Dicen que en la vida ocurren cosas inexplicables. El hecho de que él se hubiese enamorado de Build formaba parte de la lista. No había modo alguno de entender cómo había terminado inmerso en una situación tan descabellada. Cuando llegó a América jamás lo habría imaginado.
Y ahora lo necesitaba. Los seres humanos se aferran con fuerza y facilidad a otras personas. Cuesta mucho más olvidarlas que quererlas. Bible tenía una idea clara que palpitaba en su mente: no deseaba olvidar a Build. Por mucho que todo le indicase que era lo que debía hacer. Él se marcharía en unos días y estarían separados, no podrían verse durante largas temporadas, y hasta la fecha Build le odiaba. Había descubierto que él no era un príncipe azul, a diferencia de Bible, que acababa de descubrir que Build sí era su pequeña hada.
Lo observó desde lejos. Estaba sentado sobre la fina hierba del claro del bosque, apoyado sobre el tronco de un árbol. Reía. Cuando reía estaba guapo, porque sus facciones se suavizaban. Bible siempre sentía ganas de acariciar sus rosadas mejillas…
Se sobresaltó cuando Charles le dio una brusca palmada en la espalda.
—No te desanimes, brother. El plan sigue en pie —le dijo, sonriéndole.
Bible le devolvió la sonrisa, agradecido. Empezaba a entender que existían ciertas personas que a veces hacían favores sin esperar recibir nada a cambio. Le extrañaba esa actitud, pero con el paso del tiempo había ido asimilándola.
Las horas se le antojaban lentas y misteriosamente densas, como si el tiempo se hubiese materializado en un enorme pastel de chocolate tan empalagoso que era imposible de comer. Build no parecía reparar en su actitud y danzaba alegremente de un lado a otro, seguido de cerca por su hermano (y guardaespaldas temporal).
—¿Por qué demonios me persigues, Jian? ¡Largo! —le gritó. Empezaba a molestarse.
Jian se encogió de hombros.
—Eres mi hermano… Me gusta estar… contigo.
—¡Vamos!, pero ¿qué te ocurre? Estás muy raro, en serio. —Se cruzó de brazos y le inspeccionó de los pies a la cabeza como si con ello fuese a descubrir el secreto que guardaba—. Desaparece, no pienso repetírtelo.
Jian ignoró todas sus súplicas y continuó pegado a él como un buen mejillón. Estaba cumpliendo una misión.
Bible quiso aplaudirle, pero hubiese sido algo poco discreto. Jackson parecía contento tras saber que ellos estaban peleados y pasaba el rato contándole su aburrida vida a un paciente Build.
—Tómatelo con calma —le aconsejó Gorth, cuando pasó por su lado y advirtió que Bible comenzaba a desesperarse.
El inglés asintió, no muy convencido. Jackson tenía complejo de pulpo y arrastraba sus tentáculos hasta terminar tocando siempre a Build. A Bible le importaba poco que Jackson solo le rozase el hombro o la agarrase de la cintura, sencillamente no quería que tocase ni un solo pelo de su cabeza. Respiró hondo. Quizá el submarino de marihuana que habían montado en la tienda horas atrás le había dejado tonto de por vida. Esperaba que las secuelas fuesen reparables.
Finalmente, decidió acercarse hasta donde Build se encontraba. Y se quedó allí, muy quieto, escuchando a Jackson y mirando a Jian de reojo.
—… Lo que intento decir es que está demostrado que un niño que crece con falta de afecto siempre tendrá problemas. Ningún psicólogo puede reparar el pasado de las personas; las vivencias dejan huellas que no pueden ser borradas. Sería fantástico que la ciencia avanzara lo suficiente como para hacer que los humanos olvidasen partes desagradables de sus vidas, todos seríamos mucho más felices.
Bible parpadeó confundido y miró fijamente a Jackson. Este permanecía serio y sereno. El inglés estalló en una sonora carcajada y le señaló con el dedo índice.
—¿Esta conversación es real? —Bible miró a su alrededor, casi esperando encontrar una cámara oculta en el recoveco de algún árbol. Estaba seguro de que se trataba de una broma televisiva o algo por el estilo. Jackson no podía estar martirizando a la pobre Build con sus traumas infantiles en plena acampada. Aquello era demasiado.
Jian rió con gesto lelo.
—No sé, yo hace media hora que he dejado de escucharle… —opinó, distraído.
—No me extraña. Yo también voy a fingir que me he quedado sordo, es el único modo de sobrevivir mientras él esté cerca —explicó, señalando a un enfadado Jackson.
Build intentó no reír. Odiaba que las palabras de Bible le hiciesen gracia, pero no podía dejar de admitir que las conversaciones de su amigo conseguían adormirlo de una forma extraña. Se propuso gritarle a Bible que tuviese un poco más de respeto, pero cuando abrió la boca no pudo evitar que una brusca carcajada reemplazase sus palabras. De modo que Jackson se marchó de allí enfurecido y se internó entre los frondosos árboles que bordeaban el claro.
Bible le señaló divertido.
—¡Eso, corre, a ver si encuentras un oso y haces nuevos amigos!
Build agradeció que Jackson ya estuviese lo suficientemente lejos como para no escucharle. Le propinó un manotazo a Bible.
—¡No seas tan cruel!
—¡Pero si tú también te has reído! —le recordó.
—Yo… necesito otro porrito… —confesó Jian, antes de desaparecer y dejarles a solas.
Se miraron fijamente durante unos instantes eternos. Build no sabía si debía reír o llorar, tenía serias dudas al respecto. Esperó pacientemente hasta que Bible se dignó decir algo.
—¿Ahora ya podemos hablar? —preguntó inseguro.
Build no contestó con palabras, pero asintió despacio con la cabeza. Bible alargó la mano, casi temblando, hasta que encontró sus dedos pequeños y los enroscó lentamente entre los suyos. Build tenía la piel muy fría, y sonrió tímidamente. Él se armó de valor para dar un paso tras otro, tirando suavemente de Build, hasta llegar a la tienda de Jian. Descorrió la cremallera y le indicó que entrase.
Se acomodaron sobre las esterillas y algunas mantas arrugadas. A pesar de que cada uno se había sentado en un extremo, gracias al espacio reducido de la tienda estaban muy juntos. Bible suspiró. ¿Qué tenía qué decir? Lo había olvidado. En realidad se había pasado la noche anterior memorizando un discurso bonito y extremadamente sensiblero, pero ninguna de las palabras que había planeado acudían ahora a su mente. Se había quedado en blanco.