Azul es el cielo de tus ojos

Capítulo 14: Corazones rotos

Cuando llegué a casa, y noté que mamá aún no estaba ahí, revisé mi celular que había dejado en silencio y me encontré con 25 llamadas pérdidas de Danielle, me había olvidado por completo de ella, así que la llamé de inmediato.

—Hola, Danielle—dije apenada y sin más comienzo a disculparme, pero eso no la detiene y dice:

—¿Dónde rayos te metiste? Te he estado buscando por todas partes, no sabía que decirle a Lucas, quien se veía más que desilusionado.

—Lo siento—vuelvo a decir-, sabes que no me gustan mucho las fiestas.

—Si, lo sé, pero esa no es razón para irse sin avisar.

—Tienes razón, pero las cosas se pusieron incomodas entre Lucas y yo, y no sabía qué hacer, Nathaniel ofreció llevarme a casa y entonces accedí sin más.

—¡Espera! ¡Nathaniel, estaba contigo! vaya ustedes cada día me sorprenden más, ¿y qué fue eso que pasó con Lucas que te hizo sentir tan incomoda al punto de huir? —antes de que pudiera responder dijo—. No me respondas, ya me lo dirás mañana jovencita, tendremos una conversación larga y tendida.

—Está bien—contesté más que resignada, debía contarle la verdad o no me perdonaría.

Al día siguiente Danielle y yo quedamos de vernos en el lugar de siempre, y le conté todo lo que había sucedido la noche anterior, escuchó todo detenidamente, para luego decir:

—Ahora entiendo todo, ¿qué piensas decirle a Lucas?

-No lo sé aún, pero tendré que darle una respuesta lo antes posible y además de una disculpa por irme de su cumpleaños.

—Si, será lo mejor—dijo para luego hacer una pausa y añadir—, te habías tardado mucho en darte cuenta ¿eh?

—¿A qué te refieres? —cuestioné ante sus palabras.

—Pues eso, el darte cuenta que sentías algo por Nathaniel, llegué a pensar que nunca lo admitirías, siempre lo miras de una forma diferente que, a todos los chicos, incluso que, a Lucas, aunque por un momento dudé y pensé que realmente éste te llego a interesar.

Me quedo boca abierta ante su declaración, ¿era tan evidente así? ¿Cómo es que ella pudo notarlo y yo no? Mi atención vuelve a ser captada por Danielle cuando añade:

—Pero hay algo que no esperaba por completo.

—¿Qué cosa? —pregunté extrañada—, ¿Qué podía ser eso que ella podía ver y yo no?

—El hecho de que Nathaniel te haya dicho que te veía solo como su amiga-toma una pausa y luego añade—. Sabes, siempre he pensado que había algo entre ambos, pero ninguno de los dos era lo suficiente valiente para admitirlo. De hecho, pensé que esa era la razón por la que él no tenía novia, pero supongo que me equivoqué o al menos eso creo. De todas formas, eso es algo que deberán solucionarlo ustedes dos, no he de entrometerme en esto, ambos son mis amigos.

No sabría decir si ella notó mi tristeza reflejada en mi rostro porque guardo silencio para finalmente decir:

—Dale tiempo, quizás las cosas vayan tomando forma, y no sean como crees.

Solo me limite a asentir, y permanecimos calladas mientras yo veía a través de la ventana de la cafetería una chica que había tropezado y hecho caer sus libros, cuando un chico se le acerca a preguntar si esta se encuentra bien, ella parece avergonzada y solo asiente, mientras un pequeño rubor rodea su mejillas, toma los libros que él le ayuda a recoger, y se dispone a darle las gracias y despedirse pero su tobillo se encuentra lastimado, el chico ofrece llevarla, tal como una película de Hollywood, la tristeza invade mi alma de nuevo ¿Qué haré ahora con estos sentimientos? ¿Los he de guardar por siempre? Fue entonces cuando escuché a Danielle decirme algo exasperada:

—¡Eli, es Lucas! Se está acercando a nosotras.

Me quedo petrificada, al escucharla, para luego de unos pocos minutos tenerlo al frente de mí, ¿Qué podía decirle? ¿debería empezar por una disculpa? ¿era eso suficiente? entonces escucho decirle a Danielle:

—Hola... ¿me permitirías...?

Ella comprendió sin más lo que iba a pedirle, así que antes de que pudiera completar la oración, dijo:

—Claro, no te preocupes. —hizo un gesto de despedida con su mano.

Mi cara divulgaba que estaba enojada porque me dejará sola en esta situación, y dije casi al susurro:

—¿Te volviste loca? A lo que ella hizo un ademán de disculpa, para luego decir:

—Estarás bien, sé que sí-se dirigió hacia la puerta y se marchó sin más.

Entonces me resigné y volteé a la dirección de Lucas, quién ya se ha acomodado al otro lado del asiento, realmente no tenía palabras, y no sabía por dónde comenzar.

—Lucas, yo... —guarde silencio unos segundos-, lo lamento tanto, pero...

Fue entonces puso su dedo sobre mi boca y emitió un sonido de silencio, sutil y calmado.

—No tienes que decir más, ya comprendí tu respuesta. Tal vez ocupe un lugar en tu corazón, pero no de la manera en la que creo ¿no es así?

Asiento con mi cabeza y tomo el valor para mirarlo de frente, y contestar:

—Así es, Lucas.

Me mira fijamente unos minutos, dudoso de decirme algo para luego añadir:

—No te preocupes, yo entiendo. Y finalmente ¿Nathaniel y tu están saliendo?

—¿De qué me hablas Lucas? ¿De dónde has sacado eso? —digo extrañada y enojada

—Los vi-respondió—los vi yéndose juntos tomados de la mano.

—No es lo que crees, él y yo no estamos juntos de esa manera. -y mi voz se fue apagando al decir estas últimas palabras.

—¡Por favor, Elizabeth no tienes que mentirme de esa forma! Solo sé honesta conmigo—dijo él esta vez de forma exasperada, para luego pasar a un tono apagado, respiró profundamente y luego añadió—Sé muy claramente que Nathaniel está enamorado de ti, pero no sabía que tú lo estuvieras de él, no hasta el día de ayer.

—¿Qué? Las cosas no son como dices—dije algo enojada y cansada de lo mismo.

Escucharlo decir que Nathaniel sentía algo por mi cuando no es así solo hacía el dolor más hondo; sin embargo, las cosas no fueron nada fáciles con Lucas quién seguía enojado.




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