Azar

Capítulo 10

Papá me mira por varios minutos, mamá ni me mira ni tampoco dice nada, solo está sentada en el sofá, quieta. Le sostengo la mirada a mi padre, él y yo sabemos quien va a ganar esta guerra, de nada sirve pelear.

– Aura, ¿lo has pensado bien?- interviene Steven.

– Más de lo que ustedes creen.

– ¿Por qué? Pensé que esto ya había acabado.- dice mamá con lágrimas.- Aura…

– No, es algo que necesito.

Mi padre acaba por sentarse en el sofá, resopla varias veces y tira de su cabello, frustrado. No voy a retractarme y tampoco estoy pidiendo permiso, lo único que estoy haciendo es informarles porque me gusta que mis padres no se preocupen por nada. No quiero ocultarles cosas solo por sus reacciones, sería peor que se enterasen más tarde y por otra personas.

– ¿Lo quieres de verdad?- asiento.- Entonces, hazlo.

– Gracias papá.- él solo asiente, no le gusta la idea pero no tiene más que decir.- Iré a mi habitación, tengo que prepararme para esta noche.

Empujo la silla hasta salir de la sala de estar. La razón de que mis padres estén así es que voy a someterme a otra operación después de casi dos años de haberme rendido. Ya tengo asumido que no volveré a andar, la medicina no ha avanzado lo suficiente como para reparar el daño que me provocaron. Esta operación es un intento por devolverme la sensibilidad en la piernas, quiero volver a sentir la arena, los pinchazos, la hierba. Puede parecer absurdo pero es algo que necesito, necesito de vuelta esas hermosas sensaciones. Es una operación experimental, pero cualquier rayo de esperanza a mi me sirve.

Al llegar a mi cuarto le mando un mensaje a Kristal para que venga a recogerme sobre las ocho y media. Y ya que estoy con el teléfono, aprovecho y le hago una llamada a Mason.

– Holaa, ¿Pasó algo?- noto su voz preocupada.

– Nada en absoluto.- sonrío.- ¿Cómo estás tú?

– Bastante cansado.- puedo notarlo en su voz.- ¿Qué dijeron tus padres?

– Que si es lo que realmente quiero, que lo haga.

– Siempre apoyándote.

– Tengo suerte de tener los padres que tengo.- sé que tengo mucha suerte, mucha gente vive dentro de familias disfuncionales, la de Mason es una de ellas.

– Tengo que hacer la cena. Hablamos mañana, cuidate pequeña y golpea a Mario y a Renatta si se pasan de listos.

– Lo haré.- me río.- Hasta mañana.

Tiro el teléfono sobre la cama, sé que tengo mensajes sin leer de Asher, y no pienso leerlos. He optado por la técnica de la evasión, llegará un momento en que se canse de escribirme. Y entonces podré estar tranquila y olvidarme de lo que pasó hace una semana. Algo que veo poco probable porque no dejo de pensar en el beso, pero mientras que pueda mantenerlo para mí, puedo fingir que lo soñé y que no ocurrió nada en absoluto.

Miro el vestido que mamá me compró, no tenía ningunas ganas de ir de compras así que confié en mi madre para que me comprase algo para la cena de ex- alumnos. Mi madre conoce bien mis gustos y sé que no elegiría nunca nada que no me gustase.

Miro el vestido, de color violeta pálido, con escote en el pecho y sin mangas. Se ve bonito así que espero que en mí sea vea igual.

Me quito mi ropa de estar por casa y con mucha paciencia me pongo el vestido, con los trajes ajustados todavía batallo un poco a la hora de ponermelos, si me veo muy apurada suelo llamar a mi cuidadora. No sé que haría sin ella, Giselle fue la que me enseñó a ser independiente de nuevo, con mucho esfuerzo y paciencia porque yo me negaba pero lo hizo.

Miro mi colección de tacones, tengo tantos que no sé cual podría ser el bueno para la ocasión. Al final elijo unos blancos sencillos, de tacón fino, atados al tobillo, delicados pero hermosos y ridículamente caros.

Espero en mi cuarto a que Kristal me mande un mensaje y cuando lo recibo bajo a hasta la recepción. Me despido de mis padres con la promesa de que no llegaré muy tarde, tampoco es que tenga muchas ganas de quedarme cerca de Mario y Renatta pero quiero ver a algunos de mis viejos compañeros de clase.

– ¿Preparada?

– Intentaré no romperle la nariz de nuevo a Renatta.

– Eso me sirve.- se ríe antes de poner en marcha su coche.

Tardamos media hora por el tráfico. Al llegar Kristal tiene que dar unas cuantas vueltas antes de encontrar un lugar en el que aparcar. Llegamos un poco tarde pero lo bueno siempre se hace esperar y nosotras somos lo mejor.

Al pasar buscamos la mesa que nos han asignado. Al llegar puedo ver a algunos de mis antiguos compañeros, algunos incluso se ven sorprendidos de verme en silla de ruedas. En Nueva York mi caso fue noticia por semanas, fuera del estado mi accidente no tuvo gran repercusión, por suerte, y mucha gente no sabe lo que me ocurrió.

– Aura- busco la voz que me llama.

– MARIE.- grito emocionada.- ¿Por qué no me dijiste que estabas de vuelta?

– Quería darte una sorpresa.- mi amiga me da un abrazo fuerte y un beso en la mejilla.- Andrew me dijo que vas a someterte nuevamente a una operación y tengo que estar a tu lado.

– No hacía falta.

– Si lo hace, yo hago falta.- se ríe antes de saludar a Kristal y sentarse con nosotras.

Me giro al escuchar la puerta del lugar abrirse, no tendría que haber mirado. Por la puerta entran Mario y Renatta. Él lleva un traje simple y su cabello castaño demasiado peinado. Ella lleva un vestido dorado que le queda espectacular y su cabello pelirojo recogido en un hermoso tocado. Dejo de mirarlos o tendré ganas de pelear, siempre que los veo tengo ganas de pelear con ellos.

– No sabía que tú y Mario habían terminado.- si las miradas matasen, mi ex compañero estaría muerto.- No te dijimos nada porque estabas muy enamorada pero nos parecía un imbécil.

– Supongo que era la única que no lo veía.- me encojo de hombros como si nada.

Nos traen los primeros platos, me distraigo gracias a ellos. No participo en la conversación pero escucho atentamente para distraerme. Reviso mi teléfono y sonrío, Mason me mandó una foto de Stella para animarme, él como siempre tan atento conmigo. Me gustaría poder verlo con más frecuencia, pero es bastante difícil con mi trabajo y el suyo, pero lo podré ver después de mi operación, ya ha pedido el día libre en su trabajo para poder acompañarme.




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