Bad boy, Good lips.

o n c e

capítulo 11: Fiestas y...al parecer no soy invisible

** 3ra persona**

Parte 2

Con su moño mal hecho y su ropa casual un poco manchada de algún tipo de alcohol, y rodeada de adolescentes con hormonas alborotadas, olor sudor y alcohol por todas partes decidió ir primero a la barra ¿Quién tenía el control en la barra? Podría estar como animales peleando por una botella de alcohol y ella no lo sabría.

Como pudo, empujando y gruñendo un poco a las personas para que la dejaran pasar por fin pudo llegar hasta donde su hermano había señalado anteriormente donde se encontrarían las bebidas alcohólicas.

Soltó un pequeño grito al ver que su pesadilla se había vuelto realidad. Todos estaban como animales peleando por una botella de alcohol. Soltó un chillido más agudo de lo que tenía planeado y hasta ella misma se sorprendió.

Esta era su casa y no iba a permitirles que la destrozaran.

Oh no, sobre su cadáver.

Empujo a todos con una fuerza que ni ella misma sabía de donde había sacado, tal vez era la furia, la adrenalina, o simplemente suerte. llego atrás de la barra y tomó todas las botellas y las dejó detrás de su delicado cuerpo.

Nunca había servido tragos, pero, para algo le servirían tantos libros y películas a la media noche, ¿No?

Se subió a una silla para estar más alta que la mayoría de los presentes, tomó las botellas y las elevó para empezar a hablar.

-¡Muy bien! ¡Quiero que hagan una fila y, ¡Ay, mierda!- no la dejaron terminar y tomaron su diminuto cuerpo cargándola fuera de la casa, ¡Su propia casa! - ¡Déjenme en paz hijos de Marcie y Snow! ¡Mundanos!- Gritaba la chica a todo pulmón, pero, 1) A penas y se oían sus gritos bajo la fuerte música 2) Ellos no entendían ni entenderían sus insultos literarios.

Cumpliendo los deseos de la chica la bajaron al frío concreto a fueras de su casa. Oscurecía y solo tenía una blusa de manga corta, una brisca de aire helado llegó haciendo que se estremeciera y se abrazara a si misma.

Nunca debió de quitarse el sweater de Collin...

Lanzó patadas al aire frustrada, no solo la habían llevado en contra de su voluntad y fuera de la casa, ¡Su casa!, ¡Su propia casa!

Una idea se le cruzó por la cabeza, tomo su bolsillo trasero y maldijo al no encontrar su celular, era viejo y no funcionaba correctamente, pero de algo le serviría.

No podía llamar a la policía, metería a su madre y hermanos en muchos problemas, se sentó y su trasero quedó helado en unos cuantos segundos, pero podía superar eso.

Después de unos minutos en los que ya no estaba sentada, se encontraba sentada con las piernas apuntando al cielo - adoraba los Jeans- se le ocurrió una idea magnífica, se felicito a si misma y salio como alma que lleva el diablo en dirección a una casa que conocía a la perfección, la casa de los Clark.

Después de correr unos cuentos metros su mejillas estaban heladas y levemente sonrojadas, su cabello rubio apuntaba a todas direcciones al deshacerse su moño hace un buen rato.

Tocó desesperada la puerta y espero impaciente mientras golpeaba su pié contra el concreto.

La puerta por fin abrió y Alex tomó la molestia de entrar sin apuro alguno, interrumpiendo todo comenzó a hablar mientras daba círculos con la cabeza agachada.

-De verdad necesito su Ayuda - Comenzó la chica desesperada- Mis estúpidos hermanos hicieron una fiesta en la cual quise poner orden pero esos Muggles hijos de Snow me sacaron de mi propia casa, ¡¿Puedes creerlo?! ¡Mi casa! En fin, necesito que me ayuden para entrar y- Hablo sin parar para respirar y paró en seco cuando levantó la mirada.- Señora Clark, yo-yo lo siento, uhm, buscaba a Connor, Collin o hasta a Cole, no-no la esperaba aquí- Sonrío totalmente sonrojada, ¿De que frío era el que estábamos hablando anteriormente? La pobre chica estaba hirviendo en vergüenza.

-Oh, descuida cariño, llamaré a mi hijos. - Su voz era dulce, tanto que pensó que le daría diabetes de tan solo escucharla una vez más. La señora se veía de unos cincuenta y tantos, cabello rubio y canoso bajo la barbilla, era delgada y alta con hermosas curvas. Sus ojos eran igual a los de Connor. Azules como el agua cristalina. Subió unos cuantos escalones y llamó a sus hijos. -¡Connor, Collin, Cole! ¡Una chica linda los está buscando!-Alex se sonrojó más si eso era posible.

Collin bajo corriendo mientras se ponía una playera. Tenía un brillo de confusión en sus ojos, pero finalmente sonrío.

-Hola preciosa- Collin tomó la mano de Alex lista para darle un beso pero una voz los detuvo.

- No te atrevas- Alex se estremeció.

Cole.

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