Capítulo 1: Dios griego.
—¡Mamá! ¿Podemos irnos ya? — Grité cansada de estar esperando en el carro, hacia un calor como el mismísimo infierno y llevaba por lo menos una hora en el, mis piernas y mi trasero rogaban por dejar esa posición.
—¡Ya voy, ya voy! solo estaba arreglando unas cosas en la computadora — Contestó mientras trataba de bajar las escaleras con tacones negros y un vestido demasiado elegante.
—¿A donde vas? — fruncí el ceño mientras tomaba mi celular y lo guardaba en la bolsa trasera de mi pantalón.
—Después de comprar los boletos, tengo una junta de trabajo, ¿Me veo bien? —Dió media vuelta para que la examina y rodé los ojos.
—Mamá, trabajas demasiado, deberías descansar al menos un día — Abrí la puerta del coche para contestar.
—Lo se, lo se, para eso estamos comprando los boletos, ¿Que No? — Se subió en el coche y bajo el espejo arriba de su asiento para aplicarse un poco de labial.
—Si, como sea, vamonos de una vez — Abroché mi cinturón y bajé el vidrio una vez que mi madre prendió el coche.
Prendí la radio mientras pasaban canciones y tarareaba una que otra que conociera.
Cuando llegamos bajé del carro y puse mi rubio cabello detrás de mi oreja, a veces resultaba muy molesto. Tomé mi celular y mandé un mensaje a Adam, mi mejor amigo, diciendo que lo vería en cuanto llegara a mi casa.
Mi mamá venía tratando de caminar con los tacones.
—Malditos tacones, debí ponerme tenis — Dijo gruñendo, Reí y me fulminó con la mirada — Ríe todo lo que quieras, algún día tomaré mi venganza.
—No me gustan los tacones, los considero incómodos y no los necesito — Contesté encogiéndome de hombros.
—Eso dices ahora, pero después, te veré luchando con ellos mientras caminas como "Bambi"
Le saqué la lengua infantilmente y ella rodó los ojos mientras seguíamos caminando dentro del enorme edificio gris, di pequeños saltos como niña pequeña y entre caminando mas rápido dejando a mi madre atrás.
—¡Alex espera, no te olvides de mi! —Gritó desde atrás y sonreí negando con la cabeza.
—Apresúrate, "Bambi" —Dije con tono de burla y ella solo achicó los ojos mirándome mal.
Cuando llegó a mi lado suspirando de alivio de no haber caído, tomé su mano jalandola un poco mientras la llevaba un poco apresurada a el mostrador, donde una chica de alrededor de veinte años sonreía a nuestra dirección.
—Eres muy lenta, ¿Lo sabias? —Me quejé al ver cómo jadeaba cansada.
—Una palabra mas y estarás castigada Alexandra —Dijo haciendo reír a la chica del mostrador.
—Ajá, Como sea — Me dió una mirada amenazadora y luego le sonrió a la chica del mostrador.
Bipolaridad...
—Hola, ¿Me podrías enseñar los precios a New York? Por favor—Se inclinó un poco en el mostrador tratando de observar lo que la chica escribía en la computadora.
—Claro, ¿Para cuantas personas? —Preguntó amablemente mientras seguía tecleando en la computadora.
-Cuatro—Contestó mi madre contando con los dedos.
—Claro, Tengo un vuelo para este viernes, Saldría a las 6 de la mañana, Incluye comidas y bebidas, El costo seria de quinientos dólares—Retiro la mirada de la computadora para observar la a nosotras.
—¿Este viernes? No lo se, ¿No tienes otro para mas tiempo? —Se mordió una uña mientras seguía viendo la computadora.
—Claro, Uhm, Tengo este de seiscientos dolares, sería dentro de un mes, el día sábado, su vuelo saldría a las cinco de la mañana, incluye igualmente comidas y bebidas—Terminó de leer la página y nos sonrío alegremente.
—Si, Ese —Asintió mi mamá mostrando su típica sonrisa de comercial de colgante.
—Perfecto, ¿Gusta pagar de una vez? Si paga ahora serían quinientos noventa dólares en lugar de seiscientos.
—Cuanto descuento —Me susurró burlona mientras sacaba de su monedero el dinero entregándoselo a la chica, ella lo tomó con una sonrisa y lo puso en una caja color plateada.
—Ya están sus boletos, Podrían pasar por ellos mañana a partir las cuatro de la tarde, Cualquier cambio o devolución sería antes del próximo viernes y costaría veinte dolares dólares—Nos entregó un ticket firmado por ella y sonrío nuevamente.
—Si, Está bien —Dijo volviendo a sonreír.
Parecía una competencia de sonrisas, ¿Como no les dolían las mejillas?
Después de que mi Mamá tratara de caminar por todo el edificio y casi caer más de seis veces cuando bajamos las escaleras pudimos llegar al estacionamiento, Pagó el boleto del estacionamiento y se dió media vuelta sonriendo, su sonrisa cayó cuando observo las escaleras que nos faltaban, soltó un gruñido y se abrazo, literalmente, de la pared de a lado, traté de no reír mientras veía como su cara cambiaba de concentración a angustia.
Bajé las escaleras brincando de dos en dos, ¡Para eso existen los tenis!
—Ya, vámonos - Me quejé y me fulminó con la mirada y fuimos al carro.
—Juro que algún día los voy a quemar — Gruñó y se los quitó.
—¡Eww, Que asco! ¡Ponte los zapatos! — Pellizqué mi nariz y bajé totalmente el vidrio.
—Alexandra, Una palabra mas y te daré en adopción, y creeme que no lo pensaré mas de una vez.
—Me haz amenazado con eso desde que tengo memoria —Rodeé los ojos aún con la nariz entre mis manos.
—Algún día lo cumpliré—Se puso los lentes de sol y prendió el auto.
—Si, claro—Respondí poniéndome el cinturón de seguridad.
Después de estar en un largo, laargo camino de regaños, risas y chistes malos por parte de mi madre por fin llegamos a casa, bajé del carro y le mandé de nuevo un mensaje a Adam, diciendo que había llegado, entre y me fuí directo a mi casa, saludé a mi perrita Mía y me tumbé en la enorme cama.
Mi celular vibró y lo saqué de mi bolsillo.
Adam: llego en cinco minutos.