[…] Vivió al límite, era algo paranoico. Un día cuando mi padre nos fue a recoger la vimos salir del pequeño apartamento con sus maletas. Y le dijo que estaba embarazada, pero no era de él. Se iba a ir con el padre de su nuevo hijo. ¿Peleo para quedarse con nosotros? No. ―se me escapa una lágrima, la limpio y apoyo mi cabeza en Rachel. Tomo otro sorbo de cerveza y prosigo― Dijo: “Quédatelos” como si fuéramos mercancía usada. Se dio la vuelta y se fue. Mi padre corrió detrás de ella, le rogó, le suplicó que no lo abandonara […]
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Editado: 02.09.2018