Aventura en Otro Mundo (web)

2.6 – Parece que tendrán que buscar en otro lado

Anton estaba tirado de rodillas en el baño correspondiente al cuarto de Anneth.

Sus muchachos, como el los llamaba, no habían encontrado rastro alguno de la chica por ninguna parte. Parecía como si su propia existencia había desaparecido de la tierra.

Él sabía que eso no era imposible, pero, los chicos aún no llegaban a ese nivel de conocimiento. Todavía les faltaba mucho tiempo para lograrlo.

Todo lo que había alrededor de este extraño caso, juntando el escape de los cuatro hacía unos minutos, era muy raro. No era algo que hubiese sido planeado en ese mismo momento, sino hacía semanas. Los genios parecían saber que irían tras ellos con mucha antelación.

Anton no sabía lo que pasaba, así que se retiró de la escena mientras depositaba la evidencia —las bragas que estaba usando Anneth en el momento de su desaparición— en una bolsa para ser analizada después.

—Esto es una locura —pensó cuando salió de la habitación.

Inmediatamente, alguien lo llamó. Un subordinado se acercó casi corriendo hasta su lado y comenzó a dar un informe. Anton parecía ya no poder sorprenderse, pero el día aún estaba comenzando.

—Señor, hemos buscado por todo el laboratorio de genética, pero no se encontró ningún rastro de los chicos. Ellos parecen haberse esfumado simplemente.

—¿Cómo es eso posible? Ese laboratorio es grande, es cierto, pero solo tiene una entrada al igual que los demás. No pudieron haber escapado.

De pronto, una transmisión de un soldado llegó hasta la terminal de Anton, la cual desplegó con un movimiento ágil de su mano derecha, al igual que Anneth.

—Comandante, he encontrado a un grupo de sospechosos, tres hombres y una mujer, saliendo de un callejón posterior a los laboratorios. Hice la prueba de genética en uno de los chicos y la dama, pero resultaron no estar ni siquiera registrados en la base de datos de la ciudad, no, del país.

—¿Qué dices?

Al parecer, los cuatro genios habían emprendido una huida por el laboratorio de genética y habían terminado en la calle, donde un soldado los había encontrado, pero, al no coincidir su ADN con los de los sujetos bajo búsqueda, el grupo se fue.

Anton no podía entender nada.

Todo sucedía muy rápido para él, y para todos los miembros de Central que trabajaban en la torre. Ni siquiera les dieron tiempo de meter las manos. Es entonces cuando Anton recuerda las palabras que Anneth grabó en su bañera, o se creía que ella había hecho.

“Siempre crees estar a un paso de alcanzarme, pero yo estoy a cientos de años luz de ti”.

A este paso, no importa qué plan hagan, siempre será sobrepasado. Esa era la existencia denominada como genio para una persona normal. Tendrían que poner su fe en algo superior a ellos.

Aunque, en este instante, tenían que lidiar con un nuevo problema.

Central tenía patrocinadores, con los cuales, repartía las ganancias que obtenía con los experimentos de los genios. Pero ahora, con su principal fuente de ingresos desaparecida, no tendrían más que dedicarse a otra cosa, o contratar a los antiguos investigadores que estaban antes de la llegada de los chicos.

Era una decisión muy dura de tomar para todos, y Anton estaba seguro que los antiguos trabajadores les guardaban rencor a los dirigentes, por lo que esa solución no era muy viable.

Es entonces cuando un salvador apareció en la escena.

Vistiendo de un traje de color negro sin ninguna arruga visible y una camisa de color clara, un hombre se dirigió a Anton caminando por el pasillo de los dormitorios. Era uno de los principales accionistas de Central, el dueño de la cadena de empresas denominada Greon, Allan Simonsson.

Anton lo conocía desde hacía un tiempo y sabía de su naturaleza retorcida. Siempre aspiraba a obtener más, sin importarle en absoluto lo que tuviera que hacer para lograrlo.

Era la materialización de la frase “el fin justifica los medios”.

—Anton, viejo amigo, veo que tienes problemas.

Allan saludó a Anton como si nada, poniendo en una posición comprometida a sus acompañantes —de Anton—.

Una sonrisa malintencionada estaba claramente dibujada en el rostro de Allan, como si él supiera que algo así sucedería. Antonn no tuvo más que responderle y ver qué era lo que quería.

—Vaya, Allan, no esperaba verte por aquí.

—Sabes que me interesa saber cómo está mi dinero.

Allan era un avaro nato, Anton lo sabía, por lo que negociar con él sería muy difícil.

—Créeme que se está usando de manera efectiva.

Anton tuvo que soltar una pequeña mentira, ya que, según los números, la cantidad de ingresos por ganancias de Central estaba a la baja debido al rendimiento de los cinco genios, los cuales parecían no preocuparse por sus deberes.

—Por lo que veo, están en un gran aprieto. Es bueno que haya venido a prestar mi ayuda.

Allan se aproximó al cuarto de Anneth, pero fue detenido por Anton antes de que pudiera ingresar.



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En el texto hay: chica x chica, otro mundo magia romance, problemas personales

Editado: 15.05.2021

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