Orfanatario Las flores
-¡Señorita Alicia! -gritaba una niña mientras caminaba por los pasillos, buscando a su cuidadora.
Alicia, mientras tanto, estaba en el baño bañando a una pequeña de cabello blanco y una curiosa cola que se movía sin parar.
-Odio los baños -refunfuñó la niña, girando la cabeza con fastidio.
-Lo sé, Maplesita -respondió Alicia con una sonrisa juguetona-. Pero dime, ¿crees que tu padre y madre querría verte sucia cuando sea liberado?
-¡Ño! Yo, Maplesita, hija del Rey Corrupto y hija de la Reina del pecado, debo estar limpia... digna de una princesa -dijo con orgullo, aunque volvió corriendo al agua al sentir el frío del aire.- que frío -dijo mientras temblaba
-¿Ves? La hija del Rey Corrupto y la Reina del pecado debe estar bien limpia -rió Alicia, sin querer romper la imaginación de la pequeña.
-Señorita Alicia... -dijo la niña que buscaba, guiándose por el sonido de sus voces.
-Anya, ¿qué haces fuera de la cama? -preguntó Alicia mientras la ayudaba a sentarse -sabes que no puedes caminar sin que alguien te ayude Anya, aún no conoces bien los pasillos
-Lo se, es que tenía hambre... y el señor Larry se tarda en cocinar -respondió Anya con voz somnolienta.
-¿Dijeron comida? -gritó Maplesita, moviendo su cola emocionada, le encanta comer
-Jejeje, sí... ¡Espera! ¿Larry va a cocinar? -dijo Alicia, alarmada.
Justo entonces, una explosión retumbó desde la cocina.
-Ay no... -murmuró Alicia, llevándose la mano a la frente.
-¡Jajaja! ¡Explotaron la cocina! -gritó Maplesita, riendo a carcajadas.
-No es gracioso, Maplesita -replicó Alicia con una mirada seria, aunque la niña seguía riendo sin parar.
En la cocina, entre humo y caos, Larry tosía con la cara tiznada.
-Ya veo por qué la señorita Alicia no quiere que usemos la cocina... -dijo un niño con una flor creciendo en su cabeza.
-Sí, jejeje -rió una niña con otra flor en la cabeza-. El señor Larry no sabe usar la estufa... y aun así quiere conseguir novia.
-¡No sean malos conmigo! -protestó Larry, con lágrimas en los ojos.
-no sea chillón -replico el niño mientras miraba decepcionado a su cuidador
-no me mires así, me siento juzgado -dijo Larry mientras miraba el otro lado
-ni para hacer huevos sabes hacer -replico la niña mientras también miraba a su cuidador decepcionado -ni para hervir el agua, mi pregunta es ¿Cómo es posible que sigas vivo?
-¡oye! - grito Larry ofendido
Pero el momento fue interrumpido cuando escucharon pasos que se dirigían a la cocina, era Alicia que lleva a Anya cargada mientras maplesita la siguió con la toalla puesta (ella solo quería ver el caos en la cocina)
-¡¿Qué pasó aquí!? ¡¿Larry, cuántas veces te he dicho que no toques la cocina!? -gritó Alicia, mientras regañaba a Larry.
Maplesita estaba atrás de Alicia, tapándose la boca para no reírse.
-¡Ustedes, Ignacio y Raven, son gemelos! ¡¿Por qué no lo detuvieron?! ¡Son dos contra uno! -dijo Alicia, molesta.
-Él dijo que podía -respondió Raven.
-Y le creímos -añadió Ignacio, sonriendo con descaro.
-¡¿Por qué a ustedes tres les encanta tanto el caos y la destrucción?! -dijo Alicia, cruzándose de brazos.
Los tres niños soltaron una risa traviesa.
-¿¡Dónde están Erick, Baku y zero!? - pregunto Alicia aún molesta
-se fueron a comprar tortillas - respondió raven mientras movía su flor de la cabeza
-¿¡Los dejaste ir solos Larry!? -grito Alicia a Larry
Larry solo agachó la cabeza porque realmente, se le olvidó acompañarlos cuando ellos se fueron
Así pasaron toda la mañana limpiando la cocina, mientras Larry recibía una larga lista de regaños por su "experimento culinario" y "su experiencia de responsabilidad".
-Bueno -dijo Alicia, suspirando-. Como la cocina es un desastre, iré al mercado a comprar algunas cosas.
Niños, por favor, intenten que Larry no haga ningún desastre, ¿sí?
-¿Eh!? ¡¿No confías en mí!? -protestó Larry, ofendido.
-La verdad, no -respondió Alicia, con una mirada seria-. La última vez te mandé a cambiar un foco y no se cómo lograste tirar todo el techo.
-¡El techo ya estaba viejo! -se defendió Larry.
-Y la vez que limpiaste los vidrios... los rompiste todos -recordó Maplesita.
-O cuando fuiste por leña y trajiste un monstruo -añadió Raven.
-O cuando hiciste la fogata y terminaste quemando medio bosque -dijo Ignacio.
-O cuando cambiaste la vaca por frijoles mágicos -murmuró Anya.
-O cuando el pastel de la abuela terminó en su cara -comentó un niño de cabello castaño.
-O cuando compraste fuego artificiales y volviste con una granada -dijo otro, muy serio.
-O... o... c-cuando t-te mandaron a comprar c-cilantro y t-trajiste p-perejil -balbuceó el más pequeño.
-¡Ustedes no ayudan! -dijo Larry, mirándolos con fastidio.
-Maplesita, Raven, Ignacio, Anya, Erick, Baku y Zero -ordenó Alicia al salir-, cuiden a Larry, por favor.
-¡Aye! -respondieron los niños al unísono.
Y así, mientras Alicia se marchaba al mercado.
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En el reino del sur
A diferencia del Reino del Norte, el Sur todavía tiene cosas buenas...
Bueno, al menos desde que el Norte empezó a trabajar con ángeles y titanes, ha sido difícil encontrar alimentos allá -pensó Alicia, suspirando cansada.
Caminaba entre los puestos del mercado, buscando frutas para los niños. Al revisar su bolsa, notó que el dinero casi se había acabado.
Ya no nos queda mucho... y solo me queda un Ojo de Edén para teletransportarme, pensó, mirando a los guerreros que patrullaban la zona. Los de aquí son distintos a los del Norte... más amables, más tranquilos. Los del Norte solo saben ser groseros y pervertidos.
Mientras terminaba de comprar lo último, sus pensamientos se tornaron más oscuros.
Muchos huyeron de aquel reino, buscando una vida de paz. ¿Quién iba a imaginar que el propio hijo del rey sería tan envidioso y codicioso? Esa fue la caída de ese lugar...
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Editado: 31.10.2025