Azar

Capítulo 9

Aura

Soy estúpida, no sé en que estaba pensando, muy posiblemente en nada, cuando le dije a Asher que podía acompañarme al jacuzzi. No he sido capaz de bañarme en la playa con ninguno de mis amigos. No he sido capaz de enseñarles, plenamente consciente, las cicatrices a mis amigos pero ahora voy a hacerlo con Asher. No puedo echarme ahora para atrás, soy una mujer de palabra y quedaría mal retractarme ahora.

Respiro profundamente varias veces y voy hasta mi maleta, donde están mis bañadores de dos piezas. Ya podría haberme comprado alguno entero, pero no, soy especial y aún no gustándome mis cicatrices, me encanta enseñar el tatuaje de mi pecho y mi vientre plano. Definitivamente no estaba muy lúcida cuando le he dicho que si podía acompañarme.

Saco todos mis bañadores y valoro cual es el más tapado, en resumen: ninguno, son simples cuadros con tela que no dejan mucho a la imaginación. Odio el día en que Kristal me prestó uno de sus bikini tanga y que desde entonces yo también empezase a usarlos. Recemos por mi tranquilidad.

Acabo por ponerme el que creo que menos enseña, de color violeta y sin decoraciones para no llamar mucho su atención. Me pongo mi bata de seda por encima y espero pacientemente a que él vuelva. En que lío me he metido yo sola.

Reviso mi teléfono mientras lo espero, respondo a los mensajes de mis padres que fueron informados del incidente, por suerte confiaron en mi palabra de que me encontraba bien. Respondo una foto de Mason y Stella y me quedo confundida con el mensaje que me ha dejado Kristal. Es solo un emoji, el del dedo gordo para arriba, definitivamente es rara.

Suelto el móvil sobresaltada al escuchar golpes en la puerta de mi cuarto. Respiro varias veces antes de armarme de valor e ir a abrirle la puerta a Asher.

– Ya estoy.- dice al llegar a mi lado.

– Me di cuenta.- sonrío nerviosa.- ¿Subimos?- él asiente.

Subimos completamente solos en el ascensor. Asher me distrae. Él lleva puesta una camisa y lo que creo es un bañador de color azul. No puedo mentir, Asher me atrae, es un hombre muy atractivo así que era imposible que no me atrayese. Volver a sentirme de esta forma, que vuelve a atraerme un hombre es una sensación rara para mí, y la verdad es que no quiero volver a sentirlo.

– Señorita Trumman.- me saluda uno de los guardias de la entrada.- ¿El señor la acompañará?

– Lo hará.- los tranquilizo.

Entramos en silencio, aunque no vamos a molestar a nadie. Cada uno va al cambiador que le toca. Me convenzo de que no es para tanto, es un hombre que conozco desde hace poco más de un mes, solo eso, nadie tan relevante como para ponerme nerviosa. No sé a quien quiero mentir, ni consigo mentirme a mi misma.

Salgo de mi vestuario a la misma vez que lo hace Asher. Intento mirar su cara y no su cuerpo de gimnasio. En el pequeño momento que me he quedado mirando su abdomen me he percatado de un tatuaje en su cintura, no muy grande. Consigo dejar de mirarlo definitivamente después de varios segundos con los ojos cerrados. Le sonrío a Asher mientras vamos a lugar donde está el jacuzzi.

– Asher.- él me mira.- La silla debe quedarse aquí, ¿te importaría llevarme?- pido con vergüenza.

– Agarrate a mi cuello.

Asher se agacha hasta quedar a mi altura, rodeo su cuello con mis brazos. Él pasa los suyos uno por debajo de mis rodillas y otro por detrás de mi espalda.

– Pesas extremadamente poco.- dice al levantarme. Gracias por el dato que ya conocía.

– Peso cuarenta y siete kilos.- lo miro.- No es tan poco.- él se encoje de hombros pero no me contradice.

Intento no pensar en que debe de estar sintiendo la cicatriz más grande con su mano, a pesar que después de dos cirugías menguó y casi no tiene relieve. A penas mide cinco centímetros pero él tiene la mano justo en ese sitio.

Él no me suelta cuando llegamos al jacuzzi, sino que sube las escaleras conmigo en brazos y luego va bajando las del jacuzzi, metiéndose él antes que yo. Al final se agacha un poco y me deja sobre los asientos que hay dentro de la bañera de agua caliente.

– Gracias.

– No hay de que.- dice al sentarse a mi lado.

Hay mucho sitio en el jacuzzi y tiene que venir a sentarse lo más cerca que puede de mí. No quiero darle la espalda porque podrá ver el rastro de cicatrices blancas que recorre mi espalda. Superé hace tiempo la inseguridad de ir en silla de ruedas, pero no he superado todavía la de mis cicatrices, que hacen un gran contraste con mi piel bronceada.

– ¿Qué pone en tu tatuaje?- dice señalando entre medias de mi pecho.

– Valentía, pasión y corazón.

– ¿Por qué?

– Valentía por lograr seguir mis sueños, pasión por la forma en que hago las cosas y corazón porque siempre hago las cosas escuchando a mi corazón.

– Bonito mensaje.

– ¿Qué es el tuyo?

– El signo zodiacal de Lea.

– Amor de hermanos, no sé lo que es eso porque soy hija única.- sonrío alegre.

Asher se pega un poco más a mí, lo peor no es que lo haga sino que mi cuerpo reaccione ante esa acción y no alejándose, sino acercándose más a él. Intento no mirarlo para no caer en la tentación de hacerle caso a mi cuerpo, le gusta traicionarme. Respiro profundamente para relajarme pero consigo todo lo contrario porque inhalo su perfume caro, huele demasiado bien. ¿Es legal oler así de bien? Yo creo que no lo es.

– ¿Cuándo descubriste que te gustaba la fotografía?- me giro al escucharlo cerca.

Mi cara queda demasiado cerca de la suya, respiro pesado pero no soy la única, su respiración se encuentra igual o peor que la mía. Lo miro a los ojos, las pupilas de sus ojos se encuentran dilatas y puedo jurar que las mías también. Obligo a mi mirada a no desviarse a sus labios como ya ha hecho en otros momentos. Y ahora no puedo dejar de pensar en sus labios rosas, la mente es traicionera.




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