Bailando Bajo La Lluvia

Capítulo 1

CLARA D'AMICO 

 

Las gotas de lluvia caían y resbalaban por fuera del auto mientras hacían el camino de la casa al instituto. Clara miraba por la ventana como el cielo lloraba y preguntó qué podía estar sucediendo en ese momento para que este llorara de una manera inconsolable, a pesar de tener la calefacción ella sentía como el frío de afuera le helaba los huesos.

—Llegamos, cariño —le avisó Hugo con afecto.

—Gracias, pa', nos vemos después —se bajó del auto con un paraguas en la mano cubriéndose de la tormenta.

Al entrar a la instalación no fue a su aula tenía muchas cosas en la cabeza para ponerse a pensar en lo que hacía, no quería calentarse la cabeza con los problemas del profesor de álgebra. Se dirijo a un espacio abierto por un corredor bastante amplio para después doblar su derecha, se quedó parada antes de salir del espacio techado con cristal, sacó una cajetilla de cigarros y un encendedor, se llevó un cigarrillo a la boca después de haberlo encendido y dio una calada, mantuvo el humo unos segundos para después ser expulsado y así sucesivamente hasta que el producto se acabara.

—Lo siento, señor Anderson no puedo dejarlo pasar, las clases ya han comenzado —escucho la voz Mirna la señora de vigilancia, al oír esto se encaminó a pasos sordos hacia donde la mujer de estatura pequeña y un chico alto hablaban.

—Pero señora solo déjame pasar le aseguro que no entraré a la clase que me toca, pero deje que entre a la siguientes, por favor —suplicó el chico que parecía estar algo mojado por la lluvia.

—Lo lamento mucho, pero no...

—Déjelo pasar, Mirna —habló Clara interfiriendo de una manera autoritaria.

—Señorita D'amico ¿qué no debería estará en clases? —la reprendió

—Debería, pero tengo suficientes problemas para intentar resolver los que el profesor de álgebra nos manda de tarea, cambiando de tema déjelo pasar me encargaré de él. 

—Donde la dirección se entere me pondrán de patitas en la calle, señorita por eso no puedo permitirle el paso al señor Anderson.

—Mirna, no hay cámaras ¿cómo podrían saberlo sin no tienen ojos?

—Eso es lo que usted piensa —bajo la cabeza susurrando. 

—De tenerlas escondidas su equipo de seguridad debería encargarse de ellas ¿no es así? —la encaró. 

—Sí, señorita.

—Entonces puede ocuparse y eliminar o editar el video de seguridad, ya sabe qué hacer y vuelvo a repetir déjelo pasar —sus ojos se posaron en la mirada de la mujer dándole una advertencia.

—Con su permiso señor Anderson, señorita D'amico —el chico quedó fascinado con lo que acababa de ocurrir frente a sus ojos, no podía hablar, las palabras se le habían esfumado y su mente había quedado en blanco.

—Gra... gracias —titubeo, ella se limitó a asentir para después volver por donde había aparecido y sacar un nuevo cigarrillo, al chico le sorprendió ver esto ¿cómo ella podría estar fumando si su cara aparentaba no romper ni un plato—¿Sabías que fumar es malo para tu salud, específicamente para tus pulmones?

Ella rió sin gracia por lo dicho.

— ¿A ti alguna vez te dijeron que no deberías meter en lo que no te incumbe?

—Si...pero la sociedad se mete mucho en la vida de las personas y pensé que una más no haría mucho cambio —se encogió en hombros. 

—Escucha, la sociedad se mete en la vida de otros porque la suya no tiene nada de interés, no deberías intentar ser como ellos. Podrías estar metiéndote con algo que no sabrás cómo lidiar.

—Lo siento —se apeno, ella tenía razón. 

— ¿Cuál es tu siguiente clase? 

—Química.

—Ugh, me toca la misma —miro el reloj de una de las paredes y volvió su mirada al chico— Aún faltan quince minutos y el aula está en la otra ala así que si empezamos a caminar llegaremos con cuatro minutos de sobra.

—¿Hacia la derecha o izquierda?

—Izquierda —indicó caminando. 

—Lo siento aún no conozco mucho de las instalaciones —volvió a apenarse. 

—¿Por qué no esperaste al próximo año para trasladarte?

—Si entre cuando las clases iniciaron este año.

—Entonces, ¿cómo es que no te sabes la estrategia para entrar sin ser visto? ¡Es algo que todo estudiante de esta institución sabe y debe aprender! —exclamó. 

—Lo siento.

—Deja de decir lo siento cuando no tienes nada porque hacerlo.

—Yo... lo...

—No digas lo siento.

—Está bien, dejaré de hacerlo.

El chico sabía el nombre de ella, no podía sacarlo de su cabeza, desde el primer día en el que había cruzado la entrada los chicos de bioquímica le habían advertido sobre Clara D'amico la joven que llevaba dos años en esa universidad y nadie sabía algo sobre ella si conocían su nombre completo era mucho para ellos, su familia no existía en la institución, según Carlos, su compañero de robótica, un chico había intentado hackear a la computadora donde estaban los registros de cada alumno y maestro, lo logró, pero al meterse al sistema no encontró nada por supuesto ella aparecía con sólo sus notas y especialidades nada más, era extraño por qué la institución no tenía el registro completo de Clara era un misterio para toda persona.

—Llegamos, Anderson —la voz de Clara lo sacó de sus pensamientos.

—Gracias por avisarme.

—Ajá —no le tomo importancia. 

— ¿Por qué eres tan seca y cortante?

—No te interesa saber —contestó irritada. 

—Si no me interesara no preguntara.

—Touché —no habló más y se sentó contra la pared del aula estirando sus piernas dejando su bulto a su lado izquierdo.

—¿Y? ¿No piensas responder?

—Na'

—Que grosera —demandó frunciendo el ceño. 

—¿Perdón? Simplemente no quiero responder la pregunta de porque soy tan borde, así que ¡cállate y siéntate! —soltó un gruñido tomando su bulto para empezar a buscar sus auriculares y conectarlos al celular, una vez hecho esto empezó a sonar una canción que él no lograba reconocer, el sonido se escuchaba muy fuerte hasta el punto en el que entendía la letra.




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