La mente de Aiden divagaba mientras observaba el techo de su habitación. Había estado allí durante unos cinco minutos desde que guardó la carta que había escrito. Sus recuerdos lo llevaron al primer aniversario de novios de Olivia y él.
Ese día les tocaba varias clases juntos, y en el almuerzo se reunieron los cuatro para comer. Se notaba que era un día especial para la pareja, y sus amigos lo habían notado.
—A ver, ustedes dos, ¿qué tanto se traen? —preguntó Alan mientras terminaba su hamburguesa.
—¿Acaso no lo ves, tonto? Es su primer aniversario de novios —comentó la chica de lentes que de vez en cuando le robaba las papas al chico.
—Ah, eso lo explica todo.
—Eres muy despistado a veces, Alan.
—No soy despistado, Sofi, solo no me interesa mucho lo que pasa a mi alrededor, a menos de que se trate de mis amigos.
—Seguro.
La pareja veía divertidamente la discusión de sus amigos mientras comían. Ese día tenían planeado estar en la casa de Aiden, quien se encontraba nervioso ante la reacción de su novia con el regalo que había comprado para ella y esperaba que le gustara.
—Ya dejen de pelear, los dos, parecen perro y gato —comentó la castaña mientras recibía una mirada de reproche por parte de su amiga.
—Alan, deja de molestar a Sofi, y Sofi, deja de molestar a Alan —intervino Aiden con voz de padre regañando a sus hijos.
—No es gracioso, Aiden, pero les haré caso ya que estoy cansada de discutir.
—Yo igual. Ahora podrían decirme, ¿qué harán hoy? —preguntó con curiosidad Alan, que aún no terminaba de comer su almuerzo.
—Eso no te incumbe, Olivia y yo queremos privacidad, y eso incluye lo que haremos hoy.
—De acuerdo, ya no preguntaré, solo dejen de actuar tan raro, me pone los pelos de punta.
Los tres se rieron de su amigo mientras hacía muecas de horror. El ambiente se fue relajando, y la hora del almuerzo terminó. El resto de las clases pasaron rápidamente, y, en un abrir y cerrar de ojos, Aiden y Olivia ya se encontraban en su cita.
—Es posible que Alan y Sofi terminen juntos.
El comentario tan repentino de Liv produjo que él saliera de sus pensamientos. Se había quedado embelesado viendo a su novia mientras ella sacaba la comida de la canasta. Habían organizado un picnic en la casa del árbol que tenía Aiden en el patio trasero. Diego la había construido como refugio de hombres, pero terminó siendo el lugar seguro de Aiden desde que llegó a la ciudad.
—¿Qué? —preguntó, levemente sorprendido.
—Piénsalo, Alan molesta mucho a Sofi, y desde hace un año que la mira desde lejos —ella se encogió de hombros y terminó de acomodar toda la comida.
—Amor, sabemos que ella tiene cero paciencia con él, además de que Alan tiene reputación de chico malo que ama a las porristas —le recordó mientras se robaba una uva.
—Pero sabemos muy bien que no es así y que se puede enamorar de Sofi.
—¿Por qué estamos hablando de la vida amorosa de nuestros amigos en nuestro aniversario? —el chico se acercó a su novia, quien terminaba de acomodar los vasos sobre la manta que había colocado en el suelo.
—Porque estabas muy distraído y el silencio me estaba matando.
—Bien, desde ahora solo me enfocaré en ti y en nuestro momento especial, empezando por esto.
Aiden sacó de su mochila una caja alargada que era parecida a las de las donas, tenía varias figuras encima, entre las cuales había aviones de papel y corazones.
—Qué linda —los ojos de ella se iluminaron al ver la caja.
—Espero que te guste.
Él le entregó la caja, y ella la abrió de inmediato. Dentro había dos planchas de stickers sobre viajes, algunos paquetes de dulces que le gustaban a Olivia y, debajo de todo, estaba un álbum de fotos con la temática del libro de aventuras de la película UP, que era la película animada favorita de ambos.
—¡Es el libro de aventuras de Ellie! —chilló emocionada, abrazando el álbum— Me encanta.
—Me alegra que te guste.
—Aquí tengo tu regalo —ella sacó una bolsa de papel de su mochila y se la entregó— Lo hice yo.
Dentro había una bolsa de galletas de chocolate con chispas de chocolate blanco, una pequeña caja con un cupcake de red velvet y una pulsera trenzada en color negro. Esos eran los postres favoritos de Aiden, y ella los había hecho.
—Me vas a poner gordo —bromeó y se colocó la pulsera en la muñeca derecha.
—Necesitas hacer más ejercicio. Ahora tenemos pulseras iguales —ella le enseñó su muñeca izquierda, dejando ver una pulsera igual pero en azul.
—Muy bien, hagamos un brindis —sirvió la sidra de manzana que había en dos vasos y le pasó uno—. Por nosotros.
—Porque sigamos celebrando más aniversarios.
—Salud.
Los dos bebieron un poco y luego se dieron un beso, disfrutando de la comida que Olivia había preparado para ese día tan especial. El resto de la tarde fue perfecta. Ambos conversaban y reían sin parar. Por un instante, todo se congeló mientras celebraban su primer aniversario de novios. En ese momento nacía el sentimiento de no querer dejarla nunca, algo que jamás cambiaría.
Los recuerdos le dolían. Parecían dagas que se incrustaban en su corazón con cada cosa que recordaba. La extrañaba demasiado y solo deseaba volver a estar con ella.
Al día siguiente, el muchacho llegó al hospital. Sentía que se había quitado un peso de encima, pero una parte de él se sentía culpable por dejar ir al amor de su vida. Aunque solo habían estado juntos un año, la amaba con locura y solo pensaba en aquella chica de ojos avellana que robó su corazón con solo una sonrisa el primer día de clases.
Los cuatro adultos lo esperaban en la habitación de la chica. El ambiente estaba relajado, y hablaban con calma cuando el muchacho entró. Anna, sin previo aviso, lo abrazó con fuerza. La noche anterior, cuando llegaron, lo encontraron dormido y con signos de que había estado llorando, lo que preocupó mucho a la mujer.