Cuando Braith despertó, había un fuerte rayo de luz entrando por su ventana junto a una tranquilidad tan rara después de cuatro días.
Se levanto votando las mantas al suelo y avanzo hasta la cocina donde solía escuchar sonidos tintineantes que hacían que se sintiera cómodo y acompañado – ¿Emma? – grito, buscando con la mirada cualquier indicio de la persona que se supone, debería estar ahí. Puso un poco de agua para hervir y hacer café, luego fue a buscarla a su cuarto – Emma, ya es… tarde.
Emma estaba en la cama bien cubierta por la colcha, ocultando todo su cuerpo – Braith, tengo calor – le dijo atreves de las mantas, así que él se acercó a la cama y toco su frente suavemente – está brillando mucho – entrecerró los ojos por la repentina luz.
El agua estaba caliente y la enfrió un poco, luego busco una pastilla y regreso. Emma ya estaba sentada y frotándose los hombros – no parece que este tan mal – susurro.
Braith puso todo a un lado y se sentó a su lado – eso parece, pero lo mejor es que te cuides hasta estar completamente bien – le dio el vaso y la pastilla, mientras buscaba una toalla mojada para su frente.
Observo la sala y luego la cocina, dándose cuenta que no habían desayunado. Así que salió y fue a su restaurante favorito, de estos últimos días, a buscar comida liviana con jugo de naranja.
Cuando llego, vio en la puerta a su hermano tocando el timbre – creí que estaban… - observo que no había nadie con él y frunció el ceño – ¿y Emma?
Frei observo lo concentrado que estaba y no dijo nada, solo lo siguió silenciosamente. Observo la habitación, la cual tenía un aroma y calidez muy conocido – al parecer Emma se ha ambientado bien – le dijo.
Braith no le hizo mucho caso y se acercó al bulto en la cama para poder verla – despertaste… - susurro. La ayudo a levantarse y luego le paso el vaso junto a un sorbete para que pudiera beber sin derramar nada.
Frei observo la dedicación de su hermano al atenderla y suspiro – solo vine a despedirme, Sofia ya compro lo que le faltaba.
Emma lo vio recién cuando hablo y le dio una pequeña sonrisa – nos vemos, dile a mi prima que nos veremos allá – movió la mano de forma lenta.
Braith le puso una almohada detrás para que se apoye – gracias por avisar, nos veremos cuando vuelvas.
La cubrió con algo más delgado y salió para traer la comida – tienes que comer cosas livianas – le entrego los platos una vez que volvió a su lado.
Braith dejo su plato a un lado y la ayudo a limpiarse la boca – el plan es que te recuperes de tu fiebre.
Braith levanto los platos y asintió antes de salir. Llego a la cocina y sintió que el aire volvía a sus pulmones después de haber tenido tan cerca su aroma.
Toda la habitación tenía su aroma, todas las cosas tenían su calidez y cada lugar tenía sus huellas – como voy a dejar que te vayas – susurro, preocupado por las ideas que estaban abarcando su mente.
Emma se quedó un poco confundida con un puchero en su rostro – estrellas… - susurro. Braith observo la expresión que tenía, la cual se veía muy dulce gracias al rubor por la fiebre.
Emma lo observo irse y luego abulto los labios – podías llamar para que las trajeran – susurro, antes de ir a buscar alguna película interesante.
En las fotos estaba Emma con una sonrisa, deslumbrando a todos los que la veían, y lo mejor es que eran para él. “Pero muy pronto dejaran de serlo”, pensó.
*
Emma reviso la caja, la cual era grande y con poco contenido, nada sorprendente viniendo de Braith – quiero tener 30 – leyó uno de los DVD’s. Recordó que ese se lo dio ella antes de que se despidan, porque su prima se lo quería llevar y ella no tenía donde esconderlo, así que se lo dio con la promesa de que lo verían cuando se volvieran a encontrar – todavía estas aquí – lo acaricio y se levantó para ponerlo.