“Lo único que nos llega con seguridad es la muerte.” Gabriel García Márquez.
—Emmanuel y Jade están de regreso a París en este momento. ―dijo una de las amigas de Molly, perteneciente al grupo de amigas de Jade y Emma.
—Se nos acabó la paz. Estábamos bien sin la presencia de nuestra querida escritora, la gente no estaba tan alborotada como cuando ella está aquí. — dijo Leggins arrugando la nariz
—Al igual que el asesino, por alguna extraña razón todo se detuvo cuando Emma se fué―Dijo una joven agitando un abanico y Molly abrió los ojos como platos, nunca se había dado cuenta de la situación
—Tienes razón, las cosas estuvieron tranquilas desde que ella se fue. Demasiado tranquilas a mi parecer. Nunca se pusieron a pensar que…
—Molly…—la nombrada fue advertida por el susurro de una de sus amigas, todas mirando hacia la puerta de la panadería, donde yacía el sirviente mayor de Emmanuel, Gabriel.
—Buenos días—dijo Gabriel haciendo una pequeña reverencia y sonriendo con un poco de astucia, sabía que estaban hablando de su señora, paso el tiempo suficientemente merodeando la panadería para saber todas las atrocidades que han salido de su boca al nombrarla—. Vine a buscar la ración de siempre.
—Al costado de la puerta, donde siempre —dijo Molly señalando molesta ante su presencia, siempre venía a la misma hora de cada mañana.
—¿Sabe en qué momento del día vendrá Emma?—pregunto una amiga presente hacia el sirviente.
—Ya vienen en camino, sin embargo dicen que el camino se hace largo a la vuelta, así que supongo que mañana a la mañana, estarán aquí—volteo la mirada hacia donde estaba ese grupo de mujeres, todas quietas mirándolo como algo inferior, a pesar de todo sólo sonrió. No necesitaba la aprobación de nadie más que su ama— Muchas gracias por la ración. Tenga un buen día.
—Si no hubiera sido por mi difunto padre, está tienda le hubiera puesto barreras para que sirvientes sucios como ese no entraran—hablo Molly, cada vez más fastidiada.
—Es el sirviente más viejo de Emmanuel, ha sido como su padre porque la ha cuidado desde que era niña—dijo una.
—Sigue siendo un sucio sirviente. Si Emmanuel no tuviera dinero, sería una sucia como todos ellos. De todas maneras es extraño y nada tiene sentido toda su historia, algo oculta, hay algo que estamos obviando y no vemos. Como por ejemplo, que es muy extraño que los asesinatos se hayan detenido desde que ella no está en París. Definitivamente algo oculta, y pronto lo descubriré.
Molly ideó un plan mientras sospechaba. Siempre supo que detrás de la historia trágica de Emmanuel Johnson, hay algo que siempre han obviado, a pesar de que el caso se ha cerrado hace muchos años, siempre hubo dudas y es una historia que se ha vuelto una leyenda en París. Entonces antes que vuelva Emma, iba tratar de escabullirse está noche dentro de las paredes de esa casa, no siempre iban a estar despiertos los sirvientes, han de tener un horario en donde descansen siempre, aparte tenían que estar de pie temprano para recibir la llegada de la dueña de la casa.
En lo que iba la mañana en París, los tenientes aparecieron en la panadería de los Leggins, que mientras entraban, causaron revuelo entre las más jóvenes, cosa que para ellos ya era de costumbre ese tipo de reacción.
—Tenientes, ¿qué les puedo ofrecer?—dijo Molly limpiando su vestido.
—Buenos días señorita Leggins—dijo Felix amable, de los dos era él quien mejor asociaba—. Que olor tan delicioso tiene la panadería, desde afuera se siente ese olor tan agradable.
—Oh, es porque es la mejor panadería de todo París, además de que constantemente están saliendo productos recién salidos del horno. ¿Quieren una taza de té con algún producto de aquí? La casa invita.
—Oh no, no quisiéramos demorar las horas de su trabajo. La verdad es que veníamos a hablar con usted sobre unas cosas.
Molly miró confundida y llevó hacia afuera de la tienda a los tenientes, ante la agradable presencia de ambos hombres en realidad estaba un poco dudosa del porqué la habían citado.
—Diganme en que les puedo servir de ayuda—dijo ella cruzando sus dedos, con un poco de sonrojo en sus mejillas.
—Ha decir verdad, hemos venido a advertirle. Hemos recibido un rumor en que dicen que el asesino está por hacer su próxima jugada y sospechamos…que la siguiente en su lista es usted—dijo Felix más preocupado, haciendo que la joven comenzara a reir.
—No es algo de qué preocuparse tenientes, eso no va a pasar.
—¿Qué es lo que hace que se sienta segura?—pregunto Mills.
—El asesino no se encuentra aquí en Francia.
Ambos tenientes se miraron confundidos—. ¿A que se refiere?—volvió a preguntar Mills.
—Sé quién es el asesino, bueno…tengo una leve sospecha—Ambos tenientes se volvieron a mirar, está vez esperaron la respuesta. La joven miró hacia los lados asegurándose que no la escucharan y susurró—. Emmanuel Johnson.
—¿Disculpe?—Levantó la ceja Felix.
—¿Es que no se ha dado cuenta? Desde que Emmanuel no está aquí en París, los asesinatos se detuvieron. Sucedió incluso cuando Emmanuel estuvo enferma por días después de lo que paso con su ex comprometido. Antes de que ustedes llegaran, los hechos sucedían cada cinco días, pero desde entonces no han estado pasando tan seguido, ¿porque creen que es? Porque ustedes han estado cerca de Emmanuel todo el tiempo, entonces no han dejado que ella se mueva por sí sola. Además noté desde la última vez, que sucedió con la muerte del difunto Illaster, que algo siempre de ella está cerca, ha pasado con Eric, con Illaster, con la familia Ferrec y las otras atrocidades, Emma siempre está presente mirando las víctimas, ella o sus sirvientes, parada sin ningún tipo de emoción que saliese de ella, como que si estuviera disfrutando el miedo que causa entre todos nosotros, si no está ella, está alguno de los tres sirvientes ahí mirando desde lejos, siempre desde lejos y no cuestionando nunca lo que acaba de suceder entre la multitud.