Ayudante de Cupido

Capítulo 4°- Besos Robados

Sus dedos se movían firmemente sobre los pliegues de su camisa intentando acomodar en su respectivo puesto la oscura corbata que a completaba el odioso atuendo del instituto al que tenía que asistir para no perder de vista un solo segundo de lo que su víctima pudiera hacer, memorizando cada rasgo, cada gesto y cada tenue reacción que ella pudiera tener para que, en el momento menos pensado estuviese listo para darle una dolorosa estocada por la espalda.

Blake terminó de colocar la corbata permitiendo que su imponente reflejo se enmarcara en el espejo de cuerpo entero que descansaba a un lado del ventanal de su habitación. Su rostro se encontraba sereno e indiferente, apreciando como cada facción se atenuaba con tal detalle y precisión que lo hacían parecer una perfecta estatua de mármol, una especie de ángel caído. Se burló con ironía ante ese pensamiento, después de todo no estaba tan apartado de la realidad ya que su vida era como la de esos seres inmortales, vacía, perturbada y ligada por toda una eternidad al causante de haberles cortado las alas. Colocando en su sitio un invisible collar de amaestramiento el cual era tirado con pesadez e inclemencia, indicándoles que todo lo que no fuesen órdenes de sus amos estaba prohibido para ellos.

Respiró con dificultad saboreando el amargo sabor de la ira tocar su paladar al visualizar la imagen de su hermano. Él era el culpable de su estado. Él que lo tenía atado de pies y manos sometido a su entera disposición, ese engendro que por su retorcida diversión lo había obligado a transitar entre los subordinados mortales, encaminándolo impasiblemente hacia esa niña ingenua que para bien o para mal había cautivado su curiosidad y a la cual, por órdenes irrevocables tenía que destruir sin tocarse el corazón.

—Demonios —Blake soltó un pesado suspiro llevando una mano a sus negros cabellos, recargando de lleno su cuerpo en la pared.

No quería continuar con esto, a pesar de toda la rabia que incesante le gritaba que no tuviera compasión hacia esa mujer, algo con una fuerza mucho más agresiva le decía que no deseaba que ella padeciera la misma desolación que por años vio reflejado en cada víctima que designaba la absurda voluntad de Cupido y, sin embargo, aún con todo lo que se avecinaba sobre él, estaba consciente que no podía hacer nada para que lo inevitable ocurriera dentro de poco.

Si tan sólo las cosas fuesen un poco diferentes, si tan solo Gala me... no terminó de hablar, la sola idea era sin sentido.

Golpeó con frustración el muro de concreto. ¿Cómo diablos podía aturdirse tanto con esta situación llegando incluso a pensar en semejante locura? Él que era tan imperturbable, tan insensible y frío a lo que estúpidos sentimentalismos se refería. Bufó algo cansado, ¿cómo se le podía pasar por la cabeza que aquello llegara a suceder? Además, estaba lo ocurrido la noche anterior. Ese beso robado a la pequeña Brenton y el odioso sonido de aquel nombre que detestaba.

—Taylor.

Se escuchó resonar en su cabeza de forma constante y persistente. Apretó su quijada al recordar el nombre de ese humano siendo pronunciado con tanta dulzura por parte de Gala en el momento de robar sus suaves labios.

La terrible sensación de su orgullo hecho pedazos aún estaba muy presente y casi palpable no pudiendo creer lo que había pasado. Él que era uno de los dioses más poderosos y temidos por sus habilidades de manipular las almas. Él que tenía a sus pies a todo tipo de mujeres hermosas que morían y suplicaban por una mirada, por una sola caricia suya, había llegado a tales extremos de tener que asaltar la alcoba de su víctima para velar sus sueños. Capturando como un vulgar ladrón la tentativa boca de la pequeña, sintiendo por primera vez en siglos como esa desgarradora sed que quemaba día con día su garganta era apagada por el fugaz beso de una ordinaría mortal. Un beso que por si fuera poco le había quitado tal inhibición a la consciencia de la joven que incluso en sueños fue capaz de anhelar más de ese abrazador calor y del que por supuesto, él estaba más que dispuesto a seguir proporcionándole si no fuera por el insignificante hecho de que Gala pensó que ese beso tan devastador había sido dado por otro que en definitivo no era él.

Pero sí del hombre que ella realmente quiere —Blake rugió con resentimiento arrastrando las palabras fuera de su boca.

¿Por qué? ¿por qué demonios le enfurecía tanto el hecho de que lo hubiese confundido con Taylor si él conocía lo que significaba para ella? No lo comprendía y eso era lo que en verdad lo inquietaba. El hecho de saber que cada minuto que pasaba perdía más y más el control de la situación, encaminándose gradualmente en un lóbrego y desconocido sendero del que ya era más que imposible el salir bien librado y sin daños que lamentar.

Tomó su saco y mochila listo para partir hacia el instituto, topándose con la casa vacía en cuanto saliera de su habitación. No le pareció extraño, después de todo él mismo le había dicho a la pequeña Brenton que se fuese, la sola idea de tener que verla tan próxima y tan ajena a lo que había ocurrido entre los dos, provocaban en su interior la urgente necesidad de reclamar de nuevo sus labios, pero esta vez con la diferencia de que se encargaría personalmente de hacerle ver a Brenton que esos besos tan apasionados que pensó vivir en sueños, aquellos que fueron capaces de despertar tales anhelos en su ser e incendiar su cuerpo de deseo fueron dados por él y no por ese joven que ocupaba por entero su corazón tal y como pensaba. El cual, si no fuera por esos hilos imaginarios que movían su alma y débil voluntad, ni siquiera estaría al tanto de que ambos compartían el mismo mundo.

Avanzó con quietud por las calles que a esa hora de la mañana se encontraban ausentes de personas, lejos de ese latoso bullicio que producían y que solo le causaban un insoportable dolor de cabeza y el creciente deseo de desaparecer a cada desagradable mortal que como era para él toda una costumbre, le observaban como algo extraño, diferente, algo ajeno al mundo y a lo que ellos eran y representaban.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.