Chloe Andersson
Estoy loca.
Podría ser un violador o secuestrador ¿por qué demonios le di el permiso de entrar a mi edificio? Apenas lo conocí hoy.
Definitivamente estoy demente.
Escucho el golpe en mi puerta y con cuidado me acerco, la abro lentamente y allí esta él, observándome con una sonrisa en su rostro.
- Lo siento muchísimo por la hora pero no podía esperar a mañana.
Le permito el paso y él se adentra en mi departamento.
- ¿Que sucede? - al fin encuentro mi voz.
- Seré directo, tú necesitas un empleo y yo necesito una empleada.
- ¿Y...?
- Quiero que seas la niñera de mi hija.
- No soy niñera señor.
Él me sonríe.
- Lo sé pero Alice se llevo muy bien contigo, hoy fueron candidatas para ser la niñera de mi hija pero todas la hacían llorar.
- ¿Y su madre?
Él se queda en silencio y con el rostro sin expresión, ahí es donde me doy cuenta de que soy una estúpida y dije algo que no debía de decir.
Idiota Chloe, idiota.
- Ella murió cuando la tuvo. - habla seco.
- Lo siento yo...
- No, no te preocupes ¿aceptas o no? Tendrás una buena paga y...
- ¿Cuanto?
- Unos 20 mil por mes.
- Eso es demasiado. - hablo.
Aunque creo que este hombre me callo del cielo, eso ayudaría con el tratamiento y los medicamentos de mi padre.
- Para mi es poco.
Uy ajam, si, el señor tiene dinero.
- ¿Venderá o traficará droga?
Ups, creí que lo había pensado.
Él se ríe.
- No, no vendo ni trafico droga, soy empresario, tengo mi propio imperio. - se muestra orgulloso al decir eso y yo quiero que la tierra me trague.
- Esta bien, acepto, de igual forma esa pequeña cautivo mi corazón.
Él sonríe.
- Perfecto, empaca tus cosas, vivirás en mi casa.
Me sorprendo.
- ¿Ahora?
- Si.
- Ahora no, deseo dormir ya que es tarde, mañana podría ir en la mañana, solo deme la dirección.
Esta loco, aparte me encuentro en mi pijama de conejito, y créanme, no es nada sexy.
No es que yo quiera parecerle sexy a este hombre pero mi pijama es algo infantil.
- Esta bien pero Marco vendrá a buscarte.
- De acuerdo, gracias.
- A ti, buenas noches.
Antes de irse besa mi mejilla y a mi se me suben los colores, joder.
Se va de mi casa y yo quedo ahí frente a la puerta parada como una idiota.
Que día tan extraño.
(...)
Vecinos imbéciles.
Si tan hombres son ¿por qué no ayudan a su pobre vecina que no puede sola con esta enorme maleta?
Bajo con cuidado a recepción, allí me sonríe Carlo pero al ver la maleta su sonrisa se desvanece.
- ¿Te iras?
- Conseguí empleo y debo de mudarme, ten, cuida de mi apartamento. - le entrego las llaves.
Compré el apartamento al mudarme ya que se me hacía mejor, alquilándolo sería complicado, tener el dinero todos los meses me costaría.
Al salir del edificio el auto que ayer me atropello se encuentra en frente, le sonrío a Marco y el se acerca a ayudarme con la maleta.
Tengo ganas de gritarle a mis vecinos que este si es un verdadero hombre, que ayuda, no como ellos, imbéciles pitos corto.
Okey, lo mejor será que me tranquilice.
- Buenos días señorita Andersson.
- Buenos días Marco.
Luego de guardar mi maleta en la parte de atrás del auto me abre la puerta.
- Yo iré en el asiento del copiloto, no soy tu jefe como para tener que ir atrás. - hablo.
Él sonríe y asiente abriendo mi puerta en el asiento del copiloto, me adentro en el vehículo y él cierra la puerta rodeando aquel lujoso auto y también subiéndose.
Al cabo de unos minutos de viaje llegamos a una enorme casa.
¡Ha! Obvio.
Bajo del vehículo y observo todo a mi alrededor.
- Que hermoso, naturaleza.
Amo muchísimo la naturaleza, vivir en la ciudad es complicado, ruidos molestos, edificios que no te permiten una buena vista, horrible.
En cambio aquí estamos en el campo y esta hermoso, todo a mi al rededor es verde, fantástico.
Editado: 08.10.2021