¡ayuda! Por favor, encuéntreme

Capítulo 18 Me encontraste, ahora iré a la bodega celeste

¿Qué se puede decir de alguien que muere tan joven?

Que finalmente ella está en su tan anhelado hogar

Que es feliz, que ya no hay dolor en su alma cansada

Pero lo único que quiero es regresar el tiempo y verla de nuevo

Empezar otra vez, volver al momento en que la vi por primera vez

¿Qué se puede decir de alguien que se suicida?

¿Qué se puede decir cuando se pierde a una hermana, a una hija?

¿Qué se puede decir cuando se pierde a una amiga, al amor de tu vida?

Nada, no se puede decir nada, para eso no hay palabras.

 

Viernes 14 de julio del 2017

-¿A qué hora regresas?

Sonrió.

-Nunca.

Después de salir de mi casa no voy directo a la fiesta, necesito un momento de paz antes de la tormenta. Camino hasta el cementerio, necesito hablar con él y decirle que nos veremos pronto. Compro un ramo de claveles, aunque ya estuve aquí ayer, vine a dejarle el peluche que él me regalo. Cuando llego a su tumba no puedo evitar sentirme triste, la vida no puede ser más irónica. Aquellos que querían vivir ya no están aquí y personas como yo que quieren morir siguen aquí, luchando para sobrevivir.

-Hola, viejo amigo.-me gusta saludar a mis amigos así.-Hoy vengo a despedirme de ti, quizás nos veamos en el paraíso, no estoy segura pero si no nos vemos quiero decirte que te quiero, que te extraño y que aún me sigo preguntando porque siempre me regalabas claveles. Decirte que luche tanto como pude y más, pero mis huesos están cansados de luchar y mi alma está rota en tantos pedazos que no los puedo contar. Yo solo quiero algo de paz.

Suspiro.

-Te extraño tanto Peter, tanto.-me agacho y dejo los claveles junto al peluche-Adiós, espero y nos volvamos a ver.

Hay dos personas a las que llevo años sin ver, personas a las que les debo una disculpa. Así que me armo con la poca valentía que me queda y voy hasta la casa de la mamá de Peter. Cuando la señora me ve empieza a llorar, me deja entrar en su casa. La abuela de Peter esta sentada frente al televisor viendo una película en blanco y negro.

-Lo siento, lo siento mucho-empiezo a decir y ellas no entienden porque me estoy disculpando-yo fui la que le vendió la droga a su hijo, yo tengo la culpa de todo lo que paso. Lo siento, en serio perdón.

Y ellas me perdonaron, dijeron que no fue mi culpa lo que paso, que no puedo vivir cargando con esa culpa en mi alma. La mamá de Peter me abrazo y me dijo que es tiempo de empezar a sanar, ella tiene razón. Ya es tiempo de sanar. Después de eso si fui a la fiesta. Alex me estaba esperando abajo en las escaleras con una botella de vodka, cuando lo vi corrí a sus brazos y le di un beso en su mejilla izquierda. Deje la marca de mi labial rojo en su mejilla y me reí cuando él no quiso que le limpiara la cara. Me gusta pintar mis labios de rojo a veces, es sexy, me hace sentir sexy y a Jared le gusta mucho. Subimos a la fiesta y baile como si mi vida dependiera de eso. Baile y reí mientras bebía con Alex, Erick, Nina y Emily. Baile hasta que me dolieron los pies. Abrace a mis amigos y les dije cuanto los quiero, ellos solo se rieron y pensaron que estaba así de feliz por el alcohol, pero no, es porque pronto todo el dolor se va a terminar. Pronto seré libre de volar hacia el mundo del nunca jamás. Ya no los voy a ver más, ya no voy a escuchar las extrañas historias de Nina, tampoco voy a poder ayudar a Emily, ya no voy aconsejar a Erick, tampoco veré a Alex, mi fiel amigo Alex. Esta será la última vez que los vea, que escuche sus voces. Me alejo un poco para poder observarlos y guardar este momento al menos por lo que me queda de tiempo. Veo como Alex me toma una foto y le sonrío,

-Vamos-tomo la mano de Alex-vamos a fumar un cigarro.

Quiero compartir un momento con mi querido amigo. Alex es tan dulce, tan bueno conmigo. Quiero un momento a solas con él en aquel rincón de esta azotea donde tantas veces me recosté y mire la ciudad. Mi pequeño rincón donde venía a revolcarme en mi tristeza.

-Es una noche tan divertida-le digo mientras pongo el cigarrillo que él me da entre mis labios, le hago una seña para que encienda el cigarro y él lo hace-nada mejor que estar con tus buenos amigos. ¿Sabes que te quiero mucho?-él asiente con la cabeza-siempre agradezco haberte conocido, tener alguien que me escucha y ve mi dolor sin cuestionarme la razón por la que estoy mal. Nunca he tenido que fingir contigo y te agradezco eso.

Estoy segura que él pensara en este momento, en estas palabras que quizás él no entiende que tan importantes son. En este momento que él no se da cuenta que será el último momento que compartiremos juntos. Estará pensando en que debió decirme algo, pero las palabras salen sobrando.

Cuando termino de fumar apago el cigarrillo con mi pie izquierdo, ya no necesito manías que seguir, pronto todo terminara. Ya no importa con que pie apago el cigarrillo, cuantas veces cepillo mi cabello, el color de mi ropa, ya no importa nada.




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