[…] Él jamás la dejo trabajar, solo se quedaba en la casa. Las labores del hogar era un setenta por ciento hechas por mi padre. Aún en esas dificultades él la trataba lo mejor que podía. Pasaron años, viviendo a las justas. Aun así no hubo fin de semana que mi madre no recibiera una rosa roja. Como ya mencioné ella era su todo. Amaba todo lo que provenía de ella, por lo que fuimos muy amados por mi padre. Luego de unos años nací yo. Cuando cumplí los tres años empezaron las discusiones, según mi hermano yo no lo recuerdo […]
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Editado: 02.09.2018