Autora de la muerte.

Capítulo III

—¡Esto es el colmo!—Gritó el general. Asustando a quienes se encontraban en la sala— Sólo nos hemos descuidado una noche, ¡Una maldita noche y desgracias han ocurrido!—Daba vueltas en la habitación— Espero buenas noticias ahora o les aseguro que me encargaré que cada uno de ustedes reciban un castigo. ¡Detective Mills!

—Señor.

—¿Dónde se encontraba usted y su compañero ayer a la noche?

—En casa, como todos los demás. El asesino actuó a nuestras espaldas y fue tan silencioso.

—Señor, aquí todo el mundo está confundido. Nadie sabía que algo así ocurriese, pero lo bueno es que tenemos nuevas pistas—Dijo un oficial.

—¿Se dan cuenta que fueron dos víctimas quienes pagaron nuestra torpeza?—Hablo el oficial James—. Yo se los dije, se los dije. El asesino siempre estará un paso más adelante que nosotros. 

—Lo sé, oficial James. Pero no hay manera de poder adelantarnos—Respondió el General sentándose en su silla y acariciando sus sienes—. Por favor, los que tengan información, hablen.

—El masculino aún no ha sido reconocido pero la femenina sí. Se trata de Adalia Ferrec, hija de la familia Ferrec, Señor Wilson y Amelia Ferrec. Es una de sus dos hijas gemelas. La familia está preocupada porque la otra gemela no han aparecido y partes de nuestros hombres la están buscando con la esperanza de que aun siga viva.—Habló un oficial. Mayormente él era el que hablaba primero para dar las noticias.

—Nuestros hombres que estuvieron anoche en el centro del lugar, dijeron que una mujer se les acercó diciendo que había visto a alguien llevando un cuerpo por cerca de donde se encontraba su hogar. Aparentemente la mujer fue la distracción que puso el asesino para librarse de los oficiales. Lamentablemente la mujer desapareció apenas el fuego propagó. Aún no hay rastros de ella pero eso no cambia el hecho de que tenemos una principal sospechosa y algunas teorías—Dijo otro oficial que estaba al lado del que habló primero.

—De acuerdo. Teniente Mills, ¿dónde se encuentra su compañero?—Dijo el general frunciendo el ceño.

—Tuvo un pequeño percance pero no tardará en llegar.

El general suspira pesado, tratando de controlar su angustia.

—Tenemos que detener esto. Algún día puede llegar a ser algún familiar de todos los que estamos aquí. Si no detenemos a ese loco terminará de matar a todo París—Dice James, poniendo a todos nerviosos.

—Señor tenga por seguro que nos haremos cargo de eso.—Habló con seguridad Mills.

La puertas se abrieron mostraron a Felix un poco agitado, nervioso y preocupado.

—Disculpen la demora,— dijo—, pero encontré algo que nos ayudará mucho—Hizo una seña con la cabeza, y tomó la mano de una joven que estaba totalmente perdida y asustada a la vez—. La gemela perdida.

Todos en el salón se quedaron mirando, Felix cruzó la miradas con Mills, era una mirada de saber algo que había descubierto.

(...)

—Mi nombre es Adora Ferrec, soy la hermana gemela de Adalia. Anoche salimos de una fiesta un poco tarde lo usual. Estábamos regresando a casa cuando vimos a esa persona...junto a un cuerpo...

—¿Pudo distinguir si era un masculino o femenina?—Preguntó Mills.

En la sala sólo se encontraban los tenientes Felix y Mills junto a la testigo, para no sentirse presionada de tener mucho policías a su alrededor.

—Era un hombre, tenía una máscara que cubría toda su cara. Mi hermana comenzó a gritar, yo le dije que se callará, pero se aterrorizó más aún cuando esa persona se acercaba cada vez más a nosotras con un cuchillo, y luego...—Se quedó callada mirando al piso.

—¿Y luego...?—Insistió Mills.

—...No lo recuerdo—Dijo mientras sus lágrimas caían—. Alguién me golpeó por detrás, caí inconsciente. Lo último que pude escuchar fueron los gritos de mi hermana. De mi pobre hermana...

Comenzó a sollozar. Mills miró con pena y llevó la mirada a Felix.

—¿Dónde la encontraste?

—Cerca de donde vivimos, en un pasillo. Estaba con una cinta en la boca y su cuerpo atado. Si no hubiera pasado por allí, no la hubiera encontrado.

—¿Qué hacías por esos lados?

—Cerca de nuestra residencia vive la señorita Jade. —Sonrió con picardía. Mills frunce el ceño.

—¡¿Dónde está nuestra hija?!—Se escucharon gritos desde afuera y las puertas fueron abiertas bruscamente mostrando a los que parecían ser los padres de la joven.

—Papá...mamá...lo siento. Hice que mataran a Adalia, lo siento mucho. —Los padres la abrazaron y los tres comenzaron a llorar.

Mills se depositó al lado de Felix mientras veía en como la familia lloraba desconsoladamente la pérdida de su hija. Felix tocó el hombro de Drake, estas situaciones les incomodaba un poco, así que le hizo un seña de que salgan, Mills entendió y ambos se estaban por retirar hasta que el padre de la familia tomó la mano del detective Mills para detener su paso.




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