Azulejo De Amor

Capitulo 23

Capítulo 23

 

Al aclarar las cosas con mis amigos me sentí más tranquila, con un peso menos de encima, ellos fueron lo único que tuve por mucho tiempo y quiero conservarlos por mucho tiempo. Mi deuda con ellos es de vida, cuando se tiene el alma y el corazón roto al mismo tiempo se necesita soporte y ellos me lo brindaron.

Le doy una última vista al edificio, recordaré cada cosa vivida para no repetir errores del pasado. Subo al taxi con una nueva inquietud en mi cabeza.

Mis sentidos me decían que tenía que hacerlo, si de verdad quería comenzar una nueva vida a lado de Eros con nuestros hijos debía soltar.

Con el corazón en la mano diciendo del taxi al llegar al lugar que le pedí, no he vuelto desde el entierro, las imágenes de ese día llegan a mi cabeza.

Eros estuvo siempre a mi lado, sin decir nada, sin quejarse o mostrar algún tipo de emoción, no entendía cómo aguanto ese funeral, el verde del césped desentonaba con las lápidas grises.

—Hola, padre… —digo al estar en su tumba —¿Te mereces que te llame así? 

Las preguntas que tengo para él quedarán por siempre colgando en el aire sin una respuesta, me siento en la hierba al lado de la tumba.

—Esta será la única vez que te visite —miro al cielo —No sabré si te enteraste de que tenías un nieto, hijo del hombre que odiaste y destruiste su vida sin una razón de peso. Pero que puede haber de peso para acabar con alguien de esa forma. 

Me río a leer el nombre en la tumba —Ni siquiera llevas tu verdadera identidad en tu lápida, es muy triste. En tu guerra me llevaste por delante, tampoco me enteraré si sabías que yo era la mujer de tu enemigo. Y si lo supiste lo habrás usado en su contra. Lo que sea que hayas hecho mato lo que mi corazón guardaba para ti, al fin al cabo eres mi padre y a un padre se le guarda cariño aunque este ausente.

—No voy a dejar que tus acciones me afecten más, dejaré de martirizar a mi alma por algo que solo tú tienes la culpa, solo tú la cargarás, como tú eres quién debe cargar las culpas, hoy me libero.

Me levanto con cuidado, miro al cielo y al sol, ellos me dan la fuerza para soltar todo.

—Esto era todo padre… —antes de irme digo una última cosa —Sabes otra vez estoy embaraza, lo que significa que tu sangre se volvió a mezclar con una que odias.

La brisa me golpea fuertemente al caminar en medio de las tumbas, el pasado se lo acabo de dejar a ese hombre que fue mi padre, por él no sentía nada, ni amor y mucho menos odio, solo pesar de cómo desperdicio su vida.

Porque mi vida no va a hacer desperdiciada, desde hoy construiría una nueva vida, una realidad y verdad distinta, llena de amor y cosas buenas para mis hijos.

Con una sonrisa sincera llego al edificio, ha cambiado todo desde que estuve aquí desesperada buscando la ayuda de Eros para mi hijo, es tan irónica la vida, no me esperaba que todo cambiara tan rápido.

Esta vez no estoy entrando a escondida con una delincuente, todos me miran y me abren pasos, supongo que saben quien soy. Las puertas del ascensor se abren en el piso de su oficina.

—Buenas —saludo a la secretaria —Vengo a ver a mi esposo, ¿se encuentra desocupado?

—Señora… —esta vez no me está tratando como una delincuente —el señor en veinte minutos sale de una reunión.

—Entiendo —le sonrío —lo esperaré por aquí.

En la recepción hay unos solitarios sillones, tomo asiento en ellos, me quedaré silenciosamente esperándolo, hay un par de revista en la mesa de centro, agarro una y a leerla me llevo una decepción tremenda. Es de finanzas, que podría esperar de Eros, revista de cotilla en su recepción es mucho pedir.

—Señora… —delante de mis ojos aparece una revista de chisme —estas son las de reserva.

—Gracias.

—¿Le provoca algo, café?

—No puedo tomar cafeína — le comento — Si tienes té frío lo acepto, si no con agua está perfecto.

Debo de darle crédito a la secretaria por la revista, está llena de chismes de la farándula, aunque hay unos muy crueles, paso la espera entretenida hasta que escucho la voz de Eros.

—¡Bonnie! — sonrió al verlo, me pongo de pie, pero al hacerlo tan rápido me mareo un poco —¿estás bien?

Ya está al lado mío agarrándome de la cintura y poniendo su mano en mi frente —Solo fue un mareo.

—Te ves pálida.

—No es para tanto.

—Si no te agarro, te caes.

—Es normal Eros — lo miro a los ojos para que se tranquilice —Recuerda…—lo dejo al aire.

—Es verdad —pone su mano en mi barriga —Vamos a mi despacho… —antes de irnos le habla a su secretaria — Que nadie me moleste.

 

En su oficina hace que me siente y tome agua —Calma, estoy bien, vine para hallar contigo, siéntate por favor ¿Ya me contaste todo? — mis ojos están taladrando a Eros — ya no debe de haber más secretos — le digo — en el hospital me dijiste que nos necesitabas, que necesitabas a los tres en tu vida o era mentira ¿ah?



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En el texto hay: bebes, amor, odio amor

Editado: 12.11.2022

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