Autopsia de un silencio

*2

 

Las coincidencias jamás han existido, todo es plan de mi buen amigo el destino.

Mila

Estaba furiosa, colérica e inigualablemente enojada. Esta mañana al imprimir mi horario de clases me di cuenta de que me habían asignado mal el horario. ¡Demonios! tenía que quedarme hasta las 7pm en la universidad, cuando había elegido mis clases hasta las 2pm esto era un verdadero desastre.

Obviamente no sería la única en la universidad pero era claro que los alumnos preferían el día o la noche para estudiar y en la tarde esto estaba vacío a excepción de los rezagados de horarios malos.

Apenas vi mi horario tome el transporte a la universidad, el centro de Lumsherden estaba dividida en dos partes la gran ciudad y el bosque. Unidas por un puente que albergaba dos mundos totalmente diferentes. Este era mi segundo semestre y recientemente había podido al fin mudarme a la residencia, mi madre no le agradaba mucho la idea pero mi hogar se encuentra lejos de la universidad.

Las residencias en Lumsherden no son compartidas y son minis departamentos, aunque no separan a las chicas de los chicos. Poseen un propio transporte que lleva a los estudiantes hacia la universidad. La cual está al cruzar el gran puente, en el lado de bosque se encuentra los hogares de los altos mandatarios y la universidad más grande que tenemos. Residir de ese lado de Lumsherden es un privilegio.
Ahora me encontraba con una mujer que parecía querer solucionar mi problema pero no la veía mover un dedo para hacerlo.

- Pero si ayer elegí mis clases hasta la 2 no puede ser posible que me tengan aquí y con huecos de unas horas! - exclamó molesta mirando a la encargada de los horarios, llevaba más de veinte minutos hablándole pero ella parecía estar más interesada en redactar un montón de solicitudes que se encontraban en su escritorio.

- Lo lamento señorita pero ese es el horario que su plataforma marca como el que selecciono- tomo al fin la hoja que había llevado con mi horrible horario.

- usted cree que si yo hubiera elegido ese horario estuviera aquí reclamando- la miro molesta y ella luce bastante incapaz, de echo lucia agotada y su blusa tenía unas pequeñas gotas de café que casi podía asegurar que no estaba consciente que tenía.

- muy bien dígame ¿Cuál es su horario actual? - la veo arreglar sus lentes y empezar a teclear. Giro mis ojos, se lo venía repitiendo desde que llegue.

- lunes, miércoles y viernes de 8:30 a 11:50 y de ahí salta a 3:30 a 7:50 y los martes y jueves de 7:30 a 2 que es mi horario real. - Escucho como hace gestos y sonidos ratos como balbuceos mientras comienza a teclear, mi frente se arruga automáticamente.

- Lo lamento pero creo que me es imposible mover el horario. Las materias se han llenado al igual que los cupos. - siento como la sangre me empieza a hervir. Ese maldito programa tuvo que haber archivado mal mi horario.

Una semana antes de iniciar clases se envía una lista a nuestra plataforma electrónica con todas las materias y nosotros las vamos seleccionando según el horario que deseamos, si bien yo lo hice unas horas después de mi aviso estoy segura que lo había hecho correctamente.

- ¡maldito servidor basura! ¡Maldita atención precaria! - gruñó dándome la vuelta resignada a quedarme con mi asqueroso horario. Ni siquiera me detuve a verle la cara a la mujer que me atendió, solo caí en la mirada que todos me daban en el cuarto, pero no me importo. Estaba muy enojada para eso.

Camino hasta la que sería mi clase, el mal humor sigue en mis venas y nada parece disiparlo. Camino por los amplios pasillos de mi facultad no eran ni las diez y yo ya me sentía cansada.

Ese lunes no pude detenerme a pensar que desde el momento en que me asignaron un nuevo horario mi vida había dado un giro, uno que o bien me llevaría a la salvación o la perdición.

7:55pm miro el reloj desesperada y mi profesor de diseño seguía hablando como un poseso, mi clase que no era de más de 15 personas estaban más que desesperados por salir, más de una persona quiso interrumpir a Mr. Jonás pero el hizo caso omiso. Gruñó y estrelló mi cabeza en el pupitre.

- ¡Al diablo! - gruñe un chico de buzo azul que se encontraba a unos pupitres de mi, toma sus cosas y se encamina a la tan anhelada salida, pero Mr. Jonás lo detiene antes de siquiera poder  tocar la perrilla.

- ¿Adónde cree que va señor irrespetuoso? - veo como nuestro profesor de acomoda los lentes y pone sus brazos en su cintura – mientras no se concluya con la clase queda estrictamente prohibido interrumpir o salir, espero que sea la última vez que veo tal falta de respeto - demanda con molestia y recorre la mirada a toda los presentes. Eso definitivamente era una amenaza disfrazada de advertencia.

- la hora ya acabó- se defiende enseñándole su móvil que ahora marcaba las siete y cincuenta y seis.



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Editado: 26.06.2018

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