El resplandor del sol se filtraba tímidamente entre las nubes blancas, que parecían esponjosos trozos de algodón surcando el cielo. Build agachó la cabeza y caminó a paso rápido por el camino pedregoso frente a el, escuchando malhumorado los continuos suspiros de su compañero.
—¿Puedes dejar de hacer eso? —exigió, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón vaquero.
—¿Dejar de hacer qué? —le preguntó Bible con fingida inocencia.
—Resoplar, bufar, suspirar...
Lo miró de reojo.
—¿Acaso en América está prohibido hacerlo? —Emitió un chasquido de fastidio casi imperceptible—. Para que luego digan que América es la tierra de la libertad. Ni respirar se permite.
Build le miró asqueado y reanudó la marcha.
—No está prohibido, pero a mí me molesta.
Bible rió con ganas.
—Me molesta esto... me molesta lo otro... —lo imitó—. A mí en realidad me molesta tu cara y no me quejo.
—¡Oh, usted perdone, Rey de la Belleza, olvidaba que eres el hermano gemelo de Rain! —replicó irónico y poniendo los ojos en blanco.
—Gracias por el halago —respondió Bible con un deje de satisfacción.
Build se cruzó de brazos consternado.
—¡Era una broma, no iba en serio! —Agitó las manos en alto para dar énfasis a sus palabras.
Él sacudió la cabeza de un lado a otro, negando.
—Ahora no intentes arreglarlo —le aconsejó—. Has admitido que soy atractivo y punto. No te sientas culpable por ello —añadió guiñándole un ojo.
Build se llevó las manos a la cara y se frotó la frente totalmente desesperado. Gimoteó, pataleando en el suelo.
—¡Dios mío, esto es una pesadilla! —exclamó apenado.
Bible sonrió con más ganas que nunca.
—Y eso que solo acaba de empezar... —le recordó, haciendo hincapié en el asunto.
—¡Cállate! —gritó el, nervioso.
Bible simuló cerrar la boca con una cremallera invisible y lanzar la inexistente llave hacia el prado de al lado. Después respiró hondo, cerró los ojos con placer tras llenar los pulmones de aire y lo soltó todo de golpe.
—¿No te parece que es hora de regresar a casa? —preguntó el chico pasados diez minutos.
Él lo miró feliz, pero no dijo nada.
—¡Contéstame! —exigió furioso.
Bible se señaló los labios sellados, divertido al conseguir que su compañero estuviese a punto de entrar en un peligroso estado rayano en la histeria.
El se cruzó de brazos, medio riendo más de pena que de alegría.
—Tú estás fatal, eres un enfermo —le dijo—, pero tranquilo, yo te ayudaré a hablar.
Se dibujó una mueca de horror en el rostro de Bible cuando Build le pisó el pie decidido, dejándose caer sobre el pulcro zapato del joven inglés. Él no pudo evitar gritar y lo empujó lanzándolo lejos.
—Pero ¿Qué haces, estúpido? —chilló—. ¡Me has ensuciado el zapato!
Build se mostró satisfecho.
—¡Dame un pañuelo ahora mismo! —exigió con un tono autoritario.
El negó lentamente con la cabeza, saboreando el momento.
—No llevo nada encima —le informó.
Sus pupilas, brillantes de emoción, se agrandaban conforme el rostro de Bible se ponía más y más rojo.
—Vale, volvamos ahora mismo a la casa embrujada —indicó él, cambiando de dirección.
—¿Cómo que la casa embrujada?
Bible resopló sin dejar de mirar su zapato sucio mientras caminaban.
—Ya me dirás con qué nombre quieres que la bautice, teniendo en cuenta los elementos que se encuentran dentro de ella.
—¿Podrías hablar como una persona normal?
—Ya..., entiendo que mi vocabulario te deslumbre, acostumbrado a vivir en la más absoluta vulgaridad —opinó mientras se colocaba con esmero el cuello de la chaqueta—. Me refería a tu hermano... ¿de dónde lo han sacado? ¿Participa como voluntario en alguna investigación científica? Porque, de no ser así, me resulta imposible adivinar de dónde sale ese individuo.
Build abrió mucho la boca, sorprendido y enfadado al mismo tiempo. Aceleró el paso, controlándose para no pisarle el otro zapato.
—¿Qué tiene de raro Jian? —preguntó—. ¡Solo es un poco hippie!
Bible rió a carcajada limpia.
—Yo pensaba que los hippies eran pacifistas —dijo a modo de reflexión en voz alta—. Y me extraña que tu hermano lo sea. No sé si te has fijado, pero su pelo podría sustituir perfectamente a la más potente de todas las bombas atómicas —musitó rascándose el mentón con parsimonia—. ¿Te has parado alguna vez a observar su cabello al detalle? Tengo la seguridad de que albergan nuevas partículas celulares jamás descubiertas por el hombre...
Build se llevó una mano a la boca intentando no reír o, al menos, procurando que él no lo viese hacerlo. Porque si se paraba a pensarlo el hecho de que un extraño insultase a su hermano no tenía la más mínima gracia.
—Tú también podrías participar en algún experimento científico —contraatacó—. En uno titulado: «Los doctores descubren que los monos superan la capacidad cerebral de ciertos humanos». Eres el sujeto perfecto.
Bible se disponía a contestar el último comentario de Build cuando oyó un extraño ruido en la cuneta. Se giró sobresaltado.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó señalando la maleza.
—¿Un oso, un lobo, un tigre...? —Build sonrió con ganas—. ¿Qué pasa, tienes miedo?
Bible le dirigió una mirada sombría.
—Tranquilo, después de haberos conocido a ti y al resto de tu familia ya no tengo capacidad para temer nada más —dijo—. Con el día de hoy ha sido más que suficiente.
Build le ignoró y se acercó hasta los matorrales; Bible lo siguió con cautela. Observó cómo apartaba algunas hierbas y gritaba eufórico.
—¡Aaah!
—¿Qué, qué pasa? —Él dio un salto hacia atrás con el corazón a mil por hora.
—¡Es monísimo! —exclamó—. ¡Ven, ven aquí, bonito, ven aquí! ¡Oh, míralo, es adorable!
Bible parpadeó confundido. Se puso al lado de Build y bajó la mirada hasta encontrar a un perro pulgoso que se rebozaba en un charco de barro que se había acumulado detrás de los arbustos.