Azula & Joy

Capítulo 29

Azula colocó la taza en la cocina. Había cerrado su computadora ya que había perdido completamente la inspiración al tener aquellos recuerdos.

Azula miró en dirección donde se encontraba el único cuadro que había quedado de Cielo De Otoño. La pared estaba vacía ya que Darius se lo había llevado y Azula no quería saber a dónde. Ésta se encontraba vestida con un traje negro de tirantes y corto; unas zapatillas del mismo color de diez centímetros y aceptó la petición de Darius de llevar el cabello suelto hoy.

Azula miró el calendario y vio el día de hoy señalado <<veintisiete de Agosto>>.

En la mañana Darius le había llevado el desayuno a la cama acompañado de un ramo de violetas y un libro, él le había susurrado "Feliz Cumpleaños". Iban a salir esta noche luego que él arreglara un asunto de la empresa.

Toda su familia, sus amigos y sus suegros le mandaron un presente. Azula no tenía ganas de celebrar su cumpleaños pero Darius había insistido y sólo era una cena en compañía de familiares y amigos; después de todo él se había portado muy bien con ella.

En ese momento se abrió la puerta y apareció Darius. Azula se acercó a él.

—¿Cómo te fue? —Este le dio un beso en los labios—¿Lograste solucionar el problema?

—Sí preciosa—este la tomó por la cintura—perdón por dejarte sola todo el día

—No te preocupes yo entiendo que ser gerente no debe ser nada fácil y menos si son muchas empresas

Darius le sonrió—Gracias por comprender ¿Nos vamos? —Azula asintió y ambos salieron del apartamento.

Al salir del edificio Darius la detuvo tomándola del brazo.

—¿Qué pasa? —preguntó ésta

Darius le dio un beso fugaz y la colocó a espaldas de él. Este le colocó una venda negra en los ojos.

—¿Por qué haces esto?

—Te tengo una sorpresa—este le tomó la mano y abrió la puerta del auto y la ayudó a entrar. Cuando Azula sintió que estaba junto a ella le habló.

—¿Es necesario que me cubras los ojos?

—Si es necesario—Darius se puso en marcha—No tengas miedo mi amor, no voy a secuestrarte

—Y si tuvieras pensado hacerlo creo que es justo recordarte que todos saben que estoy contigo

Darius se echó a reír—Hipotéticamente hablando te advierto que el hecho que todos sepan que estás conmigo y que sea principal sospechoso jamás me hubiese importado

—No soy buena víctima tengo uñas largas y no las limo

—Dios que miedo, creo que mejor no lo hago

Azula se echó a reír—Darius quítame eso

—No mi amor, además ya estamos llegando

—¿ Y a qué restaurante vamos a ir?

—Ya lo verás

Darius estacionó el auto y ayudó a Azula a salir.

—Darius...

Este la tomó por la cintura—Hay un escalón—ésta lo subió—Ahora otro

—¿En dónde estamos? Todo está silencioso

Ella sintió que Darius abrió una puerta y sus tacones hacían eco en la estancia.

—Listo ya llegamos—Darius le quitó la venda y Azula abrió los ojos

—¡SORPRESA! —exclamó un grupo de personas en los cuáles se encontraba su familia y amigos cercanos. Lo que vio la dejó en shock, era su galería exactamente igual. Esta leyó el letreo que se encontraba a su lado. "Inauguración de la exposición Eso Fue En Otoño de la Azula Derkins Gallery".

Todos los invitados hicieron silencio y Azula caminó hacia los cuadros que estaban expuestos. El primero tenía a una mujer pelirroja recogiendo hojas secas de otoño en una canasta en el medio de dos árboles grandes.

<<Este cuadro se lo di a Azul>> pensó.

El siguiente era la misma mujer mostrando la mitad de su rostro y una hoja cubría la otra mitad.

<<Este se lo di a mi padre... aquel se lo di a Raven y ese de allí se lo di a Ann... ese se lo di a Aidan...>>

Cada uno de los cuadros que estaban expuestos se los había regalado a sus familiares y amigos; y lo curioso era que siempre regalaba los que tenían a Christine, la protagonista de los cuadros de Azula. En el centro de todos se encontraba el de Darius.

A Azula se le llenaron los ojos de lágrimas mientras miraba a todos.

Ann se acercó a ella—La exposición se llama Eso Fue En Otoño son los recuerdos de Christine en cada uno de sus otoños.

—Señorita Azula—le dijo Jenny, su asistente—Sé que el señor Bedwyn nos brindó a todos los trabajadores un buen empleo, pero todos nos sentimos más a gusto aquí

En ese momento todos aplaudieron y Azula comenzó a llorar.

—No señor—le dijo Ann—No más lágrimas

Dos meseros se acercaron con un pastel que tenía forma de un 27, tenía cobertura de chocolate y chispas de m&m en toda la cubierta.

Todos comenzaron a cantarle el feliz cumpleaños y Azula no pudo contener las lágrimas por la cantidad de emociones que la albergaban. Sus padres y amigos se acercaron a felicitarla.

—Hola Azula

Azula miró hacia atrás y se encontró con dos pares de ojos rojos y unos muy azules. La primera mujer era blanca, tenía el cabello negro y corto; su mirada era penetrante y sus ojos vino tintos daban mucho miedo; esta iba vestida toda de negro.

La otra mujer que estaba junto a ella era rubia y tenía los ojos de la misma tonalidad, pero estos se veían amables y con una chispa de maldad.

El hombre que estaba junto a ellas le sonrió. Era un hombre bastante maduro y guapo; era rubio y tenía los ojos azules.

Azula ya había visto esa mirada pícara antes en Darius.

—Soy la...—comenzó a decir la pelinegra.

—¡Hermosa cuñada feliz cumpleaños! —exclamó Darcy mientras la abrazaba—Espero te guste mi regalo te va a combinar perfectamente

—¿Quieres dejar el escándalo Darcy? —la reprendió Kaede y Hart, el padre de Darius, se echó a reír—Tú cállate también Hart—la mujer la miró a ella—Soy Kaede Hongo la madre de Darius

—Kaede Bedwyn Cielo—le corrigió su esposo

—Ya te he dicho millones de veces que no me gusta tu apellido Hart y no soy un cielo—le amonestó ésta



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En el texto hay: rosmeryah, azula, joy

Editado: 30.06.2019

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