Azulejo De Amor

Capitulo 14

 

Capítulo 14

 

 

Sin poder decir algún comentario o queja, salimos de nuestro agobiante matrimonio, desde que subimos al auto, mi ahora esposo no ha dicho una sola palabra, tampoco es que lo quiera escuchar.

Para donde sea que vamos está retirado y al parecer en medio de algo muy lejos de la civilización, si mis cálculos no me fallaban llevamos al menos hora y media de camino.

- ¿Cuál es nuestro destino? - le hablo.

- Tienes miedo de amanecer muerta en alguna zanja - su voz es de burla - no es mala idea.

- Tú eres capaz de todo, y al parecer solo hay bosque por aquí - miro por la ventana - siendo objetivos respecto al odio que me tienes es una gran solución, ¿no crees?

- No me tientes, la idea de ser viudo no me desagrada.

- ¿Cuántas horas llevamos casados? - miro la hora en la tableta del auto - ¿cinco horas? Si lo logras podrías ser el esposo que más rápido se convirtió enviudo.

- Tú puedes ser ya la esposa más pedante.

- O más chistosa.

- Es hora que vuelvas a guardar silencio.

Lo que menos me gusta a mí en la vida es hacerle caso alguna de sus órdenes, aunque últimamente obedezco todas, pero cabe decir que no me queda muchas opciones. Miro su perfil, tiene la mandíbula tensa, y los nudillos de sus dedos están blancos, debe de estar que estalla, para lo que me importa.

Trato de poner toda mi concentración en la ventana, lo que me resulta sumamente difícil, ya que lo único que mis ojos ve es nada, lo poco que se ve son con las luces del auto, y son árboles.

- Ángel pudo haber venido con nosotros - una vez más empiezo ya la conversación - a donde sea que vayamos.

- Él está bien con Brenda - dice sin apartar la vista de la oscura carretera - No es buena idea exponerlo a carretera a esta hora.

- Pero si es buena idea que sus padres lo hagan.

- No nos va a pasar nada. Además, los recién casados pasan solos la primera noche, como es que le llaman, la aclamada noche de bodas.

- Ser sínico es tu mayor talento Eros - es tan insoportable, noche de bodas, será Noche de Brujas. - No voy a tener noches de boda contigo.

- ¿Segura? - me mira - las novias sueñan con esa gran noche con su esposo. 

- Contigo no tengo sueños, tengo pesadillas - le contesto tratando de no mirarlo - hay que mencionar que no me interesa mi esposo, así como a mi esposo lo último que le interesa soy yo.

- O sea que no voy a tener beneficios maritales. - Ríe - entonces puedo ir a buscarlos por ahí - ese último comentario hace que se me acelere el pulso, desde que nos acabó jamás pensé en él con pareja, el dolor que sentía era tan grande que no me importaba. 

- Me estás diciendo que no has tenido amoríos por ahí en estos últimos meses - lo miro.

- ¿Te interesa saberlo? - me quedo el silencio un par de segundos.

- No, me da igual, así como si los tuvieras de ahora en adelante - respiro para disimular - si no te detuviste antes ahora no lo harás. - no puedo evitar soltar el último comentario, siempre tuve la duda si alguna vez me engaño.

- Que estás diciendo Bonnie, soy muchas cosas, pero lo único de lo que no me puedes culpar es haberte engañado con otra mujer en los años que estuvimos juntos. 

- No me interesa - le contesto - ni lo que paso en esos casi cinco años, ni lo que hiciste en los últimos dos años, ni lo que hiciste hace dos meses, ni la semana pasada, ni lo que harás de ahora en adelante.

- Para no importante estás hablando mucho.

- ¡Imbécil! Ojalá lo que me hubieras hecho se resumiera a solo infidelidad, no hubiera llorado lágrimas de sangre por ti. Porque si, mientras dormías del lado izquierdo de la cama tan tranquilo, al lado tuyo me encontraba yo llorando, marchitándome lentamente. Cada día me disparabas, cada bala entraba y no salía Eros. Hasta que acabaste conmigo y no podía más, me destruiste sin piedad, no tuviste piedad de mí, echaste a la borda años, solo te importo acabar conmigo, ¿qué mal te hice?, ¿qué me hiciste pagar? - me arde la garganta, no entiendo por qué le estoy diciendo todo esto. - Me tratabas peor que un trapo viejo, me botaste de todos lados hasta de tu vida, y cuando fui a pedirte ayuda me echaste sin importarte nada, ni siquiera que estaba lloviendo y no tenía ni un peso en el bolsillo, y sin mencionar que ya llevaba a tu hijo en mi vientre. - Al terminar de hablar boto un suspiro.

No responde nada a todo lo que le digo, en cambio, acelera el auto a una velocidad abismal, cierro mis ojos, empiezo a tocar mi anillo que ahora lo acompaña uno de boda, tratando de sentir aquel Eros que hoy solo está en mi imaginación.

No sé cuánto tiempo paso cuando el auto se detiene al frenar de forma brusca y un chirrido horrible en las llantas. Mis ojos se abren, Eros sale del auto azotando la puerta, cuando voy a abrir la puerta de mi lado, no lo logro, ya que él está ahí y es quien la abre, al ver la oscuridad de sus ojos lo último que quiero es salir.



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En el texto hay: bebes, amor, odio amor

Editado: 12.11.2022

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