Ávida

Capítulo 15: Alessandra

Cada sonrisa que me regala hace desviar mis pensamientos, por algún motivo, me siento cómoda con él, me siento realmente…, bien. Está en mi casa, ¿cómo logró hacer eso?, ¿qué hace en la cocina de mi casa? Y…, ¿qué mierda hago bailando con él en el centro de mi cocina.

No quiero hablar de cómo está vestido y lo bien que se ve o del beso con esos movimientos lentos, nuevamente me beso de esa manera y odio que lo haga así, pero, eso es mentirme a mí misma, por supuesto que me encanta que me bese así, es algo diferente algo del cual no estoy acostumbrada. No estoy para nada familiarizada con esto, con su necia insistencia en hacer actividades que no sean el sexo, he estado en esta vida enfrentándome a situaciones difíciles, catalogadas como catástrofes, pero, Oliver Maxwell parece ser una tormenta que no piensa en terminar, al contrario, cada vez viene con más fuerza, ya descubrió mi segundo nombre y lo único que falta es que se entere de lo demás, aun así, puedo desviar el tema y pensar en cómo dijo mi nombre con esa voz llena de excitación, el dándome placer. Mis bragas quedaron completamente húmedas cuando lo escuché decir mi nombre con ese acento tan especial y su voz tan reconocible, arisca y seductora.

Termino de ordenar la mesa para poder cenar, pero unas frías manos ligeramente producen que salga de mis pensamientos, pero fue el beso en mi hombro descubierto que Oliver me dio, que produjo que al fin saliera por completo de mi subconsciente.

 

— Ya puedes llamar a tu madre. — me sonríe, asiento con mi cabeza, sin decir absolutamente nada. No quiero, no puedo permitir que se siga metiendo en mi vida, no más, se supone que esto solo sería encuentros, pero en situaciones especiales donde incluye a mi madre, ningún hombre ha venido a mi casa y él se mete en mi vida como si nada, tratando de impresionar a mi madre con su talento culinario, eso es completamente…, estúpido.

No digo nada simplemente camino como un cuerpo de ambulante hacia la habitación de mi madre, todo esto es extraño, demasiado y no entiendo porque mi madre se le ocurrió esa idea de que se quedara aquí, es más que obvio que no quería salir con él y mucho menos que se quedara aquí, pero..., me divertí mucho cocinando el platillo de la cena…, junto a él. Si, me divierto mucho con él, es agradable su compañía pero no puedo desviarme con simples acciones al final de cuentas nos estamos volviendo amigos que tienen sexo.

— Mamma — entro a su habitación, mis ojos la encuentran recostada en su cama mirando un poco de televisión, sus ojos se desvían hacia mi y me sonríe de oreja a oreja.

— ¿Ya se fue Oliver? — niego con mi cabeza.

— ya está lista la cena. Ven vamos a comer.

— No, no, Alessandra, yo quiero que cenen solo ustedes, juntos. — niego nuevamente mi cabeza.

— No, el mismo me dijo que vinieras con nosotros, no me obligues Mamma.

— ¿no crees que es un hombre muy dulce? — sus manos buscan las mías dándome su calor.

— No lo se. — me encojo de hombros. — lo que no entiendo es porque le dijiste que se quedara.

— ¿Por qué ser descortés con el?, vino hasta aquí a buscarte.

— Si, pero a mí no me interesa, él ni siquiera tenía que haber entrado a esta casa — digo entre dientes, sintiendo un pequeño calor en mi cuerpo sinónimo a enojo.

— ¿Por qué? Dame una buena razón hija, no entiendo.

— Porque… porque si, él no es ni amigo mío, solo… — ¿un juguete? — Es solo un conocido.

— Ese desconocido ya está aquí, así que será mejor bajar y no hacerlo esperar. — ella pasa al lado mío inundando mis fosas nasales con su perfume dejándome completamente solo en la habitación.

 

Tengo que sacar a Oliver de esta casa, tengo que hacer que se vaya lo más pronto posible de aquí.

 

Cuando salgo de la habitación de mi madre me dirijo hacia el comedor, mi sorpresa es ver ya sentados a Oliver junto con mi madre esperando mi presencia para poder empezar a merendar. No digo nada, sencillamente tomo el asiento vacío que está al lado del de Oliver.

 

— Espero le guste mucho, Alessandra y yo cocinamos con mucha dedicación — me observa con una sonrisa.

— ¡tutto sembra molto delizioso!

— Es un platillo algo tipico de mi pais, espero le guste. — musita y luego lleva un bocado a su boca.

 

No tengo apetito y todo es como una cámara lenta, observo a mi madre sonriéndole a Oliver, el muy sonriente atractivo y viril como siempre mientras le sonríe también a mi madre, disfrutan la comida como si esto fuera tan normal de que el Magnante este en mi casa, queriendo tener algún objetivo del cual no tengo conocimiento alguno. ¿quién se cree que es al querer entrar a mi vida de esa manera?

 

"Quedaste marcada por el resto de tu vida, ragazza"

"Jamás encontraras a un hombre que te quiera, estarás sola porque estas manchada para siempre y eso recuérdalo para toda tu vida"

" Espero hayas disfrutado tanto como nosotros"

" Lo que buscaran de ti es lo mismo que nosotros..., diversión"

 

Esas sonrisas llenas de maldad y malicia disfrutando lo que hacían, disfrutaban lo que me estaban haciendo, cada movimiento brusco, cada toque fue con tanta brusquedad que no tuvieron piedad alguna por una niña, pero, tienen tanta razón, yo nunca podre estar con ningún hombre, por eso creo que esto es una payasada, una broma del mal gusto por parte de Oliver.

 

— ¡No me toques! — exclamo de golpe, provocando que yo misma salga de mis pensamientos. La mano de Oliver esta sobre la mía, eso fue lo que me saco de mis pensamientos de manera violenta.

— Amelia, hija ¿estas bien?, no has probado bocado. — observa mi plato, mis ojos lo observan también y está intacto.

 

Debo calmarme.

 

— Estoy bien — trato de volver a mi compostura habitual, quito mi mano del agarre del Magnante y llevo el tenedor a mi boca con una buena cantidad de comida.



#12286 en Novela romántica

En el texto hay: chicklit, romance, amor

Editado: 12.12.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.