Hace casi 10 años en la discoteca "Señor Botija" de Cantro Grande en San Juan de Lurigancho ocurrió un hecho muy peculiar: en pleno desenfreno de la noche, una mujer en la pista de baile empezó a gritar señalando a su acompañante quien sería no otro que el mismísimo demonio.
Un par de horas antes acudió a la discoteca un joven de buena apariencia física, según afirman los que estuvieron allí, esta persona tenía unos ojos muy extraños, pero encantadores. La llegada de este hombre llamó la atención de algunas mujeres que no dudaron de compartir con él tragos y algunos bailes. En uno de estos bailes, una joven que estuvo con él indicó que esta persona empezó a "cambiar", al punto de cambiar su piernas, por un par de patas de ave, parecidas a la de un gallo.
La mujer interrumpió la música con sus gritos, la música se detuvo y el hombre quedó al descubierto, acto seguido las luces se apagaron y al regresar al cabo de unos segundos, el hombre ya no estaba. La joven cayó desmayada. Se dice que jamás lo volvieron a ver por allí más...