Había llegado finalmente el cumpleaños de Lucas, ese día Danielle había pasado por mi casa temprano para alistarnos como de costumbre. Por otro lado, Nathaniel había quedado en recogernos, y a pesar del insistente intento de Danielle de convencer a Katherine de venir con nosotros ella le comunicó que no podría asistir porque tenía otro compromiso. Han pasado varios días desde aquella reveladora información, a la cual he estado rehuyendo, y a pesar de que he tratado de actuar de manera normal, también he evitado a toda costa el quedar a solas con Nathaniel y tener aquella conversación a la cual no tengo aún una respuesta. Me encontraba sumida en mis pensamientos, mientras Danielle hablaba sobre el maquillaje y otras cosas ininteligibles para luego decir:
—¡Elizabeth, llamando a tierra! ¿En qué andas pensando? Te he visto muy distraída estos días, he intentado hacer caso omiso, pero ya ha sido suficiente, ¿Qué te sucede? ¿Estas así por Lucas?
Danielle siempre ha sido muy capciosa con las personas, pero no me sentía cómoda hablando de esto con ella, de hecho, con nadie, al menos no hasta que mis ideas estén en orden.
—No—finalmente dije—, no se trata de él. En realidad, no sé de qué me hablas, estaba pensando si deje todo listo antes de irnos, hoy mamá llega más tarde de lo habitual, y no quiero dejar pasar nada por alto para que ella pueda descansar. A lo cual Danielle se inmuto a decir:
—Mmm, bueno está bien ¿Qué tal se ve este vestido?
—Me encanta. —me apresuro a contestar, realmente lo hacía, Danielle siempre sabia como lucir bien, había optado por elegir un vestido canesú de color verde que resaltaba con su cabello pelirrojo.
—Bien, ahora es tu turno, ve alistarte mientras me preparo todo mi maquillaje, hoy sacaremos tu mejor versión.
Ya estábamos listas, cuando sonó el timbre de mi casa, era Nathaniel, parado ahí frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja, y no pude evitar sonreír.
—Luces diferente—dijo él —, en el buen sentido.
—Tú también—reí ante su comentario—, entra por favor Danielle está a punto de bajar.
—Ahí voy chicos. —gritó desde las escaleras—, ¿están listos para esta noche?
—Más que listos.
Cuando llegamos a casa del tío de Lucas, ya habían llegado algunos de sus familiares, y unos pocos amigos. En cuanto lo vi pude notar que irradiaba una felicidad peculiar.
—Feliz cumpleaños—dijimos al unísono.
—Te trajimos un pequeño obsequio esperamos que te guste—agregué.
—Gracias por venir chicos. Vengan quiero presentarlos a mis padres—dijo Lucas, al tiempo que acomoda su brazo sobre mi hombro y nos dirige a su dirección.
—Papá, Mamá, estos son mis amigos de los cuales les hablé Elizabeth, Danielle y Nathaniel.
—Es un gusto conocerlos al fin, mi hijo habla mucho de ustedes, en especial de ti, Elizabeth— comenta su madre.
Escucharla decir aquello me generó una gran sorpresa, y el rubor en mi rostro empezaba a delatarme, fue entonces cuando ella añadió:
—Mi nombre es Lena—extendió su mano la dirección del papá de Lucas—, y él es Robert.
—Un placer conocerlos, chicos. Bienvenidos al cumpleaños de mi hijo. Espero que se diviertan.
—Gracias, el gusto es nuestro—añadimos juntos, para luego despedirnos de ellos, y aventurarnos dentro de la fiesta.
No había pasado mucho tiempo cuando para sorpresa de todos, vimos a Katherine quien caminaba hacia nuestra dirección.
—Hola chicos—dijo ella, mientras mantenía su mirada especialmente en Nathaniel.
Todo guardamos silencio por unos segundos y este interrumpido por Lucas, quién sin más le dio la Bienvenida.
—Katherine, me da gusto que hayas finalmente venir.
—Sí, a mi igual—comenzó a explicar—, había quedado de ir con mis padres de paseo, pero mi padre tuvo un imprevisto en el trabajo, y nuestros planes cambiaron de forma sorpresiva, y ya que me había alistado, pensé que sería bueno pasar por aquí, aunque sea por un momento.
La noche iba transcurriendo, algunos se encontraban jugando futbolín en una pequeña sección de la casa y otros bailando, mientras nosotros aguardábamos sentados platicando, a lo cual Katherine dice:
—Chicos ¿no piensan bailar? ¡Vamos! ¿Nathaniel me acompañarías?
—No se me da muy bien bailar—dice él modestamente.
—¿Cómo es eso posible? —tomó su mano—, solo sígueme.
Por otro lado, uno de los amigos de Lucas se acercó a Danielle para invitarla a bailar, y ella acepto sin titubear. Fue entonces cuando Lucas dijo:
—Te parece si hablamos en otro lugar donde haya menos bulla.
—Eh, claro—dije algo dubitativa hacia donde quería dirigirse.
Nos encontrábamos en la parte trasera del jardín, Lucas se mantuvo pensativo unos minutos, y finalmente preguntó:
—No eres del tipo que va a fiestas, ¿no es así?
Su pregunta se me hizo muy inesperada, pero era cierto, realmente no es mi estilo; sin embargo, siempre estoy ahí para mis amigos, tratando de llevar la situación, me preguntaba si había hecho algo que le hubiera hecho llegar a dicha conclusión así que respondí:
—No, realmente no, ¿Cómo es que llegaste a esa conclusión? Eres la primera persona que me lo dice.
—Pues verás, soy una persona muy observadora, en especial con aquellos que me importan, como tú—dijo Lucas, mientras acomodaba un mechón de cabello atrás de mi oreja, mirándome fijamente con aquellos ojos azules y decir:
—Me pregunto qué lugar ocupo aquí.—señaló mi corazón
Escuchar eso me dejo petrificada, permanecimos en silencio, uno muy largo. Lucas hizo un ligero carraspeo y luego añadió:
—No te preocupes no tienes que darme una respuesta ahora, solo escucha...
Ese iba a ser el inicio de una conversación a la cual no estaba lista. Fue entonces cuando apareció Nathaniel:
—Disculpen chicos, no quiero interrumpirlos, pero Lucas tu mamá te está buscando.
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Editado: 07.05.2022