Liam.
Ver a Mila así de triste me hizo mal, nunca había escuchado una historia tan traumática en una niña de diecinueve años, y menos que la viviera cuando solo tenia entre quince y dieciseis años. Me sentí impotente de no poder ayudarla, de no poder hacer que en ves de que llorara, sonriera como solo ella sabia hacer.
Llevábamos casi veinte minutos abrazados y sus sollozos eran menos, de tanto llorar le dio hipo y ahora que se estaba tranquilizando estaba comenzando a respirar de mejor manera y los hipidos fueron menos. No hablamos, no queria decirle nada y que pensara que la estaba presionando cuando no era así. Solo la ayude a refugiarse en mis brazos, le sobe la espalda en un acto cariñoso.
Mila me hacia sentir diferente, y me refiero diferente en una forma cariñosa, le tenia mucho aprecio a pesar de haberla conocido hace seis meses, sus ojos color verde me tenían cautivado, era una chica extraordinaria, la queria con todo mi ser, su belleza era única e inigualable, su piel pálida me recordaba a la leche y su cabello pelirrojo me recordaba al fuego. Solo ella podía sacar mi maldito lado cariñoso, que era muy empalagoso para mi.
-Ya estoy bien.-Hablo Camila sacándome de mis pensamientos.
-Te quiero hermosa.-Hable separandola de mi pecho y viéndola directo a sus hermosos ojos.-Te quiero y haría todo por ti, iría por ese hijo de puta y lo mataría si eso te hace estar mas tranquila, no quiero que te pase nada y te cuidare, no importa que pase, estaré ahí para ti hermosa.
-No sabes lo feliz que me haces.-Me abrazo por el cuello y me dio un pequeño beso en los labios.-Me vuelves loca.
-Y tu a mi preciosa.
Esta mujer es la mejor.
Era necesario hacer un capitulo de Liam, ustedes y yo lo sabemos.