Ayúdame a Despertar

CAPITULO 10

Diego, Ana, Jeremy y Laura se encontraban en la cafetería del hospital. Decidieron dejar a Aiden en la habitación de Olivia, ya que habían notado su extraño comportamiento ante lo sucedido. La más preocupada era Ana, temiendo que él ya se habría rendido ante la esperanza de que la chica despertara.

—¿Creen que él ya la haya dejado ir?

Tres pares de ojos se enfocaron en Ana, quien había soltado aquella pregunta sin pensar. Laura se negó a creer eso, Jeremy pensaba que solo estaba cansado, y Diego sabía que era así. Sabían que la situación era muy complicada para todos, pero tenían especial atención en el chico después de lo que le había ocurrido.

Dos años antes de que Aiden se mudara a San Francisco, sucedió un incidente que lo dejó muy afectado. Todo empezó en Londres.

Ya era la cuarta vez en el año que se mudaban. Aiden se encontraba en su habitación realizando sus deberes de la escuela. No había nadie en casa, y ya era una costumbre para él estar solo, ya que sus padres llegaban hasta tarde y en ese momento estaban fuera de la ciudad.

Él no tenía amigos porque sabía que en poco tiempo tendría que mudarse de nuevo, por lo tanto, su vida social era nula. Se sentía un completo extraño en ese lugar. Ya había pasado un mes desde su llegada, y no se acostumbraba a ese húmedo clima. Extrañaba el sol y estaba empezando a odiar la lluvia.

—Quiero que ya deje de llover, me gustaría salir un rato —suspiró mientras miraba por la ventana.

Las gotas de lluvia resbalaban por la ventana de su habitación. A un par de calles de allí, había una cafetería que se estaba volviendo un sitio habitual al cual visitar en esa ciudad. Si bien ya conocía varios lugares importantes, no se sentía cómodo en Londres. Deseaba regresar a Estados Unidos.

El ruido de su teléfono lo sacó de sus pensamientos, y se apresuró a contestar aquella llamada entrante que lo sobresaltó.

Llamada

—Hola, papá.

—Hola, hijo, ¿cómo va todo? —mediantel teléfono pudo escuchar una fuerte lluvia de fondo, parecía que había una tempestad en todo el país.

—Todo está bien, terminé mis deberes y... —el ruido de un auto interrumpió lo que decía, y de cierta forma, se estaba poniendo muy inquieto.

—Lo siento, hijo, estamos de camino al aeropuerto para tomar el vuelo de regreso.

—¿Llegan mañana?

—No lo sabemos, la lluvia está algo fuerte, así que es posible que hayan retrasado o cancelado los vuelos.

Eran unas cinco horas de viaje, y ya era bastante tarde por la noche. Él, cada vez que sus padres lo dejaban solo, aprovechaba para hacer caminatas nocturnas. No se iba demasiado lejos, ya que sabía que las calles podían volverse peligrosas a altas horas de la noche.

—Entiendo. Aquí también está lloviendo, pero con menos intensidad. Tal vez en un par de horas termine de llover.

—Bueno, hijo, recuerda revisar bien todo antes de irte a dormir.

—Sí, papá. Nos vemos.

—Adiós, hijo.

Fin de la llamada

Un suspiro pesado salió de los labios del joven, quien aún miraba por la ventana, esperando a que la lluvia parara. Sus ganas de salir se fueron, así que decidió prepararse para dormir. Se aseguró de que todas las puertas y ventanas estuvieran correctamente cerradas y se sirvió en un bol cereales con leche para cenar, mientras revisaba sus redes sociales. Le resultaba agotador mentalmente estar tanto tiempo solo en esa casa.

Su ansiedad no lo dejaba dormir y lo hacía comer todo lo que encontraba en la cocina. Los ataques nocturnos eran los peores, y muchas veces pensó en hacerse daño para desahogarse. Sus padres pensaban que solo era estrés, pero estaban tan ocupados en su trabajo que no mostraron interés alguno.

Esa noche, unas horas después de haberse acostado, otro ataque lo hizo levantarse con desesperación de la cama. Estaba tan inmerso en este que no se dio cuenta de que la puerta principal se abrió. Sus padres habían conseguido llegar antes y encontraron a su hijo en el baño con una navaja en la mano. El grito de su madre hizo que soltara aquel objeto cortante, y lo único que pudo hacer fue abrazarla.

Tiempo después de aquel hecho, lo llevaron a terapia y supieron que estar constantemente cambiando de país había afectado a Aiden. Le recomendaron establecerse en un solo lugar, pero ambos no tenían con quién dejar a su hijo, y aún era muy joven para vivir solo. Los padres de Evan ya habían muerto hace un par de años, y los de Carla vivían en España, además de que ya eran bastante mayores para cuidar del chico.

—No sabemos qué hacer, Diego. El terapeuta nos dijo que debemos dejarlo, y ninguno de los dos podemos dejar el trabajo para quedarnos con él.

Evan estaba en una videollamada con su mejor amigo, luego de esa cita con el terapeuta de Aiden. Ambos eran amigos desde la infancia, y los dos conocieron a sus respectivas parejas al mismo tiempo. Así, los cuatro se volvieron inseparables.

—Ana y yo estamos dispuestos a ayudarlos. Sabemos que su trabajo es muy importante para ustedes. Si bien no estoy muy de acuerdo con que pongan el trabajo antes que a Aiden, sé que es el legado de tu familia y que no puedes dejarlo de la noche a la mañana, y Carla tampoco.

—Muchas gracias, Diego. Sé que tal vez hacemos mal en dejar a nuestro hijo, pero aún no podemos dejar el trabajo. Te daré dinero para todos los gastos de Aiden.

—No te preocupes, cuidaremos muy bien de él.

—Ya debo irme, hablamos luego —terminó la llamada, sabiendo que Diego terminaría sermoneando aquella decisión.

La tranquilidad regresó al cuerpo de Evan, pero la culpa aún se encontraba presente. Su situación era bastante complicada. Él había tomado el mando de la empresa de su padre luego de su muerte, con el tiempo logró expandir aquella empresa y ahora se encontraba en la lista de las empresas más importantes de Estados Unidos. Necesitaban hacer más viajes para entrar en nuevos mercados, y se había comprometido a estar al cien por ciento en ello hasta haber logrado ese objetivo. Su esposa se negó a dejarlo solo, y por ende, tuvieron que llevar a su hijo consigo sin saber el daño que le estaban causando las constantes mudanzas. Sabía que iba a ser difícil que los perdonara.



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En el texto hay: tragedia, amor, recuerdos

Editado: 27.07.2025

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