algunas llamadas, las cuales deduje que provenían de la persona que se encontraba detrás de la puerta que había tras la señora, y que supuse era la oficina del decano.
La mujer parecía no notar mi presencia así que carraspee mi garganta, queriendo llamar su atención, pero no funciono así que lo intente una vez más y más alto, esta vez pareció escucharme ya que despego sus ojos de la pantalla para mírame, aunque nunca dejó de escribir.
-Que necesitas? - dijo para volver rápidamente su vista nuevamente al aparato, si actitud también me desencajo un poco, pero creo que quizás era algo normal cuando habían tantos estudiantes y debía de tener una labor muy ajetreada, así que le respondí
-Soy una alumna transferida, gane un concurso y me dijeron que tenia que pasar a buscar aquí mis horarios y carnet de estudiantes-
-Aja... Bueno dime tu nombre...- pareció procesar lo que había dicho unos milisegundos y se rectifico -no, sabes que?, no importa, en ese entrante de ahí, - dijo y señaló un estante en la esquina de la pequeña oficina - hay cinco folios con la información de los estantes transferidos, busca tu nombre y llévate los papeles de adentro, hay un papel que te servirá provisoriamente como carnet, pero debes tramitarlo en administración antes de los próximos diez días-. Hice lo que me dijo, y cuando me estaba yendo, por cortesía me despedí y le agradecí, a pesar de eso, no me respondió nada, y preferí pensar que simplemente no me había escuchado.