Trataba de controlar esa pequeña rabia que llenaba mi cuerpo tan pequeño, no quería parecer tan obvio, además volvía a casa con mis papás no podía actuar como berrinchudo porque me arrancaron de los brazos del tío Mochi, aunque obviamente eso me había dejado de mal humor, eso hasta que estuvimos enfrente de mi casita no hay nada como el hogar.
Papá presiono los numeritos que estaban al lado de la puerta y como por arte de magia se abrió yo aplaudí emocionado, está puerta nunca dejaba de sorprenderme. Papá sonrío al verme feliz, queda claro que yo soy su felicidad, por supuesto.
- Estás feliz por volver con tus padres ¿eh? - había dicho papá cuando por fin cruzó la puerta conmigo en brazos, y dejó besitos en mi frente, era bien sabido que no me agradaban los alfas, pero admito que me derrito con mi papá, pero nadie tiene porqué saberlo.
Lo primero que note es que no olía como de costumbre, ahora era un aroma fuerte, uno que me hizo chillar disgustado, picaba en mi naricita.
- ¿Qué sucede cariño? - pregunto preocupado, tomándome de mis axilas para que quedáramos frente a frente.
"¿Cómo que qué sucede? Primero llego a casa y mi mami no me recibe con besos, luego siento un aroma raro que es incómodo en mi propia casita y además estoy sospechando que cambiaron la marca de mis pañales porque me pica una nalguita"
Mi papi solo me atrae denuevo a su pecho y me abraza, dando palmaditas con intención de calmarme supongo, yo simplemente aprieto mi puñito sobre su camisa y lo meto a mi boca, eso hace que me mantenga entretenido y me distraiga de todo aquello que me está causando mal humor hoy.
Caminamos dentro de la casa y papá deja mi bolso en el sofá, sollozo porque era lo único que se había impregnado del olor del tío Jimin, pero trato de despistar a papá jugando con la cadena que colgaba de su cuello, nadie debe de sospechar de mi inocencia. Nos adentramos más hasta llegar a la habitación.
Y no saben qué, mis ojitos se iluminan al ver a mi mami acostada en la cama, con aquel extraño cuadrado que usa para tomarme mis fotos y dónde chismea la vida de mis tías y tíos en su en su mano, yo me pongo muy feliz y de un momento a otro me desespero agitando mis manitas y piecitos.
"¡Mami mírame! Ya llegué, soy yo Jungkook, tu hijo, tu bebé"
Mi mami levanta su mirada y abre su boca sorprendida de verme allí, una sonrisa hermosa se cuela en su cara, y no evito carcajearme contento, estiró mis bracitos para que me tomé, siento que veo la gloria cuando ella también me estira los suyos.
- Aww, ¿estás feliz de verme - mami me toma y besa los labios de papá, en cuanto lo hace yo finjo que no veo nada y de inmediato me recuesto en su pecho.
"Te extrañe mucho mami, tus mimos, los besitos, la leche y tú aro... espera ¿dónde está tu aroma?"
Mi nariz se pasea por su cuello y su pecho, causando las risas de mis padres, pero no es gracioso para mí, ¿a dónde se fue el aroma? ¿porqué mami huele tanto a papá?
"¡¿Y PORQUÉ YA NO HUELE A MI!?"
Comenzaba desesperarme, no era un secreto que los bebés amamos el olor de los omegas, más de nuestras mamis y papis omegas, casi siempre lo graba tranquilizarme solo gracias a ella, agregando que yo mismo me encargaba de dejar algo de mí suave aroma en ella, para que supieran que era mi mami, no aceptó a otros bebés en sus brazos.
Fue cuando lo pensé, sucesos drásticos merecen medidas drásticas, así que yo mismo comencé a frotar mi cabecita sobre su cuello, tratando de minimizar el olor a alfa, que sigo sin entender cómo llegó allí.
- ¿Qué hace el engendro? - pregunto papá, seguramente burlándose de mí, mientras reía de esa manera perturbadora.
- Creo que no me gustó que me remarcaras, ¿no es así, kookie? - contesto mi mami , ¿remarcar?
- Debería irse acostumbrando entonces, porque se convirtiera en mi actividad favorita - respondió papá y casi de inmediato beso a mami como si yo no estuviera luchando fuertemente para quitar su olor con el mío escaso.
"¿Aló? ¿Se dan cuenta que estoy en medio?"
Pero ellos seguían en lo suyo y como no estaban prestandome atención, con todas mis fuerzas intenté apartar la bata de baño de mami con mi manita, se me estaba haciendo demasiado difícil, pero cuando considere que estaba bien, acerque mi boca, pero mami grito agudo, asustándome derrepente.
- ¿Qué pasó? - pregunto papá preocupado.
- ¡Me mordió!
Ambos mi dirigieron una mirada acusadoramente, yo simplemente me límite a sonreír con los únicos dos dientes que tenía, asegurándome de derretirles el corazoncito.