Azul es el cielo de tus ojos

Capítulo 20: Una conversación pendiente

Haber escuchado esas palabras hizo que mi corazón estallara, él me miró de forma tan profunda que, aunque yo no respondiera nada o él no añadiera cosa alguna, no había necesidad, ese momento era nuestro.
Luego de que terminaran todas nuestras clases pensé que Nathaniel y yo tendríamos al fin la conversación por la que había estado esperando por días; sin embargo, ese no había sido su plan. Para sorpresa mía, Ayden, se acercó a mí y me pidió ayuda con una de las asignaturas, <<realmente hubiera querido dejarlo para otro momento, pero él insistió tanto que no pude negarme>>. Cuando volteé a ver hacia la dirección de Nathaniel, él ya se había ido. Mi amiga por su parte se despidió de mí entendiendo que estaría ocupada por un largo rato.

El tiempo se me hizo realmente atormentador y el momento que hace unas horas me había llenado de tanta felicidad se había convertido en uno del que ya no tenía idea de que significaba, llegué a casa de un humor insoportable << ¿Quién en su sano juicio confiesa sus sentimientos y luego se va sin ninguna explicación?>> ¡Acaso quiere volverme loca! —grité esta última con fuerte indignación

Aquel sentimiento no desapareció por un buen lapso, realmente me sentía desconcertada, tenía muchas preguntas rondando por mi cabeza, de hecho, las había tenido por días. No obstante, aún en contra de mi desesperada alma, esperé pacientemente, confiaba demasiado en él; pero eso no significaba que mi ansiado corazón no deseara una respuesta ante su silencio. Y ahora que al fin ha sido respondida una de mis dudas aún habían otras miles sin respuesta alguna.

Estaba consciente de que había una razón por la que había sucedido todo eso, y estar dándole vuelta al asunto no me iba ayudar en lo absoluto, por lo que intenté ocupar mi mente en otras cosas, desde hacer las tareas del hogar hasta colocarme una mascarilla. Ese último evento, no había sido la mejor decisión. 

—Hola...Elizabeth—guardo silencio, me miró detenidamente e intento contener la risa—¿mal momento?

—Ni lo intentes—le advertí—No estoy de humor para soportar alguna de tus bromas. —dejé la puerta abierta para que entrara y caminé hacia la sala. 

—¿Mal día? —preguntó Lucas una vez dentro—Si gustas puedo venir en otro momento. 

—No, está bien—suspiré—. Lo siento, he sido muy grosera y tú no tienes la culpa. 

—¿Qué sucede, Eli? —preguntó compasivamente—. Somos amigos, ¿no es así? puedes contar conmigo para lo que sea—puso su mano en mi hombro. 

—Lo somos—dije en tono apagado—, pero siento que es una tontería. Además, no creo que se buena hablar de estas cosas contigo...

—Entiendo—hizo una mueca—, está bien, pero promete algo—tomó mi mano. 

—¿Qué cosa? —pregunté curiosa para luego alejar lentamente mi mano. 

—Promete que hablarás con él de cómo te sientes—hizo una pausa—. No sé qué es lo que te tiene así, pero sé que a veces no debemos esperar una respuesta sino ir a buscarla, decir cómo te sientes nunca será un problema si el realmente te quiere. 

—¡Vaya, que profundo! —exclamé. 

—Elizabeth—dijo él seriamente. 

—Lo prometo—reí—, gracias.—levanté mi mano izquierda solemnemente—Yo, Elizabeth, prometo cumplir la promesa que le hice a Lucas. 

—¡Eres un caso!—negó con la cabeza y empezó a reír. 

Iba a decirle algo más, pero entonces sonó mi celular. 

—Me disculpas—señale el celular—, debo contestar. 

—No te preocupes—dijo él—, creo que será mejor que me vaya. 

—De acuerdo—contesté—, y gracias Lucas—sonreí ligeramente—¿Te acompaño? 

—No, está bien—señaló mi celular—. Será mejor que contestes puede ser algo urgente.

Asentí y tomé la llamada, todo mi ser se encontraba nervioso y expectante. 

—Hola, Nathaniel—contesté. 

—¡Eli, te necesito urgente! —exclamó desesperadamente. 

—¿Qué sucedió? —pregunté asustada—Nathaniel, por favor dime. 

—Por favor, ven por mí—suplicó—, una vez que estés aquí te contaré con todo y lujo de detalles. 

—¿En dónde estás? —tomé un papel para anotar rápido. 

Cuando llegué al lugar me apresuré lo más que pude para hallarle, entonces finalmente lo vi sentado en una de las sillas, sostenía su cabeza con las manos. Mi corazón se sentía estrujado al ver esa escena, por lo que no dudé en sentarme a su lado y entonces él me miró y su mirada reflejaba miedo, no pude evitar ver que tenía pequeñas heridas en su rostro. 

—¿Qué sucedió, Nate? —pregunté susurrando, y puse mi mano sobre su rostro. 

Unas cuantas lágrimas rodaron por sus mejillas y sentí esa opresión en mi corazón al verlo así, era la primera vez que lo había visto llorar. Limpié sus lágrimas y le abracé muy fuerte, él demoró un poco, pero finalmente me rodeó con sus brazos y nos quedamos así durante unos minutos; preferí no insistir más, pero entonces él finalmente dijo: 

—Papá llamó después de clases, quería hablar conmigo—tragó saliva—le dije que no podía que tenía algo que hacer, pero el insistió en que no llevaría mucho tiempo—suspiró—salí entonces del salón y me subí a su auto y entonces lo puso en marcha. Él ha estado viéndose con otra mujer, y yo lo descubrí en su trabajo, quería convencerme de no decirle a mi madre. Su petición me pareció de lo más cínica, empezamos a discutir y fue cuando sucedió...su auto impacto con otro. Cuando desperté mamá estaba a mi lado...me hizo preguntas sobre cómo había sucedido el accidente, no supe que decirle—negó con la cabeza—no pude al verla llorar de esa forma, papá está grave y si lo sucede algo, yo...

—No lo hagas—intervine—no es tu culpa, Nathaniel. Sé que toda esta situación es difícil para ti, pero nada de esto es tu culpa.

—¿Qué le diré a mamá? Ahora está allá con él. 

—Hallarás el momento para decirle después—le animé—Ahora debes ser fuerte por ella, ella te necesita, y tú papá a pesar de que esté haciendo las cosas mal también te necesita. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.