Build le había pedido que esperara apoyado en uno de los árboles que se encontraban tras la casa de los Hexian, en el jardín. Llevaba más de diez minutos en silencio, solo, ansioso por descubrir el primer deseo de Build. Eran las cuatro de la tarde, y Bible no cesaba de mirar su reloj y advertir lo rápido que pasaba el tiempo.
Estaba concentrado en los perfectos movimientos de las agujas del reloj cuando de pronto algo voló a lo lejos, terminó chocando contra el tronco del árbol donde estaba apoyado y una lluvia suave pareció caer sobre su cabeza, mojándole el pelo. Acababan de atacarle lanzándole un globo de agua.
Bible se contuvo para no gritar. Build apareció portando en la mano un cubo repleto de globos que se balanceaban de un lado a otro al compás de sus pasos. Aquello sí era una venganza, y una prueba en toda regla para Bible.
—¿Qué haces?
—¡Una guerra de agua!
—No, no puedes hacer eso. —Bible intentó esconderse tras un árbol—. Eso no es un deseo, es un plan maquiavélico y despiadado. Muy propio de ti, por cierto.
—Vamos, Bible, ¡no pasa nada, solo es agua! Me apetecía hacer algo divertido contigo.
—¿Intentas decirme que habitualmente soy aburrido? —preguntó él.
—No es eso. —Build rió—. Solo quiero que te olvides de que te vas a mojar tu preciosa ropa y te vas a despeinar… y disfrutes el momento.
Aprovechó el silencio de Bible para lanzarle otro globo, aunque falló el tiro.
—Está bien. —Bible suspiró y salió de su escondite a campo abierto—. Pero si esto es la guerra, que sea en igualdad de condiciones. Dame globos —exigió tendiéndole una mano.
Bible nunca había participado en una guerra de agua, pero tras superar el susto inicial, cuando los primeros globos chocaron contra él, admitió que realmente era una actividad divertida. Dejó de importarle el frío, el hecho de estar completamente empapado… y se dedicó a correr tras Build entre risas. Cuando gastaron todos los globos que Build había llevado se tumbó en el suelo y Bible lo miró.
—Ha sido una buena idea lo de los globos de agua. —Le dirigió una mirada traviesa—. Se te transparenta la camisa, y eso me gusta.
—¡Bible! —gritó Build con fingida indignación; no obstante, dejó caer los brazos cruzados sobre el pecho.
Bible se tumbó a su lado, sobre el césped del jardín de la familia Jakapan y lentamente le cogió de la mano, entrelazando sus dedos con los de Build. Se quedaron en silencio, con la vista fija en un cielo azul completamente despejado.
—Últimamente he estado pensando y he llegado a una conclusión —dijo Bible.
—¿A qué te refieres?
—Tras analizar estos últimos días aquí me he dado cuenta de que no solo me gustas tú, sino que tu familia tampoco está tan mal. —Suspiró, como si pronunciar aquellas palabras fuese sumamente complicado—. Tus padres siempre están en casa, con ustedes, y Jian… Bueno, Jian es simplemente Jian.
—¿Acaso tus padres no están nunca en casa?
—No demasiado, tienen cosas que hacer a todas horas —meditó—; y además viajan mucho, puesto que son importantes, no como los tuyos —puntualizó, con lo que arruinaba todo lo anteriormente dicho.
—¡Mis padres también son importantes! Lo son para mí, que es lo que finalmente cuenta.
—Lo que tú digas.
Bible bufó y se giró hacia Build, sonriente y dando por acabada la conversación. Le tocó la punta de la nariz con el dedo índice y después fue descendiendo, dibujando el perfil de su rostro hasta acariciar sus labios.
—¿No crees que es hora de cumplir mi siguiente deseo?
Build asintió en silencio; ambos se levantaron y fueron a cambiarse de ropa, pues la que llevaban no solo estaba empapada, sino también sucia de tierra y hierba.
Bible tenía muy claro que debía acostumbrarse a ciertas actividades habituales de las que Build disfrutaba, pero esperaba a cambio que el otro también intentara valorar su modo de vida. Así pues, el siguiente deseo de Bible consistía en acudir al centro comercial y hacerle sombra a la película Pretty Woman con Build de protagonista principal.
—Bible, de verdad, no necesito comprarme ropa.
—Te aseguro que lo que acabas de decir es una mentira como una catedral. —Lo miró de arriba abajo descaradamente—. ¡Algún día tendrás que venir a Londres y visitar mi hogar!
—¿Y…?
—Pues que no podrás ir vestido como un liberal cualquiera. —Suspiró—. No te estoy pidiendo que cambies tu forma de vestir, te pido que amplíes tu armario y no te cierres ante nuevos horizontes —matizó, haciendo un gran esfuerzo por contenerse y no gritarle de golpe que sencillamente cuando fuese a Londres debería seguir un protocolo y tirar todos los trapos que solía llevar.
A Build le costó ceder, pero lo hizo. Al fin y al cabo, era el deseo de Bible y, si él había soportado acabar empapado de los pies a la cabeza tras la guerra de globos, él soportaría probarse tres o cuatro trajes.
La tienda que Bible eligió para llevar a cabo su plan no era cualquier tienda, más bien era como un pequeño palacio repleto de prendas sofisticadas y elegantes dependientas. Cuando entraron, Bible se dirigió hacia el mostrador para hablar con una de las encargadas y Build aprovechó el momento para ver la etiqueta de un pañuelo naranja que podría haber comprado en un mercadillo cualquiera y descubrir que su precio rondaba los doscientos dólares; alarmado, soltó el pequeño trozo de tela temiendo haberlo ensuciado o haber causado algún desperfecto.
—¿Build? —Bible dio una vuelta sobre sí mismo buscándolo y cuando lo encontró al otro lado de la tienda, tras una columna trenzada, se dirigió hacia él—. Les he pedido que llamen a la jefa de la tienda y que la cierren al público durante una hora, así podrás comprar tranquilo.
—¿Que has hecho qué?
—Soy Bible Sumettikul —le recordó encogiéndose de hombros y mostrándole una sonrisa de orgullo.
Build se sentía incómodo; le molestaba que Bible fuese a pagar todo aquello y todavía más que se tomasen tantas molestias por su presencia. Así que permaneció anclado en mitad del lugar mientras Bible y las dos dependientas iban seleccionando trajes y otras prendas y colocándolos sobre los cómodos sofás donde habitualmente esperaban los acompañantes de los clientes.