Me agradas pequeña, sabía que eras la indicada
Eso dijo Lee Hyori y me dejó más confundida que antes.
Caminamos hacia un edificio bastante alto y, al parecer, muy lujoso. A primera vista parecía ser todo azul con demasiados cristales en las ventanas, pero al observar mejor se notaba los tonos tornasolados cuando los rayos del sol lo tocaban y eso hacía que los cristales parecieran diamantes. En lo más alto, con letras doradas, se encontraban las siglas TIDES LEE CORP. aunque no tengo idea de qué significa.
Majestuoso, esa es la palabra que lo describe.
Siempre había pasado frente al edificio, pues es el camino que sigo hacia mi trabajo, pero jamás le había prestado atención, hasta ahora.
Antes de entrar me di cuenta que todo había vuelto a la normalidad. Las personas se movían y el tiempo volvió a correr.
Entramos y de inmediato las personas se detenían a saludar a la mujer frente a mi en cuanto la veían, pero no la miraba con miedo, sino con admiración.
–Bienvenida a mi TIDES LEE CORP. – me dijo señalando hacia todos lados — y yo querida, soy la dueña de todo lo que ves aquí
Mentiría si dijera que no me asombraba, el lugar era muy elegante, pero al mismo tiempo no se veía pretencioso, no se si me explico, dónde quiera que mirabas las personas se mostraban tranquilas, sus rostros no tenían amargura, al contrario, es como si les gustará trabajar ahí y a pesar de mi vestimenta tan inadecuada para el lugar, nadie me daba miradas de desprecio, la gente que se cruzaba conmigo me sonreía amablemente.
Seguimos hasta los elevadores y una vez adentro oprimió el último botón que decía 100.
¡100 pisos! No imagino lo horrible que debe sentirse un temblor aquí…
Cuando por fin llegamos al último piso se abrieron las puertas del elevador mostrando una puerta enorme de madera con adornos dorados en las orillas. A la derecha una señorita frente un escritorio nos observaba sonriente
–Buenos días señorita Lee – saludo la chica haciendo una reverencia. – los socios de la firma Dream Design la esperan en la sala de juntas número 2
–Muchas gracias Kate– contestó la señorita Lee– te molesto si llevas a mi nueva amiga a mi oficina por favor, no creo tardar mucho con ellos – dijo de manera sonriente y luego se dirigió hacia mi – no tardaré querida, espérame si?, Te prometo que tendrás todas las respuestas que deseas – eso último lo susurro al acercarse a mi. Después me sonrió y se dirigió al elevador de nuevo.
–Te estarás preguntando por qué se fue al elevador– pareciera que la señorita Kate me leyó la mente pues justamente eso pensaba— verás, toda esta planta es de la señorita Lee, bueno en realidad todo el edificio le pertenece, pero, específicamente este piso es por completo de ella, sígueme por favor.
Nos adentramos a lo que yo suponía era la oficina de la pelinegra, y ¡WOW! Realmente me sorprendió, parecía un departamento, solo que no tenía cama. En el fondo a la izquierda, había un enorme escritorio de madera en tonos obscuros, casi negro. También hay varios estantes que tienen demasiados libros. En el centro 4 sillones, dos de tamaño mediano y dos chicos, de cuero color negro. A la derecha un cuarto de baño y un mueble amplio que parecía ser un armario. Detrás de los sillones podían distinguirse dos puertas. Y por el tamaño del lugar no me sorprendería que fueran habitaciones con camas.
–Vaya, este lugar es increíble – dije con cara de sorpresa
–Si, lo es– mencionó Kate – la señorita Lee pasa mucho tiempo aquí, por eso todo es acogedor. Si gustas puedes sentarte, ¿puedo ofrecerte algo de tomar? – me preguntó con un gesto amable
–Amm, solo agua por favor – respondí un tanto nerviosa. Ella asintió y salió de la oficina.
Me quedé pensando entonces en lo que había ocurrido hasta ahora, tratando de armar el rompecabezas en mi cabeza pero había piezas que me faltaban y no podía descifrar este enigma. Pero de algo estaba segura, de alguna manera, la señorita Lee podía manejar el tiempo , aunque no tenía idea de cómo, ni por qué.
No sé cuánto tiempo pasó, pero de pronto la puerta se abrió y dos personas entraron, una era la señorita Lee y la otra…
–Querida ¿Esperaste mucho? – me preguntó la pelinegra y yo moví mi cabeza negando– te presento a mi asistente, Kim Hana, ella es mi mano derecha y mi mejor amiga
–Un gusto señorita Duarte. Hyori ya me habló de usted. – me extendió la mano y nos saludamos.
–Oh, por favor solo dígame Nina, me siento rara cuando me tratan con demasiada formalidad. – sonreí tratando de ser agradable
–muy bien Nina, a nosotras también deberías llamarnos informalmente, mi amiga se siente vieja cuando le muestran honoríficos – Hana se burló de Hyori tras mencionar eso y la pelinegra la miró con el ceño fruncido. Yo asentí en silenció
–De acuerdo, debemos empezar entonces, ¿te parece?– Hyori se dirigió hacia mí y asenti de nuevo – muy bien, sígueme entonces.
Caminamos hacia una de las puertas detrás de la sala, pero antes de abrirla se volteó y me miró sonriendo.
–¿Estás lista para abrir tu mente y descubrir uno de los secretos mejores guardados del universo? –pregunto Hyori