Un monstruo se ve a lo lejos, luego mira hacia el frente, levanta su mano, y de ella lanza una bola de energía que al caer al suelo sucede una explosión y todo acaba.
- Era... ¿un sueño? - se pregunta el viajero que despertó asustado.
El siguiente destino del viajero se aproxima, una ciudad tecnológica llamada Welshford. El tren se detiene en la estación y al abrir sus puertas ingresan los militares a requisar a los pasajeros.
- ¡Bienvenidos visitantes! - indica amablemente el comandante de la guardia - por razones de seguridad, antes de ingresar a este distrito deben ser requisados. Pero no teman, es algo normal y una vez culminado podrán pasar sin problemas.
A un pasajero le encuentran un arma y rápidamente es arrestado y enviado a la comisaría de la ciudad para ser interrogado.
- Si así actuaran a la hora de combatir bandidos, todo sería mejor - susurra el viajero que desafortunadamente es escuchado por un guardia -
- Eh, ¿qué dijiste? - pregunta el guardia
- Dije que si era posible que revisaran más rápido - dice el viajero - tengo el tiempo medido.
- Oh, ¡disculpe! - ríe el guardia - pero no hay preferencias, así que lo dejaremos de último y revisaremos sus pertenencias detenidamente.
- Qué eficientes son ustedes - dice el viajero en tono irónico - ¡la gloria de nuestro imperio está en ustedes!
El guardia molesto se dirige hacia el viajero con intenciones de agredirle. Antes de hacerlo, una señorita se levanta de su asiento.
- No es necesario abusar de la autoridad y tratar de agredir a un pasajero - interviene la señorita - ¿no es así, comandante?
- Desde luego que no - dice el comandante mientras mira con furia al guardia - ¿hay algún problema, señorita?
- El caballero y yo venimos del Reino de Pannotia a realizar estudios sobre unas plantas que solo crecen aquí y creemos que tienen propiedades medicinales. Si es así, sería buen negocio comercializarla entre ambos países - dice la señorita - pero, con el trato recibido, quizá sea mejor replantearlo.
- No se preocupe, al ser investigadores no es necesario que pasen por este proceso - indica el comandante - permítame verificar su tarjeta de identificación y podrán pasar.
- Solo yo tengo tarjeta de identificación - indica la señorita - él es un asistente, pero puedo llevar conmigo a un máximo de dos.
El comandante verifica la tarjeta y tras constatar que la información es correcta les deja pasar, no sin antes ordenar al guardia disculparse que de mala gana lo hace. Al salir del tren, el viajero le pregunta a la señorita la razón de su ayuda.
- Odio a los que abusan de su autoridad - indica la señorita - mis padres me maltrataban en mi infancia y se justificaban diciendo que tenían autoridad sobre mis acciones.
- ¿Y todo lo que dijiste es verdad? - pregunta el viajero.
- Por supuesto. Soy Danna, investigadora médica principal del Reino de Pannotia - indica la señorita - ¿y tú eres?
- Soy Charles - responde el viajero - un simple turista.
- Pues, para ser un simple turista, una ciudad tecnológica altamente militarizada no es un buen lugar para pasar vacaciones - indica Danna - hay algo que me ocultas.
- Investigo algunas cosas - dice Charles - concretamente, extrañas anomalías.
- Suena interesante, te ayudaré. Requieres a alguien con conocimientos científicos - indica Danna - iré a la ciudad Weiss donde está mi laboratorio, en el trayecto me cuentas a fondo sobre esas anomalías y en el paso recolectamos información de las mismas. Tengo que ir a una conferencia en esta ciudad, así que nos veremos en seis horas en la plaza.
Danna y Charles se separan, Charles pasea por la ciudad en búsqueda de información sobre las anomalías. Tras dos horas de búsqueda no encuentra resultados positivos. Charles desiste y va a una librería, compra un libro y comienza a leerlo mientras camina. Al llegar a la esquina choca con una extraña chica que corría sin mirar al frente.
- ¿Te encuentras bien? - pregunta Charles mientras se levanta y extiende su mano para ayudar a la chica - debes mirar donde caminas.
- ¡L-lo siento! - dice la chica que comienza a llorar - ¡te hice daño!
- No te preocupes, no es nada - ríe Charles - pero en serio, debes tener cuidado, ¿cuál es tu nombre?
- Mi n-nombre es Jessica - responde la chica - p-pero puedes decirme Jess.
- Encantado, Jess. Mi nombre es Charles - indica Charles mientras le da un pañuelo - ten, seca tus lágrimas.
- G-gracias - dice Jessica mientras seca sus lágrimas.
- ¿Qué haces acá? - pregunta Charles.
- Llegue a esta ciudad hace poco - responde Jessica - era ayudante de construcción y algunas veces era invitada por el gobernador para hacer eventos colectivos con el propósito de animar a los ciudadanos de las ciudades de Arthos, Anubis y, por supuesto, Welshford. Fui considerada la más talentosa de mi equipo. Pero...
- ¿Pero qué? - pregunta Charles.
- ¡Me tenían envidia! Mis compañeros trataron de asesinarme. Le conté a mi coordinadora y... - dice Jessica mientras comienza a llorar - ¡no me creyó! Me trató de mentirosa, que solo buscaba ser el centro de atención. Ella, la persona con quien compartí buenos momentos,me difamó. Y por eso renuncié, y aún así se burlaban con desprecio de mí. Huí de ese lugar, con la esperanza de llegar a la Ciudad Weiss donde hay una excelente universidad y más adelante ir al Imperio Avalonia donde, después de tanto, seré feliz.