Un día al año, al finalizar el verano y antes de comenzar la temporada de lluvias, desde el amanecer al ocaso, la tribu se reunía para celebrar su festival de la cosecha, nada que ver con su primer festival comunal de dos meses antes, este había sido un rotundo éxito pero era una gigantesca fiesta para todos mientras que la celebración por la cosecha era un evento más privado, que le correspondía a cada pueblo por aparte.
Para Axiuru el mejor momento de la celebración era al anochecer, cuando Cholena se acercaba y la llevaba a bailar al ritmo de los tambores, en esos momentos volvía a sentir que ambas eran niñas, que el mundo era un lugar pacifico y no había nada en la tierra que pudiera empañar su felicidad.
-¡Todo el mundo a bailar!-exclamaba, tras sus primeros minutos en solitario.
Entonces Cholena y casi toda la tribu se lanzaba a la pista y las luces que habían sido apagadas para mirar únicamente su brillo azul se volvían a encender para que nadie tropezara, la música aceleraba y la celebración alcanzaba nuevas alturas, Axiuru giraba y danzaba a su propio ritmo, buscando a los tímidos para que se unieran, y por quien iba siempre primero era por el serio de Kua’Kua.
-¡Ven aquí!, ¡No hagas esperar a tu diosa!
-Mi diosa parece olvidar que tengo dos pies izquierdos-reía el indio, uniéndosele-pero algunas cosas no cambian, aun intentas avergonzarme.
-Mírale el lado bueno, este año no eres el centro de atención.
Le señalo al otro extremo de la pista, donde Tsami estaba haciendo su mejor esfuerzo para improvisar un zapateado con su pata de palo, los niños de la aldea se habían juntado en torno a ella y el imitaban, todos estaban muertos de la risa, incluyendo a Tsami.
-Esa mujer no deja de sorprenderme.
-He notado que ya no discuten tanto como antes.
-Tarde o temprano teníamos que entendernos-dijo, restándole importancia-además a ti no te gusta ver a la gente pelear.
-¿Entonces se están comportando por mi?
-¿Por qué otra razón lo haríamos?-ella le miro suspicaz-olvídalo, Axiuru, mi corazón ya tiene dueña y su nombre no es Tsami.
-¿¡Que!?-se detuvo-¿Quién es, dímelo?
-¿Es una orden de mi diosa?-también se detuvo, estaba acalorado por la danza.
-Te lo pido como amiga, porque me importa tu felicidad.
-Entonces debes permitirme guardar este secreto porque decirlo podría arruinarme la vida.
-Kua’Kua…cielos, no te aguanto cuando te pones enigmático-le dio un empujón y ambos se rieron-¡Deja de jugar conmigo, tonto!
-¡Axu!-Cholena le llamo desde el centro de la pista-¡Axu, por aquí!
-¡Ya voy!-volvió a bailar en dirección a ella-¡Esta conversación no ha terminado, Kua’Kua!
Kua’Kua la miro alejarse y se alejo de los que bailaban para descansar, condenado calor del momento, ahora se daba cuenta de que había hablado de más.
-¡Cholena!, ¡Te tengo un vieras!
-¿De qué hablabas con Kua’Kua?
-¡Ese es el vieras!, ¡Creo que está enamorado!
-¡Nombres!-le tomo de las muñecas-¿será de mi?, ya casi tengo la edad apropiada.
-No quiere decirme, tal vez piensa que yo no voy a estar de acuerdo.
-Pues tienes que sacarle esa idea enseguida.
-¿Pero a ti te gusta?-no se había detenido a considerarlo-¿o solo lo quieres por lo que yo dije?
-No me gusta ningún hombre aun pero no vas a negarme que Kua’Kua es un buen partido, es el jefe de la tribu, es valiente y aunque me lleva varios años aun luce joven y guapo.