Azura Mundo de cristal

Capítulo 5º Días grises

Terminamos de comer, apagamos la hoguera y recogimos nuestras cosas, salía un poco el sol, aunque no parecía que iba a calentar mucho.

Caminamos tras muchos senderos, entre arboles frondosos y altos, que con sus copas tocaban el cielo, cada chasquido que oía era una alerta para mí, estábamos lejos de Drea, pero no sabía lo que nos podíamos encontrar.

Tampoco sabía nada de Cillian ,si en el instituto se darían cuenta de que cada vez iban faltando más personas, todo estaba tan controlado...pero deje de pensar en ese momento, tenía que tener la mente fría ,ser dura y tener coraje para afrontar la aventura en la que me había metido, la soledad y mis palabras conmigo misma eran mi compañía en este viaje, las mujeres hablaban entre ellas ,al igual que los hombres, mi amiga siempre iba agarrando a los dos niños, yo siempre voy la primera ,en silencio, pendiente de todo lo que acontecía a nuestro alrededor, siempre acordándome de mi familia.

El camino es largo, el suelo lleno de piedras grandes cuestas empinadas, traspasar pequeños riachuelos, senderos estrechos con grandes sombrajes, y las temperaturas algo mejores durante el día, pero al caer la tarde se volvían frías, aún era peor, el frio helaba la cara, las manos y los pies se quedaban helados, dolían los pies de caminar tantas horas, todo alrededor era igual, montañas tras montañas bordeando el rio, cielos grises, nubes oscuras, que hacían de todo aquello algo inhóspito, algo oscuro...

—¡Descansaremos un rato! ¡Los pequeños están agotados! —Les dije dándome la vuelta hacia todos.

—¡Nos vendrá bien descansar los pies, y comer algo!

Hablo unos de los hombres más fortachones del grupo, él fue, el herrero de Drea, durante muchísimos años.

—¿Dónde, pasaremos la noche Azura?—Todo estos son matorrales y zarzas, hay muchas piedras.

—¡No te preocupes, Mia! No falta mucho para llegar a unas cuevas. Lo tengo marcado en este mapa que me dio Cillian.

—¿Pasaremos la noche ahí? ¿Hará menos frio?

—¡Si, Mia pasaremos la noche en la cueva! Estaremos más protegidos y resguardados del frio.

Mia fue compañera en el instituto, en el último curso dejo de ir a clase, su padre falleció y se puso a trabajar, limpiando en una casa, para una familia muy bien posicionada de Drea.

Es hija única, tiene un año menos que yo, su madre no se volvió a casar y la encerraron en el instituto (IBOR) para la recogida de desechos, de ahí no puede salir, desde aquel día, Mia ha estado siempre sola, saliendo adelante.

Continuamos caminando y divisamos a una mama osa y sus crías.

Los osos grizzli, habitan este lugar, son los más agresivos del mundo, sobre todo si hablamos de las madres protegiendo a sus crías. Estos osos pueden alcanzar los 500 kg y los 3 metros. Están en un total estado salvaje viviendo entre montañas rocosas.

Al final del sendero nos introducimos por un pequeño camino de piedras, estrecho con suelo muy irregular, y terminamos llegando a la cueva, con una entrada pequeña, pero muy profunda, y de suelo firme arenoso.

Una vez allí cada uno nos cogimos un espacio, donde colocamos nuestras mochilas y enseres, juntamos piedras en el centro para hacer una gran hoguera, al estar cubiertos, tendríamos más oportunidad de calentarnos y tener una atmosfera más cálida.

Teníamos comida en nuestras mochilas y agua, aparte de jabalí que todavía llevábamos de sobra del día anterior.

Por detrás de la cueva pasaba el rio con bastante fuerza, los hombres habían salido a ver si podían pescar peces, para hacerlos en el fuego y comer comida caliente.

Desde que salimos de Drea, nuestro alimento son enlatados y agua, salvo el día que comimos el jabalí al fuego, debemos abrigarnos bien, y debemos comer bien, para aguantar este trayecto, no debilitarnos y enfermar.

Es duro, el trayecto es peor para personas más mayores y niños pequeños, aquí todos son de unos cincuenta y pocos años, salvo yo y mi amiga, y los dos niños de unos tres años, pero de momento lo están haciendo muy bien.

El interior de la cueva se fue templando, la conversación con las mujeres es sobre la vida antes de llegar Armadus, lo bien que se vivía y la buena ciudad que teníamos, todos los recuerdos eran hacia el pasado, pensar en el presente es un infierno que nadie quiere vivir, que nadie quiere recordar una vez que se logra salir de allí.

Los hombres regresaron con once piezas de pescado enormes, que ya habían limpiado en el rio, se pincharon en unos palos que hicieron de unas ramas, medio verdes, para ir dando la vuelta al pescado en el fuego.

¡Qué bien nos sentaría ese pescado, y que bien olía!

Comimos como si de un banquete se habría tratado, hubo pescado de sobra, y nos sentó muy bien, comer alimento bien caliente, y estar al calor de la hoguera, allí estábamos protegidos del frio y de la corriente de los vientos en las laderas.

Hubo quien se acostó a dormir, ya estaba muy oscurecido, los niños se quedaron dormidos, al poco tiempo de comer, las mujeres se juntaron en un corro, hablando de sus cosas, y yo me recosté en una esquina de la cueva sobre la pared, con pequeños bultos sobresalientes entre arcilla arenosa y piedras.

El tiempo que tenemos disponible, es aquel tiempo que podemos aprovechar para prestarle atención a los detalles que nos faltan por perfeccionar en nuestra vida, brindando una mejor oportunidad para todo lo que venga luego de los cambios presentados, queremos salvar a Drea, queremos construir algo nuevo, somos la resistencia, personas luchadoras, no conformes con una vida que nos han impuesto, una vida donde todos perdemos y uno solo gana.

¿Por qué tienen que ganar siempre los lideres? ¿Acaso, no podemos defendernos los ciudadanos?

O es que simplemente nos acobardamos y nos dejamos llevar...

Nací para ser una persona real, no perfecta, para ser yo misma, no lo que los demás quieren que sea...




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