Avery Parker: Una Brujita del Siglo Xxi

CAPÍTULO UNO

PARTE 1: EL MUNDO DE AVERY PARKER

En una ciudad tranquila, de calles empedradas y casas de ladrillo, vive una pequeña risueña llamada Avery Parker. Tiene nueve años y, para ella, el mundo está lleno de magia, se encuentra hasta en el rincón más pequeño, pero mayormente la magia la encuentra en las páginas de un libro, un libro que su madre, Emmerald, le dejó antes de desaparecer. Es el primer tomo de la serie de Harry Potter, y ella lo ha leído una y otra vez hasta que las páginas se han desgastado un poco.

Cada mañana, Avery se despierta con una sonrisa en el rostro, ansiosa por explorar un día más el mundo de la magia que tanto adora. Pero, como siempre, su entusiasmo se desvanece cuando se da cuenta de que no está en Hogwarts, sino en su mansión en Hollowbrook, bajo el cuidado de su madrastra Velma Truham y su hermanastra Carol. Dos mujeres que prefieren aferrarse a la realidad y menospreciar las creencias de Avery.

—¡Maldita niña, ya te dije que no rompas mi porcelana! —grita Velma, una mujer de esbelta figura con una bata de terciopelo azul, mientras lleva por la muñeca a la pequeña Avery hasta su habitación del ático.

—Es que solo me falta la varita y Wingardium Leviosa funcionará— se queja la pequeña mientras cae en su cama.

—¿Winque? Me tienes harta con tus hechizos ridículos ¡la magia no existe, mocosa! —responde Velma antes de cerrar de un portón la puerta de la habitación de Avery.

Mientras Avery se pregunta si algún día su sueño de recibir una carta de Hogwarts se hará realidad, Velma y Carol disfrutan de las mejores cosas que la mansión puede ofrecer. Avery, por otro lado, apenas tiene lo suficiente para vivir.

La escuela no es mucho mejor para Avery. Asiste al Instituto Brookside, una institución común y corriente donde no hay rastro de magia. Sin embargo, tiene algunos amigos que comparten su entusiasmo por el mundo de la brujería. Juntos pasan horas hablando sobre los libros que tanto ama Avery y sueñan con un mundo donde la magia sea real. Pero la mayoría de los niños la consideran extraña y la ignoran.

El día a día de Avery se llena de momentos de soledad y de risas compartidas con sus amigos. Pero también de enfrentamientos con su madrastra y hermanastra, quienes se burlan de ella por sus creencias.

—Realmente cada día despiertas más loca, baja a comer. Recuerda que comes en la cocina con las sirvientas, no quiero verte en mi comedor —dice Velma con tono autoritario antes de marcharse.

La pequeña Avery suspira y guarda su libro. Aunque su vida en Hollowbrook está lejos de ser mágica, ella nunca dejará de creer en la magia. Mientras se prepara para enfrentar otro día en la escuela, no puede evitar pensar en el mundo mágico que tanto anhela conocer.

La vida de Avery en Hollowbrook continúa siendo una lucha constante entre su amor por la magia y la realidad que la rodea. Cada día, su madrastra Velma y su hermanastra Carol encuentran nuevas formas de menospreciarla y hacerla sentir fuera de lugar.

Una tarde, mientras Avery intenta practicar algunos de los hechizos de su libro, Carol se acerca a ella con una sonrisa burlona en el rostro.

—¿Qué estás haciendo, pequeña bruja? ¿Intentando volar en tu escoba invisible? —se burla Carol, haciendo que las otras chicas que la acompañan se rían a carcajadas.

Avery baja la mirada, sintiéndose avergonzada. A pesar de sus intentos de mantener viva su creencia en la magia, momentos como estos la hacen dudar de sí misma.

—Déjala en paz, Carol. No es su culpa que tenga una imaginación tan activa —interviene uno de los amigos de Avery, Michael, tratando de defenderla.

Carol lanza una mirada despectiva a Avery antes de alejarse con sus amigas. Avery agradece el apoyo de Michael, pero no puede evitar sentirse desanimada. Sabe que, en el mundo real, la magia es considerada una tontería.

Avery también debe lidiar con las constantes críticas de su madrastra Velma, quien la acusa de ser una carga para la familia y de gastar demasiado tiempo en sus fantasías. Velma se asegura de que Avery no tenga acceso a la biblioteca de la mansión, donde se encuentra su querido libro de Harry Potter. Avery solo puede leerlo en secreto por las noches, bajo las sábanas de su cama.

A pesar de todo, Avery no se rinde. Cada día, se aferra a la esperanza de que un día recibirá su carta de Hogwarts y podrá escapar de la monotonía de su vida en Hollowbrook. Sueña con un mundo donde la magia es real y donde finalmente encajará.

Pero la vida de Avery está a punto de dar un giro inesperado, tal vez se aproxima la invitación que tanto esperó. En medio de la noche, mientras todos duermen, una lechuza se cuela por la ventana de su habitación. Avery se despierta sobresaltada y observa con asombro al ave mágica.

—¿Qué haces aquí, amiguita? —murmura Avery, extendiendo la mano para acariciar la suave pluma de la lechuza.

La lechuza no es una lechuza común. En realidad, es la directora de la Academia de Artes Mágicas Scotty, Mercedes Milfrin, que ha llegado a Hollowbrook en su forma animaga para entregar un mensaje importante.

—Avery Parker, eres especial, y ha llegado el momento de que descubras por qué —dice Mercedes Milfrin en un tono suave pero decidido.



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En el texto hay: hechiceria, magia, brujas y magos

Editado: 25.09.2023

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