Somos dos pájaros que vuelan hacia lados contrarios
Destinados a encontrarnos y también a separarnos
Pero un día no pude volar de regreso a tu lado
Mi ala se rompió y quede a medio camino
Y tú no me esperaste, decidiste cambiar de destino
Y nunca más nuestros caminos volvieron a ser el mismo
Tres meses antes.
Está ahí, sentado en aquel banco blanco con su camisa negra y sus jeans gastados. Toca la guitarra con delicadeza y tiene los ojos cerrados, es la primera vez que lo escucho cantar así, con tanto sentimiento, con tanta pasión. Él no se da cuenta que estoy aquí, recostada en el marco de la puerta hipnotizada con su voz y la forma en que sostiene la guitarra. La música es tan nostálgica, lo había escucho decir antes cuanto le gustaba esta música, pero nunca lo había escuchado cantarla y me arrepiento por eso, debí escucharlo antes, quisiera poder escucharlo todos los días. No puedo evitar soñar con una vida a su lado, dormir escuchándolo cantar, despertar y ver su sonrisa. Y es que soñar no cuesta nada, me permito soñar incluso con los hijos que no quiero tener. Pero al verlo ahí sentado y al escucharlo cantar ahora, así de esa forma tan mágica, siento que él se merece alguien mejor que yo, alguien que no tenga días tan grises, alguien que lo ame tanto que sienta que se desvanece si no está con él, él se merece a alguien mejor que yo. ¿Por qué él se tenía que enamorar de mí? ¿Por qué nos enamoramos de la persona equivocada?
-Flightless Bird, American Mouth-le digo cuando la música termina-excelente canción.
Él deja la guitarra sobre el banco y camina hasta donde yo estoy y me da un beso. Me hace entrar y me cuenta que su banda va a tocar en la feria que hay en unos días. A mí me gustan mucho las ferias. Camino hasta el piano, no presto mucha atención a lo que él me dice, a pesar que está muy emocionado. No puedo dejar de pensar en la manera que cantó hace un momento. Me siento en el banquito y levanto la tapa del piano, él se recuesta en el piano y se cruza de brazos mientras me mira con una sonrisa. Empiezo a tocar una música acorde con la que él tocó: mágica, dulce y nostálgica. Canto para él, cierro los ojos y me permito soñar una vez más sobre una vida que jamás podré tener. Me permito creer que algún día de una forma muy especial él pedirá que se su esposa y yo diré que si entre lágrimas aunque quisiera no llorar. Me imagino mi boda, mi vestido, las rosas y la música con la que caminaría hacia el altar, esa música es la misma que estoy cantando ahora. La primera vez que escuche esta música supe que sería la música con la que un día caminaría hacia mi futuro esposo el día de mi boda.
-Turning Page-me dice él con una sonrisa mientras toma mi mano y la besa dulcemente-es hermosa, muy dulce y…
-Mágica-digo.
Él asiente con la cabeza.
-¿A qué hora van a llegar los demás?-me pregunta mientras me abraza.
-A las siete.
-Bien, eso nos da una hora y media para estar los dos solos. Ya extrañaba estar a solas contigo.
Él no ve lo malo en mí, no lo ve o no quiere ver. Hay algo que no está bien conmigo estos días y él no dice nada sobre eso, ¿en serio no lo ve?
-Quiero que me hagas el amor-le digo.
Él toma mi rostro entre sus manos y me mira a los ojos.
-Quiero sentirme amada.
Me da un beso en la frente y me carga hasta la cama. Me recuesta con delicadeza en la cama y me hace el amor. Besa y acaricia cada centímetro de mi cuerpo como nunca antes lo ha hecho. Me hace sentir tan amada que me dan ganas de llorar. Me abrazo a él con fuerza, siento que si lo suelto ahora no hay vuelta atrás y voy a llorar sin parar.
-No me sueltes-digo contra su pecho-por favor, no me sueltes.
¿Podemos volver a los buenos tiempos del pasado? Regresar a cuando todo parecía posible y sentía que tenía el mundo a mis pies. Aquellos momentos donde mi mamá me leía una historia para dormir y se quedaba conmigo hasta que estaba dormida, a cuando corría a ella cada vez que tenía un problema y no me daba pena que me vea llorar. Aquellos viejos tiempos en donde me sentía bonita y especial. Solo quiero regresar el tiempo y ver el crepúsculo desde la casa de mi abuela mientras ella me contaba una de sus extrañas historias. Solo quiero ir a casa. Extraño mucho mi hogar, aquella casa donde vivía con mi abuela y mi mamá antes que Madi naciera, amaba esa casa, fui muy feliz ahí. La extraño, quiero ir ahí, pero esa casa ya no existe, se fue al igual que se fue mi abuela.
-Por favor, no me sueltes-le vuelvo a pedir.
-Nunca.
Pero él me tiene que soltar y dejarme marchar, es lo mejor para él. Yo no lo llevo a ningún lado, nuestra relación no va a ningún lado. Él aun no lo sabe, aún tiene grandes esperanzas en mí y en nosotros. Él no puede quedarse ahí y arrancarse parte de su alma para tratar de reparar la mía, él no puede simplemente apagar su luz para iluminar mi camino, no lo merezco, él no debe ponerme a mi primero. No lo merezco y nunca lo voy a merecer.