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Capítulo 10 Una larga noche, viejas canciones y un álbum de fotos

Y nos aferramos a los sueños porque solo eso tenemos

Mi mamá se aferra a los recuerdos y buenos momentos

Yo me aferro a ella, a mí y a todos los que quiero

Me aferro a las promesas que hice una tarde de enero

Y solo espero que eso se suficiente para seguir viviendo

 

En la actualidad

A veces no somos conscientes en como nuestras decisiones afectan a los demás, en como una mala decisión puede cambiar no solo nuestra vida, sino también la vida de quienes nos rodean. No somos conscientes hasta que el dolor llega, hasta que la vida nos lo muestra de una muy mala manera. La mayoría de las veces solo a la mala logramos aprender ¿Por qué? Yo tampoco lo entiendo, pero soy una de esas personas que solo logra entenderlo a la mala. Cuando era pequeña mi mamá me decía que tenga cuidado con el fuego, pero no le hice caso, no fue hasta que queme mis dedos con una vela que lo entendí. Y así ha sido casi toda mi vida, no entiendo o no quiero escuchar a mi mamá hasta que me pasa algo malo y recuerdo las palabras de mi mamá. A veces cuando somos jóvenes creemos que lo sabemos todo, es uno de los peores errores que podemos cometer, creer que sabemos todo cuando en realidad nunca llegamos a saber nada.

-¿Dónde están todas las almas solitarias?-grito en mitad de la calle.- ¿Dónde están las almas renegadas?

Son las ocho, lo sé, lo vi hace poco en el reloj que está en la torre de la iglesia. Pero no hay casi nadie en las calles, solo unas pocas personas que caminan por las veredas, con la cabeza agachada y sus manos en sus bolsillos. Viendo el piso y pensando en los problemas. Puedo deducir eso por su mirada y porque todos tenemos problemas, unos más pequeños que otros, pero problemas al fin y al cabo. Yo también tengo problemas, siempre los he tenido, incluso cuando era pequeña. Recuerdo que cuando nació mi hermana no podía dejar de pensar que mi mamá me iba a querer menos, que se iría igual que mi papá.

-Papá-casi nunca digo esa palabra, es extraño decirla en voz alta, suena extraña incluso en mis pensamientos.

Mi papá siempre estaba viajando, era periodista, adoraba viajar y conocer nuevos lugares más de lo que adoraba estar conmigo. No recuerdo cuando se separaron mis padres, porque mi papá nunca estaba en casa, no estuvo ni en el nacimiento de mi hermana, llego dos días después y sonrió cuando vio a Madi, sentí envidia de Madi en ese momento porque nunca antes me había sonreído así a mí. Después de eso se fue y volvió días después, un día se fue y no volvió, no llamo, no escribió, no volvimos a saber de él hasta el día que nos llamaron para decirnos que había muerto de un derrame cerebral, recuerdo que estábamos en la escuela de Madi porque ella iba a jugar futbol cuando llamaron. Recuerdo que no llore, tampoco me dolió, no sentí nada. ¿Cómo podría dolerme? Pase casi toda mi infancia culpándome por su ausencia, creía que él no estaba con nosotros por mi culpa, creí que no era lo suficientemente buena para merecer su amor. Lloraba casi todas las noches por su culpa, porque lo extrañaba y quería tener un papá. No puedo evitar sentir envidia cuando veo a mis compañeras de curso hablar de sus papás y como las protegen. Eso es algo que nunca podré experimentar, es un sueño que nunca se podrá realizar. Aun duele a veces, no voy a negar que todavía hay momentos en donde creo que es mi culpa, que quizás no fui lo que él esperaba y por eso se alejó ¿Por qué no llamaba? Ni una vez, ni en navidad, ni en mi cumpleaños, creo que ni siquiera sabía cuándo era mi cumpleaños. Mi mamá compraba regalos y decía que él lo había mandado, pero era mentira, siempre supe que era mentira, mi papá nunca me quiso. Pero tuve la suerte de tener a una mamá increíble, que hace cualquier cosa por verme feliz, que su vida gira en hacer feliz a Madi y a mí. Ella siempre ha cuidado de mí, recuerdo cuando se quedó toda la noche despierta junto a mí porque yo no podía dormir. Hizo una especie de refugio en la sala con sábanas y puso luces blancas que ella decía eran estrellas. Tenía ocho años en ese momento y recuerdo cuando tenía siete y se quedó conmigo porque tenía fiebre. Siempre cuidándome, siempre protegiéndome, siempre haciéndome sentir amada tratando de llenar el vacío que dejo mi papá. Valoro mucho su amor porque a diferencia de los demás sé y entiendo que no por ser nuestros padres nos van amar incondicionalmente. Y ahora mientras camino hacia casa como tantas otras veces pienso mucho en eso, en lo amada que soy y lo valoro más que antes al ver lo preocupados que están por mí y lo desesperados que están por encontrarme. ¿Por qué siempre valoramos más las cosas en momentos de crisis? Idiotas, somos idiotas, grandes idiotas que no sabemos el verdadero valor de las cosas.

Cuando llego a mi casa, las luces están apagadas. Todo está en silencio. La sala esta levemente iluminada por el televisor que esta prendido pero sin audio. No veo a nadie en la sala, tampoco en la cocina. Subo las escaleras y veo la puerta de mi habitación abierta y la luz prendida, escucho murmullos. Cuando entro en mi habitación veo a mi mamá y a mi hermana sentadas en el piso con un álbum de mis fotos irónicamente está sonando Photograph de Ed Sheeran.




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