-¿Sabe por qué está aquí hoy?
Puse el tercer vaso de café vacío sobre los otros dos haciendo una pequeña torre y sonreí con amargura.
-Nop.
-¿Entonces por qué está nerviosa?
Miré a la detective frente a mi, le escupí el pedazo de uña que acababa de morder y me saqué el meñique de la boca con insolencia. No planeaba caer redonda en su jueguito de palabras.
-¿Dónde están Stephanie y Michael?
-Las preguntas aquí las hago yo -se sentó y me miró desafiante. Estuve a punto de reír cuando me crucé de brazos y le sostuve la mirada. Pude soportar la mirada intimidante de Minali por el tiempo suficiente como para que este intento barato de detective "ruda" me asustara y me hiciera quitarle los ojos de encima. Podía con ella y sería comiquísimo.
-Está bien -le sonreí con dulzura.
Al menos durante estas malditas seis horas encerrada aquí sola, con uno que otro detective entrando a la habitación para mirarme o dejarme una taza de café o agua, pude pensar, analizarlo bien y tranquilizarme sobre el por qué estoy aquí. Yo no había cometido ningún delito y en tal caso, lo negaría rotundamente, por supuesto. No tenía nada de qué preocuparme.
-No vinimos a andar con rodeos, ¿verdad, Avone? Tenemos evidencia de que ha estado involucrada en un asunto de interés nacional. Un asunto confidencial.
Arrugué la nariz- No sé de qué me está hablando.
-¿Recuerda la fiesta del doce de junio a la que asistió con el señor Kenner y la señorita Goodmark?
-Apenas recuerdo qué comí ayer -bufé. Lo que se reducía a nada, no tenía nada en el estómago desde hace unos tres días más que el ácido café que me había dado esta gente. Aparte de la bebida milagrosa, claro está.
Ella sonrió- Permítame recordárselo -arrastró la tablet que había dejado del otro lado de la mesa hasta ponerla a un lado de mis vasitos y reprodujo un video. Era de noche y se escuchaba un bullicio. Sin mucho interés miré la pantalla con la vista a unas escaleras, en las cuales a los segundos se sentó Michael con postura cansada y más atrás yo salía de una ventana para posarme frente a él.
Mi mente dejó de ver la pantalla y empezó a reproducir el video desde mis recuerdos; una noche con una Steph ebria e intrusa y de un Michael bipolar.
La voz de Tony me llegó distante diciendo "Por allá hay una habitación si no les molestan las cámaras". Con tantos problemas de droga, ¿Tony habrá hecho un trato con los policías por ese vídeo? Por supuesto que sí, ¿cómo no? La verdad es que no podía culparlo, yo también lo haría.
El video terminó brevemente y me quedé mirando a las tres personas congeladas en la pantalla, sin nada que decir. Se sentía una eternidad desde esa noche.
-¿Y bien?
Alcé la vista con insolencia- ¿Qué?
-¿Te ha comido la lengua el ratón?
Me encogí de hombros- Aún no entiendo por qué estoy aquí.
La mujer me miró seriamente, como si fuera ella la que no entendiera- La tenemos en un vídeo hablando sobre experimentar con folines y..
-¿Folines? -reí- ¿Eso no es un mito? ¿Cómo los unicornios?
-No pretenda jugar con nosotros -volvió a reñir, haciéndome reir un poco más.
-Dios, de verdad no recuerdo nada de lo que pasó esa noche, estaba muy ebria -me recosté en la silla indiferente, un poco tentada a subir la pierna a la mesa para demostrar mi relajación, pero no me agradaba la idea considerando que llevaba vestido aún-. Lo siento, pero creo que me acusan injustificadamente.
Hice un gesto lastimero, ganándome otra mirada iracunda por parte de ella. No debía ser muy mayor, pero bajo esa luz nada favorecedora se le acentuaban las ojeras y líneas de expresión haciéndola lucir vieja y cansada. Emanaba prepotencia y todas las series policiacas que me pasé la vida entera viendo me dijeron dos cosas: o era una novata ansiosa por atrapar a alguien o tenía problemas personales acosándole como para portarse con tal hostilidad. Y obviamente, no iba a caer ante eso tampoco. Disfrutaría haciéndola fruncir más el ceño.
Ella pareció consciente de eso, por lo que hizo un esfuerzo en sonreír y luego procedió a pasarme otra de las cosas que habían en la mesa: una capeta llena de fotografías. Tomé aire al verlas, pero mi indiferencia se apoderó nuevamente de mi.
-¿Y ese auto?
-Robado de la Institución donde estudia y luego aparcado a tres calles de su departamento.
-¿Quién robaría un auto tan viejo? -pregunté con inocencia. Ella señaló la otra fotografía, a lo que me encogí de hombros-. Linda casa.
-Usted tomó de esa casa un dispositivo de uso exclusivo del gobierno de la nación.
-Lo siento, ¿me acusan por robo o algo por el estilo? -ladeé la cabeza y fruncí el ceño.
-Negociaciones ilegales en Brasil.
-¿Brasil? Joder, nunca he salido del país.
-Y en España, India, Australia -desplazó la mano por las fotografías sin despegar la mirada de la mía. Volví a encogerme de hombros, cautelosa de poner una expresión que la alarmara.
-Ni siquiera tengo pasaporte.
-No hace falta un pasaporte para viajar ilegalmente, Avone.
-¿Ah, no? ¿De qué otra manera entonces? -arrugué mi cara y pestañeé reiteradas veces. Ella apretó los labios negando ligeramente con la cabeza-. ¿Sabe qué, oficial? Considero patética toda esta "investigación" que tienen montada contra unos adolescentes. Joder, ¿no les da vergüenza?
-¿Sabe qué, Avone? -se echó hacia atrás en su silla, cruzándose de brazos y esbozando una sonrisa. La vi a traves de los vasos apilados frente a mi- Yo considero que es facinante la capacidad que tiene de mentir mirándole a los ojos a cualquiera.
-Yo no estoy mintiendo -imité su acción, solo que mirándola ceñuda.
-¿Así hizo cuando le prometió a su madre quedarse en casa e ir al Instituto?
-Puede revisar en los registros estudiantiles que no ha habido ninguna insistencia de mi parte -apreté los labios, tentada a apartar la mirada.
Por suerte para mi, su evidencia era pobre. No podíamos distinguirnos bien en ninguna fotografía ni decía algo contundente en el vídeo más que Mina tenía superpoderes o algo por el estilo que delante de un jurado, eso no sería lógico o racional, así que era su palabra contra la nuestra. Podría estar más preocupada si fuera el FBI o un ente con mas poder, pero sólo era la policía del estado. Por otro lado, sólo me quedaba rogar por que los chicos no hablaran.