Reviso y es cierto. A los costados, del grosor de tres milímetros se puede leer: “El sicario fue su camarada”
Algo muy significativo para los dos. Solo nosotros lo entenderíamos.
― Bien, pero admite que el mío es mejor ― digo resuelto ― con eso me llevo a cualquiera a la cama
― Bueno, eso sí ― dice y me abraza mientras que con sumo cuidado guarda la invitación en su cartera.
Ya pasó una semana. Solo falta una para regresar.
Rachel no quiere decirme donde está, yo tampoco le digo.
Estoy en Nevada.
Me siento algo abandonado y triste.
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Editado: 02.09.2018