La noche había caído.
Build montó en el coche de su padre, y Bible se acomodó en el asiento del copiloto y se abrochó a toda prisa el cinturón.
—¿Por qué nunca me has dicho que tenías el carné de conducir?
Build se encogió de hombros como toda respuesta mientras ajustaba el espejo del retrovisor. Se pusieron en marcha poco después.
—¿Tú no tienes todavía el carné?
—No, acabo de cumplir los dieciocho —le recordó—. En Inglaterra somos civilizados, por eso no permitimos que niños de dieciséis años circulen por las calles a su antojo.
Bible no confiaba demasiado en el modo de conducir de Build, era similar al de Jian; al parecer la falta de calma frente al volante era un problema familiar.
—¿Sabes…?, estaría bien que parases cuando hay una señal de stop o un semáforo en rojo.
—Ya, pero por aquí no pasa nadie, créeme —replicó Build.
Encendió la radio del coche y comenzó a cantar entusiasmado. Bible se esforzó por no gritar y bajar del vehículo a toda prisa como último recurso para salvar su vida.
—¡Relájate! —le pidió.
—¿Falta mucho para llegar?
—No. Y deja de aferrarte al asiento, me pone nervioso.
—¡Mis nervios están a punto de estallar en mil pedazos, así que no me hables de los tuyos!
—¡Bible, si sigues gritándome acabaremos teniendo un accidente de tráfico!
—¡No me extrañaría! ¿Crees que han puesto aquí estos semáforos para decorar las calles con lucecitas de colores porque es Navidad?
Build ignoró sus comentarios durante el resto del trayecto. Bible se tranquilizó cuando disminuyó la velocidad y se aproximaron hacia un cartel gigante protagonizado por una hamburguesa.
—¿Adónde me llevas?
Build frenó cuando llegaron al carril adecuado, donde había una enorme fila de coches.
—¡Bienvenido a McDonald’s!
—¡Santo Dios! —Bible se llevó una mano a la cabeza—. ¿Te has vuelto loco? Ante esto no pienso ceder, y me da igual que sea el deseo de tu vida.
Build dejó de contestar la infinidad de improperios que Bible le dedicó y avanzó por el carril del McAuto, hasta que llegaron a la ventanilla principal. Pidió dos menús y apenas unos minutos después le entregaron la comida con un «gracias por su visita, vuelva pronto».
—Nunca volveremos —le dijo Bible a la joven empleada, serio y sin apenas pestañear.
Build pisó el acelerador a toda prisa, evitando así que Bible originase más problemas. Estacionó el coche en una calle cualquiera y sacó las hamburguesas de la bolsa de cartón.
—Veamos… esta es para ti —comentó al tiempo que se la tendía a Bible. Él lo miró con asco y la apartó a un lado—. Y aquí están las patatas y la bebida.
—Build, en serio, todavía no has entendido que soy vegetariano y que odio la comida grasienta.
—Tú no has entendido esta tarde que visto de otra manera y que no me ha gustado la tienda a la que me has llevado.
—Pues estabas muy lindo.
—Tú también estarías muy lindo comiendo hamburguesas.
—No me hagas esto, por favor.
A Build le dio pena que Bible terminara dejando atrás todo su orgullo y suplicando de mala manera.
—Está bien —suspiró—, pero solo un pequeño bocado para probarla. Y las patatas te las comes sí o sí.
—No.
—Sí, vamos, abre la boca —le pidió dirigiendo la hamburguesa hacia sus labios—. Venga, no te resistas.
Finalmente, Bible tuvo que ceder. Le dio un bocado ridículo a la hamburguesa y masticó mientras miraba a Build como si estuviese planeando asesinarlo de un momento otro.
—¿Y bien…?
—No me gusta.
Build puso los ojos en blanco, le dio las patatas y se propuso disfrutar de su propia cena. Bible se comió las patatas en silencio, meditando sobre la cantidad de calorías que estaba ingiriendo. En realidad, dejando a un lado lo poco saludable que era aquella comida, el bocado de hamburguesa no había estado mal, aunque nunca lo reconocería delante de Build. Pero lo que sin duda le maravilló fueron las patatas fritas —algo nada habitual en su dieta—, estaban deliciosas.
Tras terminar de cenar en el coche se dirigieron hacia el cine más cercano. Build quería ver una película titulada You're My Pet y Bible aguantó el tipo como pudo. Tras acomodarse en la sala, respiró hondo e intentó imaginar que todas las personas que le rodeaban no estaban realmente allí quitándole el oxígeno. Build le cogió la mano en silencio y apoyó la cabeza en el hombro de Bible. Probablemente era la primera vez que ante los ojos de los demás parecían una pareja de lo más normal.
Cuando la película acabó montaron de nuevo en el coche y reanudaron el camino a casa. Mientras esperaban que uno de los semáforos se pusiera en verde para avanzar, ambos se miraron, y Build sonrió.
—Creo que esta misma noche voy a gastar mi último deseo.
—¡No! Pensaba pedir ahora un deseo mío. — Bible frunció el entrecejo—. No seas egoísta, Build.
—El hecho de que tú, justamente tú, me llames egoísta me da escalofríos, ¿es que no tienes vergüenza? —Aceleró cuando el semáforo finalmente se puso en verde.
—¿Cuál es tu deseo? Quizá podamos cumplirlos a la vez o algo así.
Tras la reflexión de Bible formulada en voz alta, Build le miró sorprendido. Jamás hubiera creído que tales palabras fueran a salir de su boca.
—Me parece perfecto.
—Bien. — Bible sonrió—. Pues mi deseo es… ¡que me des mi regalo de Navidad de una vez por todas!
— Bible … —Build le miró de reojo—, recuerdas que cuando nos compramos los regalos tú y yo no nos llevábamos demasiado bien, ¿verdad?
—Sí, lo recuerdo perfectamente. —Se cruzó de brazos—. ¿Qué estás insinuando?
—No insinúo nada, solo quiero que no te hagas muchas ilusiones.
—Demasiado tarde: ¡llevo días ilusionado pensando en mi regalo!
Build suspiró. Se sentía agobiado; lo que le había comprado a Bible era solo un pequeño detalle, y temía decepcionarle.