Baila para mi

Capítulo 5

Tuve que pedirle permiso a Ian para ausentarme una semana completa. Sinceramente me estaba arrepintiendo de todo esto, me parece una locura lo que estoy haciendo.

—No sé si sea buena idea—Le digo a Amanda quien me ayuda a hacer la maleta.

—No te preocupes, todo va a salir bien—

— ¿Las niñas? No puedo dejarlas tanto tiempo—Digo.

—Las niñas van a estar bien, van a estar conmigo y mi madre—

—No lo sé Amanda, esto es una locura — Empiezo a mordisquear las uñas y recibo una palmada de parte de Amanda — ¡Oye! Eso dolió—

—Deja de comerte las uñas que no vas a tener para rasguñar su espalda— Dice con diversión.

—Deja de decir esas cosas— Escondo mi rostro en una de mis almohadas.

—Y tú deja de lamentarte, todo va a salir bien—

Mi amiga me ayuda a terminar de empacar, la verdad es que no sabía dónde íbamos a ir, solo sé que estaba lejos de la ciudad a unas dos o tres horas en auto.

Me despido de mis hermanas y de Cristina que es como una madre para mí. Le dije la verdad que me iba de viaje con un chico, ella se emocionó y me dijo que cuidaría de mis hermanas, que disfrutara. Tuve que omitir que él estaba comprometido, Amanda exagero un poco, dijo que él era mi novio y que las niñas ya lo conocían. Que cuando volviéramos de viaje se lo presentaría.

Bajé las escaleras junto con mi amiga. Al llegar mi corazón se detuvo al verlo apoyado junto a la puerta con una hermosa sonrisa y sus brazos cruzados sobre su pecho.

— ¿Aún estás arrepentida?— Susurra Amanda en mi oído.

Alán tiene su cabello revuelto como si hubiera pasado su mano varias veces despeinándolo, luce con una camisa blanca y una chaqueta de cuero, unos jeen desgastados negros y unas botas. Luce rebelde y súper atractivo.

—No. Ya no—Sonrió y se me acercó.

Alán de inmediato saluda con un beso en la mejilla a Amanda y luego viene donde estoy dándome un tierno beso en mis labios. Toma mi maleta y la mete en el maletero, abre la puerta del copiloto y se inclina como si fuera un chofer. Sonrió y entró al auto aspirando su aroma. Huele a él, Alan no demora en dar la vuelta y entrar al automóvil.

—Pórtense mal para que la pasen rico— Dice mi amiga inclinándose en la ventanilla para que la escuchemos.

—Yo no haré nada de lo que ella no quiera— Dice Alán tomando mi mano y dando un pequeño beso en el dorso haciendo que mi corazón late deprisa.

—Ahh. Qué lindo — Escucho a mi amiga, pero yo ni siquiera la miro, sigo embobada viendo la hermosa sonrisa de Alán —Cuídala—.

—Con mi vida—Dice Alán.

—Nos vemos—Mi amiga me da un beso y Alán arranca el auto.

Por el camino sentía mi corazón agitado y como si miles de mariposas estuvieran revoloteando dentro de mi estómago. Alán puso música suavemente mientras me hablaba de cosas que yo no prestaba atención, solo lo veía mover sus labios y cómo sonreía de vez en cuando. Empecé a observar detenidamente mientras me hablaba, estudiando cada uno de sus rasgos, el color de sus ojos, su nariz y sus labios delgados que lucían con ganas de ser devorados.

Llegamos a una hermosa casa de playa, desde acá podía oler al mar. Al bajar, Alán tomó mi mano y ambos entramos a la cabaña, era pequeña pero modesta y hermoso decorado vintage. Recorrimos el lugar mostrando una sala con chimenea, cocina compartiendo con el comedor, tres habitaciones y cada habitación con baño privado. También había un baño de invitados en el corredor y lo que más me gustó fue salir a la parte trasera. Una hermosa terraza y al fondo la extensión del mar. Hermoso.

—Esto es hermoso—

— ¿Te gusta?—

— ¡Estás loco! Este lugar es increíble — Quito mis zapatos y medias y caminó hasta salir de la terraza de madera y toco la arena con mis pies haciendo que se hundan en ella.

—Entonces si te gusta — Afirma y yo asiento — Cuando quieras podemos venir—.

—Me encantaría traer a las niñas— Susurro con nostalgia imaginando a mis hermanas correr por la playa.

—Podemos traerlas cuando quieras— Dice y siento como envuelve sus manos desde atrás y me abraza.

—Muy pronto te casarás— digo con nostalgia —Y no podremos volvernos a ver—.

— ¿Por qué? Sabes que mi matrimonio no es real—

—Es real porque te estás casando ante la ley—Digo separándo de su cuerpo —Después de que se acabe esta semana tu y yo no nos volveremos a ver— Un nudo se siente en mi garganta al decir eso.

—No…­— Pongo mi dedo en sus labios silenciando...

—Por favor, prométeme que después de esta semana no volverás a buscarme—Mis ojos se llenan de lágrimas —Prométemelo— Niega con la cabeza aun con mi dedo en su boca —Si no lo haces, tomaré mi maleta y me iré por mí misma—Cierra los ojos y asiente sin decir una palabra.

Alán toma mi mano y camina hasta la orilla de la playa donde las olas llegan.

— ¿Qué haces?—Grito cuando me cargó en sus brazos. — ¡No!— Alán ríe y corre por la playa y se mete con ropa junto conmigo hasta que ambos terminamos completamente empapados—Eres…— De nuevo mis palabras se pierden cuando toma mi rostro entre sus manos y me besa primero despacio como si se tomara su tiempo hasta que poco a poco el beso se va tornando desesperado.

Alán me carga para salir, no dice nada, solo me besa y me cuesta sobre la arena atrapando mi cuerpo con el suyo. Rodeo mis manos sobre su cabello y lo jaló más hacia mí, gruñe y deja de besarme para besar mi mentón y de un momento a otro una ola golpea contra nosotros haciendo que la arena se pegue a nosotros. Alán se separa y empieza a escupir.

Levanto mi rostro y observo a Alán lleno de arena en su boca y suelto una fuerte carcajada que es interrumpida por otra ola que me hace tragar agua y arena. Alán ríe al verme toser y escupir el agua y la arena y de un momento a otro ambos empezamos una guerra donde tomábamos bolas de arena y nos la tiramos como si fuera bolas de nieve.



#2379 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romance, drama

Editado: 27.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.