Avenida 614

2

4 horas después.

Tras un largo y caluroso trayecto en coche, nuestro padre nos comunica de que haríamos una parada, para tomar algo, estirar las piernas e ir al baño.

- ¡Madre mía, por fin una parada! - expreso con ansias de bajarme.

Papá no tardó en aparcar, pero no todo podía ser perfecto, y es que en aquella parada pública o como se diga, no había ni una maldita sombra, osea os estoy hablando de que estamos a 40 grados y seguimos sin tener nada de sombra natural, para caminar.

- Bueno, ¿tenéis hambre? - pregunta mi padre, con su particularia sonrisa.

- Yo más que hambre, tengo sed - responde mi hermano Carlos, con la boca bastante biscosa.

- Yo igual - comento a raíz de lo que dijo mi hermano.

Al llegar la cafetería, vemos toda una zona de helados, a la que Carlos y yo fuimos corriendo para pedir uno, viendo también un gran set de granizados, junto a una gran cantidad de pastelitos dulces.

- ¿Que se van a pedir? - pregunta mi padre.

- Yo una Coca cola y un helado chocolate - respondió mi hermano.

- Y yo un donut de chocolate y una Coca cola - respondí a continuación de mi hermano.

- Bien, pues busquen sitio - comentó mi padre.

Nos fuimos rápidamente a buscar sitio, pero no lográbamos encontrar uno, dado que el sitio estaba llenisimo de gente. Finalmente mi hermano lograr encontrar uno, llamándome desde la distancia, en lo que le escuché, me dirigí a el para sentarme y esperar a papá, pero algo me hizo parar en el camino. Una fantamabolica criatura de color negro, se situaba en la calle al lado de nuestro coche, observándome fijamente sin moverse nada, al igual que yo con ella, me quedé tan pasmado mirandola que Carlos, me tuvo que llamar unas tres veces, hasta que finalmente le di respuesta. A continuación, me termino acercando a el, con una ligera sensación de un nudo en el estómago.

- ¿Estás bien? - pregunta mi hermano preocupado.

- Creo... Que he visto un fantasma - susurro con la cortada.

- Tu lo que has visto son demasiadas pelis de terror - respondió mi hermano, riéndose de mí.

Yo no quise decir nada, porque mi padre ya venía con los helados, y quería que se quedase entre nosotros, si es posible. Finalmente, nos damos un buen banquete muy refrescante, con unos deliciosos helados y refrescos, tras un largo y caluroso trayecto.

 

 




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