La atrajo de manera casi involuntaria eso lo admito, pero una vez sus ojos se posaron en ella él sabía que era demasiado egoísta para dejarla ir. Bienvenida al laberinto.
Mila
No existe cosa más macabra y cruel que el destino, a veces nos sonríe y nos tiende la mano para luego patearnos pero justo cuando creemos que estamos perdidos vemos la gloriosa luz entre la densa oscuridad sin embargo eso no es más que una gran crueldad tan solo nos mantiene vivos, apenas. Somos sus ratones de laboratorio.
En este lado de la ciudad el aire es tan puro que es molesto respirar, acomodo de manera ordenada mis planos en aquella pequeña mesa color turquesa ubicada en el corazón de la universidad y me siento.
Siento como unas manos obstaculizan mi visión y de repente ya no veo nada, solo puedo escuchar el murmullo de las personas y a los árboles batiendo insistentemente sus hojas con la brisa
- ¿quién soy? - una voz exageradamente modulada dicta la adivinanza pero no hace falta ser una bruja.
- Max - automáticamente deshace su agarre al escuchar su nombre y se presenta junto a mí con apariencia relajada, cabello desordenado y una camisa mal abotonada.
- no comienza bien el año y ya te han volado la cabeza - su mirada escanea el material regado por la mesa con horror y suspiro.
- es asqueroso la cantidad de proyectos que han enviado para los finales y aún faltan meses para ello. - y todos sabían que mientras más plazo tengamos más perfectos debían ser nuestros trabajos esa son las letras pequeñas de los contratos con maestros - ¿Por qué traes así la camisa?
Max se limita a hacer un gesto de indiferencia con la mano ignorando mi pregunta y cerrando de manera drástica mis burlas - banalidades, hoy hay una fiesta en casa de Sax DiMarco deberíamos ir- demanda para inclinar su cuerpo un poco sobre la mesa y niego con la cabeza mientras frunzo mis labios en negación.
- no lo sé - comienzo a tamborilear mis dedos sobre la superficie de aquella pequeña mesa - Mr Jonas quiere que para la semana que viene bosquejos del trabajo final, el cual no tengo idea cual será - Max comienza a tararear una melodía mientras me toma de ambas manos y simula un pequeño baile a pesar de estar parado y el hecho de que aún estaba sentada.
- vamos a ir Mila y no me digas que no porque yo se la clave de tu puerta pequeña - se da un pequeño giro - será divertido, solo por esta vez – suplica y asiento con derrota al ver su cara de lastima además las fiestas de Sax eran memorables.
De repente tres camiones pequeños de un tono azul opaco se estacionan a unos metros de nosotros rompiendo la armonía del momento, de ellos bajan seis cascos azules armados hasta los dientes y eso no pasa desapercibido por ninguno de los presentes de este lado. Son segundos para que todos los terminen de notar.
- ¿Qué crees que estén haciendo aquí? - la incertidumbre es clara en cada palabra pronunciada por mi mejor amigo, giro mi cabeza para ver que Max ni siquiera había despegado su mirada de la escena. Ellos parecen analizar el perímetro ignorando los cientos de ojos curiosos.
- no lo sé, pero seguro tiene que ver con Valerian – me encojo de hombros mientras mis ojos se agrandan y deseo haber podido morder mi lengua.
- ¿Valerian? - ahora toda su atención esta fija en mí y no sé cómo disipar aquello - ¿Por qué Valerian estaría involucrado con los cascos azules creí que del pijo se ocupaba otra élite? – maldigo internamente por permitirme semejante imprudencia pero Él era mi mejor amigo, que él lo supiera no podría ser realmente una amenaza para Valerian, inclino mi cabeza para darle cierto grado de privacidad a mis palabras entre todo el silencio que ronda la llegada de los cascos azules.
- debo decirte algo
- bien – sus palabas son vagas y estiradas – ¿y eso es?
- Max hace unas noches mientras salía de clase encontré a Valerian – hablo rápido, su atención se centra en mí, sus facciones se tensan y su mirada trata de escudriñarme pero no puedo terminar lo que acababa de decir por qué un fuerte estruendo sale de algún lugar de la universidad logrando el alboroto de la población. Mi corazón da un frenazo y mi cabeza gira prácticamente sola.
Del edificio donde se ubicaron los camiones salía humo, era como si algo hubiera hecho una pequeña explosión, todas las miradas estaban sobre aquel edificio y los cascos azules corrieron en dirección al peligro, todos los que una vez estuvimos sentados ahora parecíamos estar alerta y con ganas de correr. Un pequeño peso se instaló en mi pecho y gire mi cabeza hacia todos las direcciones para buscarlo pero no había rastro de el en el patio.
- habido un fallo eléctrico en la biblioteca lo que requerirá la suspensión de energía en unos edificios por ende las clases quedan suspendidas. Los autobuses están listos para llevarlos a casa por favor ir a la base.
Dicta una voz perfectamente modulada y con un toque de voz mecanizada.
- Genial - exclama mi mejor amigo al igual que la gran parte de las personas a nuestro alrededor. La tensión había desaparecido para ser cubierta por la algarabía pero mi intuición me decía que no era ninguna falla eléctrica - la fiesta es a la las diez te pasare recogiendo. – salgo de mis pensamientos y trato de comprender por qué Max comienza a alejarse.