Azura Mundo de cristal

Capítulo 11º A nuestro pesar.

Me quede dormida, pero nadie me despertó, me dejaron dormir hasta tarde, están preparando pescado, los hombres se han acercado al rio, y han logrado pescar cinco buenas piezas, las mujeres han tendido ropa sobre las rocas, es un día de sol, las temperaturas son suaves, los pequeños están jugando fuera con unas piedras pequeñas, Mía esta con ellos.

Me pongo firme, y me acerco a la hoguera, siento frio por mi cuerpo, tal vez al estar tumbada en el suelo sobre aquellas piedras y suave suelo arenoso.

No sé por qué motivo viene a mi mente una y otra vez Cillian ,el chico al cual no conozco muy bien, en el cual e confiado, por el estoy ahora mismo aquí lejos de Drea, de la destrucción, de una vida amarga, por la lucha contra Armadus...

Todavía no sé si el alma es la residencia del corazón, o si es en el corazón donde habita el alma.

Pero una cosa es cierta, aquellos que tienen un gran corazón, siempre tienen un alma maravillosa.

Yo pienso que Cillian tiene un gran corazón, él va a ofrecer su vida, ayuda a salir de Drea a todas las personas que puede, aun sabiendo el riesgo que corre, su propia vida.

Drea es un campo de batalla, donde el único que gana es Armadus, y donde cada ciudadano para él, no vale nada, si no estas a su favor, eres recompensado con tu propia muerte.

Lo peor de todo es que hay ciudadanos en Drea, que no les importa vivir así, lo vivo con mis propios padres, mi madre tendrá hijos hasta que no pueda engendrar más, mi padre permanece como si no iría con él, ajeno a todo, aun sabiendo que perderá un hijo poco a poco, ¿cómo puede ser así?

¿Por qué no busca una salida? ¿Por qué no lucha por su mujer, por sus hijos?

Tal vez, soy joven y no lo entiendo, inexperta en asuntos de adultos, pero más bien creo, que mi padre es un cobarde, por no sacar a mi familia de allí.

Mi hermana terminara como mi madre, en una ciudad donde hacer lo que te imponen, es asegurarte la vida, será una procreadora.

A mí me tocaba presentarme junto a Cillian ,ambos teníamos que unirnos y tener un hijo para Armadus, ese era mi destino, obedecer y callar, darle gusto al líder, a un ser despreciable.

¿Por qué tengo yo que tener un hijo, y dárselo a ese estúpido e impresentable? ¿Acaso no es mi hijo? ¿Y por qué tengo que tener un hijo a mis dieciocho años, con un hombre que me imponen?

Además, es un hijo que lleva un destino escrito, si es niño le quitaran sus órganos, si es niña será procreadora, y si no puede engendrar vida será su final, ira al instituto de desechos humanos, y no podrá salir de ahí en la vida, otras directamente van a la muerte.

¿En serio, hay que darle hijos, hijos y más hijos?

La sangre me arde cada vez que pienso, lo que he dejado atrás, espero poder regresar pronto, ayudar a mi familia y sacarlos de allí y a toda la gente que pueda, esperó que en la resistencia cada vez seamos más, y más fuertes.

Y que Ekero sea nuestra nueva ciudad, creada por nosotros, para vivir bien, ayudarnos los unos a los otros, tener a nuestras familias en hogares seguros, donde nuestro propio líder seamos nosotros mismos.

No me olvido de Armadus ,el hombre que llego a Drea, vendiendo prosperidad y felicidad, donde hizo promesas falsas, donde cambio y destruyo todo, a su gusto para su propia felicidad.

Espero que haya una manera de destruirlo, de terminar con el...

Mientras tanto continuamos caminando entre montañas que parecen no tener fin, todo lo que no rodea es igual, montañas y más montañas, tramos de caminos empedrados, bajadas y subidas, intentando encontrar el mejor camino, el más llevadero, siempre bordeando el rio, para poder tener agua y poder asearnos.

La comida es más fácil conseguirla, algún jabalí, alguna vez algún conejo salvaje y en el rio siempre hay buenos peces para pescar, incluso alguna vez también cangrejos que hervimos en una lata al fuego.

Lo más pesado es el dolor de los pies después de caminar tantas horas seguidas sin parar, y los días de viento y lluvia, porque no se encuentra cobijo en las montañas, muy de vez en cuando nos topamos con alguna cueva, donde logramos resguardarnos del frio.

Pero seguimos adelante, el saber que nos espera algo mejor en Ekero ,nos da fuerza para seguir y continuar, nos enseña que el sacrificio que estamos haciendo merece la pena.

Las cosas en Drea, no están bien, el camino para llegar a nuestro destino, no es fácil, la nueva vida en Ekero nos espera. rendirnos no es una opción...

Hay dos mundos:

El que nos arrastra la vida y en el que sobrevivimos a las circunstancias como podemos, día a día.

Yo vivo ahora en estos dos mundos...

 

 




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