Bailando Bajo La Lluvia

Capítulo 2

DE NADA 
 

Hacía media hora que las clases habían concluido, pero Bruno seguía ahí con la lluvia arreciando y disminuía cada ciertos minutos que pasaban, a la espera de que Clara saliera para que le diera una explicación de su mirada en la hora del desayuno, estaba frustrado y empapado, se preguntaba a qué hora la joven se dignaría a salir, aunque le pasó por la cabeza la idea de que el rumor ese en el que Clara les hacía favores a los deportistas no era una completa mentira por el hecho de que ellos tampoco habían salido de la institución. 
 


Bruno se quedó unos minutos más hasta que se cansó de esperar bajo la lluvia casi extinta en ese momento para luego darse la vuelta y encaminarse a la parada de buses porque su padre le había quitado su vehículo. Antes de seguir avanzando una risa femenina y varias masculinas le hicieron detener, al darse la vuelta otra vez vio a los deportistas y Clara remojados de pies a cabeza, su ropa tenía manchas de barro, pero todos con una sonrisa en el rostro por lo que decía un muchacho de cabello corto castaño, de manera rápida se escondió detrás de un arbusto no muy frondoso. Se despidieron de algunos chicos del equipo hasta que solo quedaron Clara, Will y dos chicos más quienes tenían aspectos similares.

—¿Saben que si papá nos ve llegar de esta manera nos matará, cierto? —habló el joven más bajo, pero pocos centímetros más alto que Clara, de cabello castaño, complexión delgada por el deporte que hacían y ojos verdes señalando su atuendo. El escuchar "papá" hizo que Bruno frunciera el ceño al no entender de qué estaba hablando.

—Por suerte para ustedes traje ropa extra por si esto llegaba a suceder —esta vez fue Clara quien hablo, pero la sonrisa que tenía antes se había desvanecido.

—¿Dónde está? —preguntó Will con las manos en la cintura.

—En mi... casillero —se llevó la mano a la frente dándose un golpe no muy duro.

—Eres genial, Clara —hablo sarcástico el muchacho de la misma estatura que Will cabello castaño claro, ojos verdes limón con pequeños toques azul y de la misma complexión delgada que el otro chico.

—Oh cállate, Fernando que de no haber sido por ti y tus juegos no estaríamos empapados y sucios —le echó en cara. 

—Cálmate, cereza, recuerda que solo tenemos que saltar la barda, ir al casillero, cambiarnos en los baños del campo y salir por donde vinimos, ¡es pan comido! y si nos atrapan tu podrías negociar eso —abrazo a Clara por los hombros y me guiño es el ojo.

—No puedo —habló entre dientes con notoria molestia.

—¿Qué? ¿Por qué? —su respuesta lo tomo desprevenido.

—Esta mañana ayude a un chico a entrar porque Mirna no lo dejaba pasar después de hacer "eso" ella me delató con la dirección y como era de esperar me dieron un castigo —rodó los ojos.

 Por eso que estaba con la directora —se dijo Bruno, según él en un susurro, aunque al parecer lo suficiente alto para que cuatro personas lo escucharan y se acercaran a su lugar de escondite.

—¿Qué demonios haces detrás de un arbusto? —el llamado de atención de parte de la voz de Clara hizo que el chico diera un pequeño salto— ¿Acaso nos estabas espiando? —reclamo grotesca.

—¿Que? Por supuesto que no, ¿por qué haría algo así? —salió descubierto de su escondite.

—Para crear más chismes ¿será? — hablo Will de brazos cruzados y alzando una ceja.

—Será mejor que te vayas, Anderson..., es una orden —lo miro molesta.  

—¿Por qué? Estoy en todo mi derecho quedarme aquí, además de que es vía pública.

—¡Bien! Entonces quédate aquí, ¡pero no molestes! —rugió con furia.

—Clara respira, ven vamos a buscar la ropa seca —intentó calmarla Fernando poniendo una mano sobre su hombro.

—¡No, vayan ustedes, me largó! —camino en dirección a los árboles. 

—Clar... —la llamó el otro chico.

—¡Déjame, Stefan! —sin decir una palabra más salió corriendo hasta que la lluvia les impidió verla hacia dónde se dirigía.

—¡Mierda, mierda, mierda! ¿Y ahora qué? —maldijo Anderson llevándose las manos a la cabeza.

—Nada, hay que esperar a que regrese a casa —respondió con simples el tal aludido Fernando.

—¿Como que van a esperar a que regrese a su casa? —espeto Bruno en su dirección.

—Mejor guardar silencio, de no haber sido por ti ella estaría aquí con nosotros —reprochó Will.

—¿Por qué tenías que estar aquí? —dijo el chico llamado Stefan, el único que no estaba enojado.

— Quería pedirle una explicación de su mirada en el desayuno y su visita a dirección —explicó apenado.

—¿Solo porque te miro le vas a reclamar? Eres patético, Anderson —se burló con una sonrisa el rubio de Will. 

—La llamaron a dirección porque Mirna la delató, dijo algo sobre un chico.

—¡Yo soy ese chico! —expuso señalándose.

—Así que fue a ti a quien ayudó —Will le mostró una sonrisa ladina. 

—Si ¿algún problema con eso?

—Clar es incapaz de ayudar alguien que crea chismes sobre ella.

—Nunca le he creado un chisme —les informo serio.  

—Pero de seguro tus amiguitos ya te contaron lo que se dice por los corredores de ella, ¿no es cierto?

—Sí, ya algo me han dicho.

—Espero por tu bien y no se te ocurra abrir la bocota que tienes —se acercó a él con paso fuerte. 

—¿Es una amenaza o una advertencia, Will?

—Es un consejo o puedes tomarlo como quieras, nos vemos luego chicos —dicho esto se retiró al estacionamiento donde sólo quedaba un auto.

—Bien, nos quedamos sin Clara, sin ropa seca y ahora sin Will, pero ganamos un castigo, bien or nosotros —dijo sarcástico el menor de los tres. 

—No te quejes, Stefan pudo haber sido peor.

—Bueno ahí te ves, Anderson —se despidió Stefan— ¿Vamos, hermano? —se dirijo a Fernando.

—Luego te alcanzo, tengo que hacer unos pendientes —le aviso. 

—¿Con esta lluvia de estado bipolar? —el chico dudaba que pudiera hacer algo por cómo estaba el clima. 




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