Ayudame A Escapar © | En Edicion

002| DOS

Creo que la mayoría de los seres humanos tienen dentro de ellos la capacidad de cometer un asesinato. 

Richard Ramirez.

Me gustaba creer que era una chica normal, pero nada lo era en mi vida       

Me gustaba creer que era una chica normal, pero nada lo era en mi vida. Poseía la capacidad de matar todo lo que me rodeaba, quizá mi verdadero destino era estar sola, sin nadie que me consuele, sola con la oscuridad abrazándome y la gentileza del destino de destruir todo a su paso.

Me gustaba pensar que no estaba loca, pero la realidad era otra. Estaba perdida, destruida y con vida. Una vida que no quería, una vida tan vacía. Ya nada podía destruirme más.

Yo si.

La voces en mi cabeza se volvieron como una propia conciencia, ya que nadie la tenia en este repugnante lugar. Tal como lo dijo el juez, fui condenada a permanecer en un psiquiátrico hasta que cerraran el caso. Podía escuchar el eco de las voces en mi cabeza una y otra vez. Inclusive como ahora a mitad de la noche con la cabeza entre mis piernas y mis brazos abrazando a las mismas, aun estando perdida estaban ahí. Me decían lo jodida que estaba mi vida y tenían razón.

— Evangeline...

Escucho como lentamente alguien pronuncia mi nombre, veo la oscuridad de la noche colarse por mi ventana y como un aire azota la misma y las ramas del árbol chocan haciendo ver una tenebrosa sombra, deslizo mis piernas poco a poco observando la habitación vacía, sin ninguna alma que pueda ser capaz de pronunciar mi nombre, veo de nuevo el reloj que marca las 00:05am, un eterno minuto pasa cuando veo como el numero del reloj retrocede hasta que queda de nuevo las 00:00 Media noche.

Me incorporo y dejo por fin de apoyar mi espalda en la esquina de la habitación, me pongo de pie con cuidado y el uniforme blanco es lo único que se ve en tanta oscuridad. Camino hasta la ventana y las cortinas se mueven como si el viento fuera capaz de colarse a través de ellas, lo que es imposible. Retrocedo unos pasos de la ventana y siento el aire frió contra mi piel, un escalofrió recorre mi espalda, lo que hacen que instintivamente me abrace. Veo como las ramas vuelven a chocar contra el vidrio y la sombra tomar una forma diferente.

— Evangeline...

Observo la sombra tomar forma y mis ojos siguiendo cada movimiento dejandome paralizada, Eithan Veo de nuevo la habitación y el punzante dolor en mi cabeza repitiendo el nombre de mi hermano una y otra vez. La sombra ya no esta pero ese aire frió sigue aquí conmigo.

— Mi hermosa evangeline.

Esta vez no solo lo escucho, también siento algo rozar mi mejía izquierda. Veo la puerta de mi habitación y corro a ella, trato de abrirla pero no cede.

No puedes escapar Evangeline, ¿Qué harás?

La pregunta en mi cabeza hace eco, veo como una sombra grande se forma al otro lado de la habitación, al verla entro en pánico que solo volteo a golpear la puerta innumerable veces y pedir ayuda, pero nadie responde, ni siquiera el guardia que cuida de mi. Volteo y lo que sea que este ahí me observa detenidamente, lo se, puedo sentir su mirada. Cierro mis ojos y unas imágenes pasan en mi cabeza, "mi casa en completa oscuridad" Los abro y no esta, sigo golpeando la puerta, pido ayuda pero nada pasa, nadie me escucha, nadie viene por mi. Jalo la manija pero esta quema, esta tan caliente que la suelto enseguida. ¿Que pasa?

Mi cabeza palpita una y otra vez que tengo que apoyarme, con mi espalda contra la puerta me dejo caer hasta el suelo. Siento algo recorrer mi nariz que me hace llevar mi mano para ver el liquido que baja por ella, es sangre. La vista me falla un poco y se que si no pido ayuda puedo morir, pero no quiero morir, ¿Por qué?

Paso el sudadero por mi cabeza y me lo quito, lo veo tornarse de un tono carmesí cuando lo llevo a mi nariz, es demasiada sangre. Me levanto y coloque el sudadero en la manija para no quemarme y la jalo, la golpeo, grito pero nada pasa. Siento la calidez de la manija aun con el sudadero que no me queda de otra mas que soltarlo, escucho una especie de rasguños y volteo rápidamente, ahí esta de nuevo, veo como la sombra da un paso hacia mi y volteo para seguir forcejando la manija, la jalo tan fuerte que queda en mis manos, y ahora no solo lo se, estoy segura. Estoy atrapada, sin escapatoria. Veo la sombra dar otro paso, otro y luego otro, que no me queda otro opción mas que gritar con todas mis fuerzas.

— Ayuda, por favor, por favor... — Lagrimas comienzan a rodar por mis mejias, que no se si ruego porque no se acerque o por que alguien venga a sacarme de aqui.

Pego mi espalda a la puerta, hasta que no queda espacio para un alfiler y cierro mis ojos, continuo gritando, continuo llorando, ruego por mi vida, siento como todo comienza a temblar, veo mis cosas ir de un lado a otro y mi cama en el cielo de la habitación caer contra el suelo. Cuando abro mis ojos todo deja de temblar y la sombra no esta, trato de respirar pero mi garganta arde cuando grito tan fuerte por las manos que toman mis tobillos y me jalan, la sombra se arrastra consigo y la adrenalina en mi cuerpo empieza a luchar, pataleo, trato de arañarlo pero ni siquiera lo toco, me da la vuelta colocándome boca abajo y sigue arrastrándome, pido ayuda tan fuerte que mis tímpanos vibran, lloro y siento como el aire deja mis pulmones cuando me concentro a pesar del miedo y escucho lo que todos gritan afuera.



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En el texto hay: misterio, terror psicológico, romances

Editado: 24.02.2019

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