La situación de Olivia era un sube y baja constante, desde que Aiden había decidido no volver a pisar el hospital la condición de la chica variaba constantemente, cuando lograban estabilizar su estado volvia a empeorar y eso causaba mucha preocupación en los doctores que empezaban a pronosticar que ella ya no iba a despertar, la fecha límite que habían puesto de esperanza de retorno estaba próxima a vencer, un año entero había pasado y el año calendario ya estaba a dos semanas de terminar.
Los padres de la chica aún mantenían la esperanza y habían decidido que luego de la fecha límite darían un plazo de dos años más para que no la desconectaran. El médico había dicho que las lesiones cerebrales ya estaban al ochenta por ciento de sanación y que de igual forma esperaban que quedara alguna secuela en el caso medio y, en el mejor que esté completamente sana y con la habilidad motriz intacta.
Diego y Ana estaban en constante comunicación con Laura, ambas mujeres ya habían hablado del tema de la discusión entre sus esposos más estos parecían no querer hablar ya sea por vergüenza o por resentimiento, aquello las estaba frustrando pero se mantenían firmes regañandolos cada vez que podían. Poco a poco la fecha de parto de Laura llegaba, gracias a Dios el bebé se encontraba bien y no había vuelto a haber complicaciones en el embarazo.
—Deberíamos terminar de arreglar el cuarto del bebé para antes de que termine Enero —la pareja se encontraba en casa, ese día decidieron no ir al hospital ya que Laura estaba cansada o eso le hizo pensar a su esposo ya que sus amigos estaban con Olivia.
—Si es verdad, en dos semanas ya es año nuevo y debemos preparar todo para el parto —recordar la fecha los hizo pensar en navidad, sería la segunda navidad que pasarán sin Olivia y aún seguía siendo muy duro aquello.
—Será la segunda navidad...
—Sí, lo sé —interrumpió él.
A ninguno se le hacía cómodo tocar el tema, dolía...en serio dolía aquello. Buscaban la mejor forma para que la ausencia se sintiera menos pero aun no hallaban la manera, faltaban las risas, los chillidos de emoción, las bromas, los regalos hechos a mano, los abrazos, la tarta de moras y los jalones al muérdago, la navidad tenía un tono más alegre gracias a Olvia. Desde hace mucho no pasaban las navidades con las familias de ambos ya que todos se habían dispersado por el país y continente, era muy complicado que todos estuvieran en la ciudad así que durante el año recibían visitas constantes para remediarlo. Ese año fue la excepción, si bien necesitaban a sus familias en esos momentos, ellos no pudieron verlos ni una sola vez pero les mandaban fuerzas desde lejos y siempre preguntaban por Olivia.
Ahora las festividades tenían un tinte gris, la tristeza reemplaza la alegría, sus motivaciones dejan de ser válidas y ahora solo quieren que pase más rápido para dejar aquel dolor atrás, tenían las esperanzas de que eso desapareciera y que todo volviera a tener aquellos colores vibrantes que siempre habían acompañado a todos.
—¿Recuerdas la primera navidad de Aiden aquí? —aquella pregunta tomó por sorpresa a Laura, pensaba que al igual que ella, su esposo no querría hablar del tema.
—Como olvidarlo, Ana trajo un pastel de chocolate y Diego una botella de vino —una sonrisa melancólica apareció su rostro al recordarlo.
—Los chicos estaban bastante nerviosos hasta que Olivia empezó a jalarnos hasta el muérdago.
—Los pobres terminaron rojos de la vergüenza pero fue muy divertido.
—Y descubrimos que Aiden canta muy bien —aquel descubrimiento hizo que Jeremy le regalara una guitarra a Aiden en su cumpleaños.
—Tiene una hermosa voz, es muy inteligente y baila bien.
—Pero casi quema nuestra cocina —ambos rieron ante el recuerdo.
—Aiden y el fuego no se llevan nada bien.
—Tienes razón.
Ambos rieron hasta que la risa de Laura paro de golpe, una punzada en el vientre bajo la hizo arquearse y un chillido de dolor erizó la piel de Jeremy quien entró en pánico, estaba clara una cosa: ya era hora del parto.
Mientras ellos alistaban las cosas para ir al hospital, Ana y Diego se encontraban en el hospital viendo a Olivia. Laura y Ana se habían puesto de acuerdo ya que sus parejas aún no querían verse y no deseaban que volvieran a pelear, por lo tanto organizaron la visita para evitarse los problemas.
—Se ve tan tranquila —la mujer acariciaba la mano de la chica, le había tomado bastante cariño desde que la conoció.
—Sí, me recuerda a cuando Aiden la llevó a casa por primera vez.
—Fue muy dulce y amable, me alegró muchísimo saber que Aiden tenía una buena amiga en la ciudad.
—Pero terminó siendo su novia —ambos rieron, querían al muchacho como si fuera su hijo y les llenó de felicidad cuando recibieron la noticia.
—Es una buena chica, él la hará muy feliz si se quedan juntos cuando ella despierte —comentó Diego, al instante se arrepintió de ello.
—¿Si? —aquello dejó a la mujer confundida.
—Ahora él sale mucho con aquella chica, es posible que esté volviendo a sentir lo que sintió en su infancia, posiblemente se enamore de ella.
Ana no quería pensar en aquella posibilidad pero su esposo parecía pensarlo mucho y al admitirlo hizo que ella lo volviera a pensar, sabía que lo de Aiden y Olivia no sería eterno mas tenia la esperanza de que fuera así, eran pocas las excepciones en las que la pareja llega al matrimonio como pasó con ella y Diego, mas aquella esperanza no moría.
Ambas parejas tenían luchas internas tan distintas, por un lado los Norton buscaban llegar rápido al hospital mientras que por el otro los Anderson querían lo mejor para su sobrino pero se aferraban a la idea de tener a Olivia para siempre en sus vidas.