Al segundo día, el anciano regresó con determinación y emoción, para retomar el relato; los jóvenes ya estaban reunidos. Y sin perder tiempo comienza:
A pesar del poder que ya poseían, los despreciables eran conscientes de que aún tenían desafíos por enfrentar en su búsqueda de dominio. Debían llevar a cabo investigaciones científicas, tecnológicas y sociales para avanzar en su plan. Además, debían tener cuidado con otros millonarios que podrían representar una competencia directa y poner en riesgo sus objetivos.
Entre esos millonarios, algunos compartían su ambición y podrían, sin saberlo, entorpecer sus planes al intentar expandir su propio poder, lo que podría generar conflictos y disputas. Sin embargo, existían también otros millonarios que, con una visión más productiva y hasta altruista, se preocupaban por mejorar la calidad de vida de las personas a través de sus negocios. Estos representaban una amenaza aún mayor, ya que no permitirían que se perjudicara al mundo si descubrían que las acciones de los millonarios eran sospechosas.
El anciano reflexionó sobre la complejidad y diversidad de la condición humana, recordando que no se puede juzgar a todos los millonarios por las acciones de unos pocos. En ese mundo de contrastes, había quienes usaban su riqueza, poder y habilidades para hacer el bien, para crear oportunidades, apoyar causas nobles y marcar una diferencia positiva en la vida de los demás.
Con el fin de ganar ese tiempo tan preciado y lograr su llamado "despertar tecnológico", los despreciables decidieron llevar a cabo una estrategia de desestabilización mundial. Su objetivo era agravar los problemas existentes y eliminar cualquier amenaza que se interpusiera en su camino.
El anciano, con una mezcla de tristeza e indignación, se vio obligado a revelar otro aspecto espeluznante de los despreciables:
Esta convicción se sostenía en su plan de llevar a cabo una automatización masiva que reduciría la dependencia de la mano de obra humana, permitiendo un mayor control y conservación de los recursos del planeta. Además, su distorsionada percepción de la realidad, los llevaba a creer que la población excedía los límites deseables para el mundo que aspiraban construir.
Estos despreciables individuos estaban dispuestos a llevar a cabo cualquier acción, sin importar las consecuencias o la crueldad hacia la humanidad y el entorno natural. Decidieron implementar la estrategia del caos y avanzar en su agenda ocultando sus verdaderos planes, evitando que nada los señalara y pusiera en peligro su objetivo supremo. Estaban dispuestos a manipular y engañar a las masas, sembrando la confusión, el temor y el odio para asegurar su objetivo de dominar y remodelar el mundo según sus propias visiones distorsionadas.
El anciano les explica que los despreciables, agruparon los puntos que consideraron claves, en 4 hilos conductores y los repartieron de acuerdo a sus afinidades. Es decir, a cada uno se le asignó un determinado eje, pero mantendrían una codependencia entre ellos y ninguno sería más poderoso.
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poder y ambicion, sumision y manipulacion, resistencia reconstruccion
Editado: 11.07.2023